Si le preguntamos dicha cuestión a un parado andaluz de larga duración, nos contestaría que el dinero es muy importante para vivir. Imaginemos que está cobrando
una prestación por desempleo contributiva de 1000 euros; ¿da este dinero la felicidad? Para inferir su probable respuesta, hay que tener en cuenta que la inactividad
involuntaria erosiona nuestra autoestima y ésta sí está muy vinculada a la (in)felicidad. Si le preguntamos a una persona adinerada, la respuesta es depende. Por ejemplo, si dicha persona se compara con los que tienen más renta o si se ha “adaptado” a la riqueza. Por lo demás, no debemos olvidar que los Ricos también Lloran.
En el Análisis Económico hace bien poco que se ha iniciado el estudio científico de la Felicidad. Estos estudios se centran en el concepto de Satisfacción con la Vida (se mide de 0 –completamente insatisfecho- a 10 –completamente satisfecho-). La pregunta concreta a la que se responde en las encuestas es la siguiente: “En general, ¿está usted satisfecho con su vida?”. Dicho término es intercambiable con otros como Bienestar Subjetivo, Utilidad y la propia Felicidad. Evidentemente, hay matices diferenciadores cuyo análisis exceden el propósito de este artículo.
Así, ha surgido con fuerza (viene para quedarse) la Economía de la Felicidad. Según esta subdisciplina (revolucionaria) del Análisis Económico: 1) La economía debe
estar al servicio de las personas; 2) El dinero es un medio (nunca un fin); 3) La Economía puede aprender mucho de la Psicología y 4) Los datos de bienestar subjetivo son un complemento necesario a los datos objetivos. En este contexto, se ha demostrado empíricamente que existe un umbral de la felicidad (aproximadamente 60000 euros anuales por familia, según los Nobel de Economía, D. Kahneman y A. Deaton); a partir del cual más dinero no da más felicidad (aunque es cierto que hay personas que no hartan ni con…).
No es el propósito de este artículo desmontar ni afianzar tópicos, pero podemos pararnos en el caso concreto de Andalucía. Según la Encuesta de la Realidad Social
Andaluza (ERSA, primer trimestre de 2016) la satisfacción media con la vida de los andaluces era de 7. Si tenemos en cuenta su insostenible tasa de paro, dicho notable es algo sorprendente (en principio). No disponemos de datos comparables para dicho trimestre para el caso español, pero de los disponibles de años anteriores (2013, Encuesta de Condiciones de Vida, INE) podemos inferir que no hay diferencias regionales significativas. No existe en España una Geografía de la Felicidad. Por lo demás, en un artículo que hemos publicado recientemente en el Journal of Happiness Studies (junto a la profesora Cristina Borra) se concluye –tras un exhustivo estudio empírico- que en las regiones donde el paro es más elevado (Andalucía vs. País Vasco) la satisfacción (laboral) es más alta. Y esto a pesar de que también la precariedad del empleo es mayor en dichas regiones de paro persistente.
Por otro lado, ¿tenemos municipios felices? Podemos responder a esta pregunta a partir de un estudio de campo que hemos dirigido. Se trata de la Encuesta
Socioeconómica Municipal realizada en el mismo periodo (primer trimestre de 2016) 2 para Las Cabezas de San Juan (Sevilla). En este precioso pueblo, la satisfacción media con la vida es 7.6. Por tanto, hay una diferencia Notable (alto) a favor del municipio de la campiña sevillana. Del estudio empírico realizado por Angela González Lozano (bajo mi tutela) se deducen tres hipótesis explicativas: 1) La importancia de la renta y de tener un contrato indefinido; 2) La centralidad del nivel educativo y 3) Es clave, para la felicidad, pertenecer a una cofradía de Semana Santa. Todos estos datos son motivos para la esperanza…
…Andalucía asume la Felicidad de ser también tierra de poetas, que paliaron sus “heridas” con sus plumas…D. Antonio, Federico y, por supuesto el hijo predilecto de
Moguer:
“Mis alas que altas en el cielo;
mis pies que hondos en el suelo;
y que dolor de corazón distendido”.
J. R. Jiménez
Con esta iluminación, podemos levantar Andalucía, España, Europa y la Humanidad. Para ello no se nos debe olvidar combinar pragmatismo (generar riqueza y
empleo) con nuestro mejores ideales (trabajo, humildad y generosidad). Por ejemplo, diseñando un sistema de salarios “emocionales” en nuestras empresas. Que así sea.