El Teatro Real acogió el pasado 21 de noviembre la quinta edición de RADARSERES, uno de los principales foros de referencia dedicados a la labor social de las empresas. En esta ocasión, la Fundación SERES, organizadora del evento, quiso poner el foco en las compañías responsables e innovadoras, “motor de cambio de la nueva era del impacto social”.
En este nuevo tiempo que se abre, el compromiso social ya no es una opción para las empresas, sino un factor ineludible y determinante para su buena marcha. En palabras de Ana Sainz, Directora General de Fundación SERES: “apostar por la S de lo social como herramienta clave para el negocio exige inversión, visión a largo plazo y también valentía, pero impulsa compañías sanas, duraderas y con futuro”.
Sobre todo lo que dio de sí el encuentro, y de los nuevos caminos por los que va a transitar este compromiso social de las empresas, tuvimos la oportunidad de conversar con Fernando Ruiz, Presidente de la Fundación SERES, a quien agradecemos el tiempo y el esfuerzo que dedicó a la siguiente entrevista.
El título de este evento es “Impacto Social para una nueva era”. ¿Hacia dónde vamos, cómo va a ser esta nueva era?
El compromiso social es un factor decisivo. Sabemos que el papel de la empresa en este sentido ha evolucionado a lo largo del tiempo. Hasta hace unos años no era un tema tan presente entre las prioridades de la dirección de las empresas como lo es en la actualidad. Sin embargo, el salto cualitativo se ha producido a partir de la pandemia, que ha demandado una acción relevante por parte de todos los actores y las empresas han realizado un gran esfuerzo en este sentido. Por otro lado, la propia sociedad ha demandado este compromiso de forma permanente. Es evidente que ha llegado para quedarse y no es una opción. La asunción por parte de las empresas del compromiso social y sus estrategias está cada vez más patente en la agenda de los empresarios.
¿Cuál va a ser el papel de la empresa en este cambio social?
Los problemas sociales a los que nos enfrentamos exigen la intervención de todos los actores sociales y las empresas han demostrado que son una pieza fundamental para apoyar ese cambio e implementar nuevos modelos.
La conexión de lo social con lo económico ha sido uno de los objetivos de Fundación SERES en los últimos 14 años, porque conseguir rentabilidad y estar comprometido socialmente es posible y es la manera de transformar la realidad empresarial y alcanzar una sociedad mejor. Nuestro empeño se ha centrado en gran medida en consolidar un tipo de liderazgo de empresas más humanas, capaces de transformar la realidad empresarial y lograr una sociedad mejor. La empresa tiene un papel activo y esencial. Por eso creemos que en los asuntos ESG cada vez lo social adquiere más peso, con las personas en el centro.
Lo hemos comprobado un año más gracias a los cuatro ganadores de la última edición de los Premios SERES celebrada el pasado 21 de noviembre (y los casi 120 candidatos), que abordan cuatro desafíos sociales distintos y que lo hacen conjugando el impacto social con el valor económico.
Campus 42 de Telefónica: desde 1998 Fundación Telefónica promueve proyectos con alma digital para lograr una sociedad más justa e inclusiva. En la creencia de que la digitalización es la herramienta clave para avanzar hacia ese futuro juntos, busca impulsar el desarrollo digital inclusivo de toda la sociedad y dotar a las personas de las habilidades digitales necesarias para desplegar todo su potencial. A través de soluciones innovadoras, trabaja para dar respuesta a tres grandes retos sociales: la empleabilidad, la educación y la vulnerabilidad social y digital. 42 Madrid es mucho más que un campus de programación. Es una academia de valores, de actitud y de aprendizaje de hard y soft skills.
Programa Compromiso Senior de Caixabank: Una iniciativa vinculada al compromiso con la atención a mayores, como segmento de negocio de gran valor para el banco. En España hay 9 millones de mayores de 65 años (19% de la población). Caixabank cuenta con más de 4 millones de clientes de más de 65 años, y es líder en penetración: cuota del 44%, y una cuota del 34,2% de pensiones domiciliadas. De esta manera Caixabank es la primera entidad de España en crear un especialista en atención a personas mayores en oficinas bancarias.
