La innovación está en el ADN de Farmasierra. De hecho, representa uno de nuestros cuatro pilares, junto a la manufactura, la distribución, y la comercialización de nuestros propios productos. Es decir, que la innovación para nosotros representa una de nuestras cuatro áreas de negocio. Sin embargo, el concepto de innovación en ocasiones va envuelto en un halo de misticismo que impide ver la realidad de lo que significa.
Cuando se presenta un nuevo modelo de vehículo innovador no quiere decir que se trate de un avión que va bajo tierra o un barco que vuela. La innovación en estos casos significa que se ha encontrado una nueva forma más eficiente de que cumpla con su función, un nuevo diseño que permite desarrollar nuevas prestaciones o una manera más sostenible de desarrollo.
En la industria farmacéutica, desde hace años, cuando hablamos de este tipo de innovación hablamos de innovación incremental.
En Farmasierra llevamos años desarrollando todo tipo de innovación, por una parte, nuevas moléculas, nuevas cepas de probióticos… Pero también nuevas formas de administración y uso de productos ya conocidos.
Por ejemplo, en cuanto a los antiinflamatorios no esteroideos, todos sabemos que su consumo debe ser moderado ya que puede provocar molestias y daños en el estómago, especialmente en pacientes con antecedentes de úlceras o colon irritable. Así, con el objetivo de aliviar dolores locales ocasionados por golpes o contusiones, nos decidimos a desarrollar un antiinflamatorio en roll-on.
Con esta forma de innovar, mejoramos la experiencia del paciente, tenemos en cuenta la usabilidad del producto (no mancha las manos como las cremas, algo que muchos pacientes evitan), tratamos el dolor de forma local y reducimos el consumo general de antiinflamatorios por vía oral.
Del mismo modo, cuando investigamos otras moléculas, como la vitamina D, lo hacemos pensando en cómo podemos mejorar el producto. El resultado fue estabilizar esta molécula en comprimidos (en la mayor parte de los casos se presenta en una solución oleosa) logrando, además, según pruebas de laboratorio, que esta molécula se mantenga estable a lo largo de toda la vida útil del producto. De esta forma podemos garantizar que las unidades que consume el paciente que lo necesita son las unidades que recibe su organismo.
En este sentido, para nosotros la innovación está íntimamente vinculada a la calidad, la seguridad y a la experiencia del propio paciente. Es decir, una innovación pensada no solo por el hecho de descubrir, sino con la intención de mejorar, reducir el consumo de medicamentos innecesarios y garantizar la vida útil de los productos. Así, cuando hablamos de sostenibilidad añadimos un nuevo ingrediente a la ecuación: la sostenibilidad del propio organismo.
Más allá de eso, si hablamos de medio ambiente en general, en nuestras instalaciones de San Sebastián de los Reyes, cada día trabajamos por fabricar tanto nuestros propios productos como los que elaboramos para terceros de la forma más eficiente, segura y limpia posible.
Recientemente hemos incorporado placas fotovoltaicas que reducen nuestro consumo eléctrico, pero también incorporamos nueva maquinaria que nos va a permitir ofrecer (siempre que el producto lo permita) nuevas formas de envasado que evitan el uso de plásticos.
Por todo ello, desde Farmasierra podemos decir que innovamos no solo para crecer, innovamos para mejorar poniendo por encima de todo la seguridad del paciente y el futuro del medio ambiente.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Innovación Sostenible.