Como Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV) de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ¿cuáles son los principales factores de riesgo ante el ictus?
Probablemente el principal factor de riesgo de ictus es la edad, con una mayor probabilidad de sufrir esta enfermedad a medida que nos hacemos mayores. Esto no quiere decir, que el ictus aparezca exclusivamente en pacientes de edad avanzada.
Además de la edad, otros factores de riesgo claramente relacionados con la aparición de ictus son la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la diabetes mellitus, el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo, y el consumo de drogas y alcohol.
En cuanto al sexo, los hombres tienen mayor riesgo de ictus que las mujeres pero esta relación se invierte en mayores de 80 años debido a que las mujeres tienen mayor esperanza de vida.
¿Qué avances se han generado en nuestro país en los últimos años en cuanto a la reducción de la mortalidad derivada de esta enfermedad, así como a la discapacidad generada?
Afortunadamente, en los últimos años se han producido importantes avances en relación al manejo de los pacientes con ictus. El más importante, sin duda, en la reducción de la mortalidad y de la discapacidad ha sido la implementación de unidades de ictus en que el paciente es manejado de forma multidisciplinar y en la que se controlan en las primeras horas de evolución, aquellos factores que pueden hacer que los síntomas que tiene el paciente progrese o se pueda producir una recurrencia ictal.
Las unidades de ictus benefician a todos los pacientes con ictus, tanto aquellos en que el ictus se produce como consecuencia de una oclusión de una arteria cerebral, lo que se conoce como ictus isquémico y constituye el tipo de ictus más frecuente (aproximadamente el 85% de los casos), como aquellos pacientes que tienen un ictus hemorrágico que se produce como consecuencia de la rotura de un vaso cerebral y que constituye aproximadamente el 15% de los ictus. Especialmente, en el ictus isquémico, que es aquel que se produce como consecuencia de la oclusión de una arteria cerebral y que supone aproximadamente el 85% de los casos.
Por otro lado, se han producido también avances notables en el tratamiento de los pacientes con ictus isquémico, que como se ha comentado anteriormente, son la mayoría de pacientes con ictus. Entre ellos, el tratamiento fibrolítico que se administra por vía endovenosa y generalmente en las primeras 4,5 horas de evolución de los síntomas y la denominada trombectomía mecánica, procedimiento mediante el cual se accede con un catéter hasta el trombo que está en la arteria cerebral para realizar su extracción. Este último procedimiento, ha demostrado ser eficaz hasta las primeras 24 horas de evolución de los síntomas.
En este sentido, es importante señalar la importancia que el tiempo de evolución (tiempo desde el momento en que aparecen los síntomas) en el pronóstico del paciente. Como acabamos de mencionar, las terapias disponibles pueden administrarse hasta un determinado momento de evolución de los síntomas pero son más eficaces cuanto antes se administran, por lo que es importante que el paciente consulte lo más rápidamente posible para poder ser tratado cuanto antes. Para ello es muy importante que la población general conozca los síntomas de un ictus.
En vista de su experiencia, ¿qué consejos daría a las empresas, en especial a las que cuentan con un gran número de empleados o bien centros de trabajo repartidos por todo el país, para reducir el impacto del ictus en sus respectivos ámbitos de actuación?
Las empresas, como entes contratantes de un gran número de personas, pueden contribuir activamente en programas de formación de sus empleados en relación con el conocimiento de diferentes patologías, incluida el ictus, tanto en lo que se refiere a los síntomas como a la forma de actuar ante los mismos. Asimismo, estos programas pueden hacer hincapié en el control de aquellos factores que aumentan el riesgo de padecer esta enfermedad, y de forma general, de padecer otras enfermedades vasculares.
¿Cuáles son los grandes retos de futuro que como sociedad tenemos ante nosotros para tratar de minimizar los efectos del ictus?
En el futuro se nos plantean tres grandes retos:
- Disminuir la aparición del ictus para lo cual es importante llevar a cabo programas de prevención en que se enseñe a la población cuáles son los factores que aumentan la probabilidad de aparición de esta enfermedad y cómo controlarlos. Esto mismo es igualmente importante para conseguir que el paciente que ya ha tenido un primer ictus no presente nuevos episodios.
- Seguir investigando en el desarrollo de terapias efectivas en pacientes con ictus. Desgraciadamente, aún cuando el paciente ha sido tratado con trombectomía mecánica y se ha conseguido a recanalización de la arteria ocluida, el pronóstico sólo es favorable en la mitad de los casos lo que demuestra que es necesario el desarrollo de nuevas terapias más eficaces y/o que complementen a las ya existentes.
- Potenciar los programas de rehabilitación para aquellos pacientes con secuelas secundarias con el objetivo de intentar mejorar las mismas y hacer que el paciente pueda recuperar la mayor capacidad funcional posible.