Têcho: SOCIMI social nacida para proveer de viviendas a entidades sociales a personas sin hogar. Según datos del INE, en 2022 el colectivo de las personas sin hogar creció un 24,5% respecto a los datos de 2012. Hay 28.552 personas atendidas en centros de alojamiento y restauración. 40,5% lleva más de tres años en esta situación, y el 82% lo considera un problema de vivienda. En España hay entre 30.000 y 40.000 personas sin hogar y más de 8.000 cada noche no disponen de alojamiento seguro.
Gestión de vivienda socialmente responsable de Sogeviso: un proyecto que realiza una gestión integral de parques de vivienda de propiedad privada o pública, en régimen de alquiler social y asequible, poniendo foco en la atención a las personas y poniendo a su disposición herramientas para la mejora de su calidad de vida. La crisis de 2008 provocó desempleo y afectó a los deudores hipotecarios vulnerables. La empresa, en 2013, inició la gestión socialmente responsable de la vivienda, objetivo: no dejar sin alternativa habitacional a clientes hipotecarios vulnerables, en procesos de ejecución hipotecaria o dación. Facilitando un alquiler social, normalmente en la propia vivienda adjudicada, y con una renta que no superaba el 30% de sus ingresos.
¿Qué cambios deben efectuarse en las empresas para adaptarse a las exigencias de la sostenibilidad en el siglo XXI?
Creo que uno de los retos fundamentales a los que nos enfrentamos en materia de sostenibilidad es la medición del impacto. El ámbito medioambiental cuenta con una gran estandarización en el lenguaje y los indicadores. Algo que no sucede en materia social. Seguimos sin disponer de modelos que permitan la comparabilidad en el aspecto social de la ecuación. Los aspectos medioambientales disponen de métricas más científicas y acordadas a nivel internacional (huella ecológica y huella de carbono), pero el impacto social incorpora elementos más intangibles, diversos y vinculados a las realidades sociales de partida de los países y regiones en donde se opera. Criterios, por tanto, de difícil comparabilidad.
Fruto de ese esfuerzo para medir y respaldar la relevancia de lo social hemos creado el Mapa SERES de la Huella Social®. Una metodología de medición del impacto social de los proyectos económicos que ofrecerá mayores estándares en términos de conexión económica y social y nos ofrecerá una visión contrastada y con datos del impacto social de las compañías en el negocio y ayudará a trabajar en una recuperación sin dejar a nadie atrás.
Estos cambios, ¿son un riesgo, una oportunidad, o ambas cosas a la vez?
En SERES nos gusta hablar siempre en clave de oportunidad. Las organizaciones pueden contribuir significativamente al desarrollo económico, social o medioambiental, ya sea a través de sus operaciones o de la creación de cadenas de valor. La empresa tiene capacidades para llevar a cabo un reto ambicioso: generar soluciones eficientes, eficaces y escalables al tiempo que sostenibles. Los ejemplos de empresas que ofrecen resultados económicos como sociales han puesto de manifiesto que generar valor social es posible y se vislumbra como una oportunidad para generar resultados económicos, así como un impacto social positivo.
Basta ver que los datos de longevidad de las empresas que muestra la revista Fortune 500 apuntan a una realidad que manifiesta que los valores del pasado no se mantienen en el futuro cercano. En muchas compañías el 80% del valor de las empresas ya se explica por los intangibles. El diálogo con los grupos de interés permitirá a las empresas percibir de forma directa como les afectan los retos sociales y la búsqueda de soluciones a esos desafíos. Estamos ante compañías que miran al largo plazo, sostenibles y estimuladoras del cambio.
En este evento también se analizarán las propuestas de valor para poner a los más vulnerables en el centro. ¿Podemos conseguir que, por fin, en esta nueva era, se haga realidad lo de no dejar a nadie atrás?
En España existen más de 13 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social: mujeres, personas con discapacidad, mayores, niños, jóvenes… La atención a los colectivos vulnerables para reducir la desigualdad es una de las responsabilidades más importante de las empresas.
Los retos sociales a los que nos enfrentamos exigen la intervención de todos los actores sociales y las empresas han demostrado que son una pieza fundamental para apoyar ese cambio e implementar nuevos modelos. De hecho, los factores ESG han sido grandes impulsores de este cambio. Solo, desde el convencimiento, el nuevo liderazgo, y la necesidad de colaboración público-privada podremos alcanzar el objetivo de construir una sociedad fuerte, justa, inclusiva y llena de oportunidades para todos. No me cabe la menor duda de que nos encontramos en un momento excepcional, en el que una gestión responsable no solo es importante, sino urgente.
