Como representante de una organización que está fomentando la gestión ética para fortalecer la confianza entre vuestros públicos, ¿podrías comentarnos los motivos que os han llevado a emprender este camino?
La Fundació Factor Humà cumple en 2022 un cuarto de siglo fomentando una gestión más humana y ética de la Gestión de Personas en nuestro país. Desde 1997, año en que Mercè Sala fundó nuestro proyecto, hemos procurado hacerlo siempre ligados a lo más actual y relevante que ha ido generando la propia evolución profesional de los Recursos Humanos.
Por ejemplo y muy recientemente, hemos organizado un encuentro plenario de nuestra comunidad profesional de organizaciones asociadas para hablar del estado emocional de las empresas tras la pandemia. Fue a partir del mediático concepto de La Gran Renuncia, un fenómeno social descrito por primera vez hace unos meses en EEUU y que se caracteriza por empleados de todos los sectores y niveles profesionales dejando sus empleos de manera masiva.
En el caso español y dados nuestros niveles de desempleo, quizá sea más pertinente hablar más de La Gran Decepción, ya que las y los trabajadores tuvieron que dar su 100% ante la incertidumbre durante los meses más restrictivos de la pandemia y es fácil que se crearan grandes expectativas sobre cómo cambiarían las cosas una vez superado dicho trance. Para gestionarla, propusimos un encuentro acompañado de los expertos de SOLO Consultores con una receta concreta: construir una cultura de la Confianza y de la Cooperación con voluntad de permanencia, más allá de la necesidad puntual que se tuvo de ambos elementos en los momentos de crisis.
Hablando a un nivel más general, ya que nuestra comunidad de organizaciones asociadas suele estar muy avanzada en lo que se refiere a Gestión de Personas, la necesidad de conceptos supuestamente tan básicos como Confianza o Cooperación nos confirma que no debemos movernos demasiado de nuestra esencia. Y eso es porque, con el paso de los años y pandemia mediante, no es que en muchos sitios no se haya vuelto a los básicos, es que ni siquiera habían llegado hasta ahí. Ya no hablamos de un back to basics; lo que propugnamos es un go to basics en gestión ética.
¿Qué medidas y procesos estáis implementando en este sentido y qué avances habéis constatado hasta la fecha?
A finales de 2020 y de la mano de todos nuestros stakeholders, iniciamos la actualización del Manifiesto Factor Humano (https://factorhuma.org/es/la-fundacion/manifiesto-factor-humano), una declaración que ya habíamos lanzado por primera vez en 2013 y que requería de una puesta al día. Lo presentamos en sociedad durante la gala de entrega de los Premios Factor Humà 2021 (https://www.youtube.com/watch?v=aLUb6fig3Xo).
Supone la definición del ADN de todas nuestras acciones y queremos que con él se sientan cómodas todas aquellas empresas que se acercan a la Fundació. Bajo el título “Organizaciones y personas para un mundo mejor” renovamos nuestro compromiso de aportar valor a la sociedad. Se despliega en tres ejes: “las organizaciones conscientes”, “las personas plenas” y “el mejor mundo posible”, y cada uno de ellos se define por un conjunto de principios y valores.
La Fundació tiene una responsabilidad en la creación de más empresas sostenibles. Nuestro foco está puesto en tener una mayor capacidad de influencia, en atraer a más empresas hacia nuestro “territorio”. Por ejemplo, queremos que trabajadoras y trabajadores disfruten de una existencia más plena de sentido; abundar en la necesidad de tener a personas plenas. Y eso se consigue cuidándolas, en el sentido que explica Victoria Camps en su libro “Tiempo de cuidados” (https://arpaeditores.com/products/tiempo-de-cuidados).
Cuidar es un derecho y una obligación y constatamos que se trata de una prioridad para un número creciente de organizaciones en la postpandemia.
¿Cuál sería vuestro principal reto ético en el seno de vuestra organización?
Orgánicamente, la Fundació Factor Humà tiene un equipo profesional pequeño pero, como ya he explicado anteriormente, representamos a una amplia comunidad profesional de Recursos Humanos de más de 85 organizaciones asociadas y más de 10.000 personas que reciben nuestras comunicaciones.
Ya sea interna o externamente, percibimos un gran reto ahora mismo alrededor del concepto del bienestar. ¿Qué podemos considerar actualmente como políticas de bienestar? Tras la pandemia, parece que nos vamos alejando del concepto tradicional y más específico de la Prevención de Riesgos Laborales físicos o del wellness, para pasar a incluir muchos más temas en una concepción holística o integral del bienestar de las personas colaboradoras: salud mental, espacios de trabajo, compensación, flexibilidad, aprendizaje, opciones de teletrabajo… y todo ello tiene irremediablemente una dimensión ética.
La Fundació ha creado recientemente una comunidad temática para abordar la cuestión y avanzar colaborativamente hacia un nuevo modelo de bienestar organizativo y, sin ir más lejos, el 30 de junio en el marco de los Premios Factor Humà 2022 (https://factorhuma.org/es/participa/premios-factor-huma/premios-factor-huma-2022) entregaremos el Premio Impacta a un proyecto en Bienestar que se haya liderado desde del Departamento de Personas de alguna de nuestras organizaciones asociadas. Al galardón se presentaron hasta 12 candidaturas con iniciativas muy variadas, por lo que entendemos que actualmente la redefinición del bienestar es un tema que está sobre la mesa.
¿Qué otros desafíos en materia de gestión socialmente responsable habéis identificado?
Hay muchos temas en los que trabajar, por supuesto. La hibridación del trabajo en la que están inmersas muchas empresas con debates más o menos bizantinos sobre la conveniencia de unos modelos u otros, por ejemplo, puede tener un gran impacto en la sostenibilidad en cuanto al descenso de las emisiones de CO2 por desplazamientos.
Otro asunto candente es promover una retribución más justa para todo el mundo y unas mejores condiciones de trabajo en un mundo cada vez más desigual. Que existan trabajadores pobres o que, tras la última reforma laboral, en el mes de abril de 2022 el 60% de los contratos indefinidos firmados fueron a tiempo parcial o discontinuos (https://elpais.com/economia/2022-05-11/el-60-de-los-contratos-indefinidos-firmados-en-abril-fueron-a-tiempo-parcial-o-discontinuos.html), viene a demostrar que la precariedad no se erradica solo con leyes, sino con empresas más sólidas y humanas, y con un sistema productivo más viable.
Por último, no puedo dejar de mencionar la relación entre la tecnología y la ética. La digitalización se ha convertido en un aliado estratégico para los seres humanos durante la pandemia de la Covid-19.
Entre otras cosas, ha favorecido el contacto y la comunicación entre personas. Sin embargo, para que la tecnología sea efectiva creemos que debe construirse y usarse de forma ética y responsable. El humanismo digital es una corriente de pensamiento en la que creemos, que promueve poner la tecnología al servicio de la condición humana y en la que Barcelona, la ciudad desde la que trabaja la Fundació, está bien posicionada para convertirse en una capital global.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Aplicación de la ética en la gestión y la cultura de las organizaciones