La tecnología también ha estado muy presente en este evento. ¿Qué oportunidades nos abren los últimos avances, por ejemplo, en cuestiones como la inteligencia artificial?
Vivimos una era de rápida evolución en el ámbito de la Inteligencia Artificial (IA), impulsada por la innovación. Pese a su expansión en los últimos años, el grado de regulación no avanza con la misma rapidez, dando lugar a ambigüedades legales y desafíos para cualquier organización en términos de cumplimiento normativo.
Sin una regulación adecuada, los sistemas corren el riesgo de ser inexactos y sesgados. Además, esto permite que las personas detrás de esta tecnología puedan eludir la responsabilidad de los posibles problemas derivados de su actividad. A menudo la supervisión de la IA se deja en manos de las empresas que crean estos sistemas, quienes, guiados por sus intereses económicos, tienen menos incentivos para invertir en medidas de seguridad y garantizar la calidad y la imparcialidad de sus datos.
Por ese motivo constituye un gran avance la Ley de Inteligencia Artificial recientemente aprobada por la Unión Europea, que pretende definir los límites y responsabilidades en el uso de la IA, con especial foco en la mitigación de los riesgos asociados a la tecnología y prevención de sesgos discriminatorios. Es un avance significativo en cómo entendemos y también regulamos la innovación además de ser un ejemplo para el resto del mundo.
También será fundamental contar con el mejor talento dentro de las empresas para impulsar el cambio. ¿Qué hay que hacer en esta nueva era que viene para captar todo ese talento?
Las compañías cada vez tienen más claro que han de empezar a gestionar el talento de una forma diferente, buscando fórmulas que encajen con las necesidades e intereses reales de las personas a la par que permitan que las organizaciones cumplan con su propósito como negocios.
Esta transformación exigirá 4 elementos que deben estar muy presentes en las empresas: una gestión responsable, mirada a largo plazo, actuación con un propósito y compromiso empresarial claro y conectado con los retos sociales. Porque la voluntad empresarial de crear y construir un “nuevo contrato social” no es filantropía sino necesidad. Solo las compañías con un propósito claro, conectadas con el negocio, con impacto positivo en las personas y capaces de medirlo serán sostenibles en el tiempo.
Y de cara a la sociedad en general, ¿cómo deben comunicarse las empresas con sus grupos de interés para generar un clima de confianza y evitar las sospechas de greenwashing?
En materia de sostenibilidad el escrutinio a las empresas se incrementa y (re)aparecen algunos conceptos que ponen en tela de juicio la confianza de los stakeholders en la consistencia de los factores ESG que defienden. Ganar y mantener la confianza de los stakeholders ya no solo depende de la calidad del producto y servicio o de la retribución accionarial, también importa -y cada vez más- la forma en que la empresa decide relacionarse y comunicarse con su entorno.
En este contexto, la comunicación de sostenibilidad y factores ESG se presenta como una herramienta esencial para establecer y mantener dicha confianza, anclada en los compromisos y acciones que demuestran el interés genuino de la empresa por satisfacer las necesidades de sus grupos de interés. Por otro lado, las metodologías capaces de cuantificar, comparar y ofrecer indicadores claros del impacto social son imprescindibles y las compañías se han esforzado en contar con ellas, como apuntaba anteriormente.
Por último, y mirando ya al próximo 2024, ¿cuáles van a ser los principales objetivos de la Fundación SERES para el nuevo año?
2024 será un año para seguir trabajando por una transición justa en la que las empresas tienen un papel muy relevante.
Observamos que la agenda social del próximo año girará en torno al liderazgo responsable -un asunto que venimos tratando desde nuestro espacio LíderesResponsables con más 40 sesiones y 70 líderes que insisten en el valor estratégico del compromiso social de las compañías-, las iniciativas para acelerar la recuperación con modelos más inclusivos o el nuevo paradigma en el que el compromiso empresarial es un elemento primordial para los inversores en todo el mundo y herramientas que permiten comparar el impacto de las empresas.