Uno de los principales desafíos del mundo corporativo es generar acciones sostenibles que puedan crear valor en términos de negocio, pero que también impliquen un retorno para la sociedad. En este sentido, el voluntariado corporativo es una práctica cada vez más creciente y sólida en América Latina, con modelos empresariales que se adaptan a las realidades de cada entorno.
Promover iniciativas innovadoras y de creación compartida es el objetivo del Consejo Latinoamericano de Voluntariado Empresarial (CLAVE), una plataforma líder de RSE a nivel regional que asumió el compromiso de ayudar a las empresas en la consolidación de programas en los que los voluntarios sean capaces de actuar como elementos transformadores de las comunidades.
Las compañías líderes a nivel regional que forman parte de este consejo coinciden que en 2018 el voluntariado corporativo tiene por delante grandes desafíos para generar mayores impactos positivos.
Impacto del voluntariado
Los miembros de CLAVE tienen presencia en 20 países, en los que impactan a 229.600 empleados de empresas líderes involucradas y ya lograron una participación activa y movilización de 74.565 voluntarios.
A partir de los resultados que obtuvieron, tanto BAC CREDOMATIC, BANCO GENERAL, DIRECTV, DISNEY, DELL, ITAÚ y FUNDACIÓN TELEFÓNICA se propusieron unir esfuerzos para conectar a otras empresas regionales que tengan experiencias en RSE, y juntas elevar los estándares del voluntariado en América Latina, promoviendo un mayor impacto en el negocio y en el entorno, según lo que establecen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Como lo señala un informe de la CECP (The Ceo Force For Good), una coalición global que lidera la estrategia social empresaria, las empresas que a nivel mundial aumentaron el total de acciones sociales entre 2013 y 2015, en un 10% o más, tuvieron mayores tasas de crecimiento promedio entre 2013 y 2015.
Pero las grandes corporaciones no solo se interesan en maximizar su ganancia, sino que alinean las metas y objetivos del negocio con las pasiones e intereses de los empleados, para abordar juntos temas sociales relevantes. Es decir que desarrollan estrategias que combinan el impacto social y la gestión de recursos humanos, y a su vez están alineadas con la cultura y los valores de la organización.
En este sentido, CLAVE comparte aprendizajes y mejores prácticas entre pares inspirando a otras empresas a desarrollar un voluntariado transformador no asistencialista.
América Latina, una oportunidad
El informe sobre el voluntariado corporativo en Sudamérica Perspectives on Volunteering (2016), destaca la potencialidad que tiene América Latina en voluntariado corporativo, por su “práctica vibrante, creciente, bien documentada e impactante, con una infraestructura cada vez más sólida, que incluye la colaboración entre empresas y la difusión del conocimiento y la práctica en toda la región”.
Aprovechando las oportunidades que la región presenta hoy es que los miembros de CLAVE se reúnen para generar acciones que les permitan a otras empresas aumentar la participación de los líderes empresariales en las acciones de voluntariado, definir políticas de voluntariado, organizar los programas en ejes, monitorear el impacto de la estrategia, desarrollar una comunicación eficaz, entre otras acciones.
Además, a partir de 2016, pusieron en práctica el Proyecto Mentoría, que les acerca a las pequeñas y medianas empresas, de manera gratuita, la expertise desarrollada por grandes compañías con programas de voluntariado consolidados. Tal proyecto lleva ejecutivos de las empresas CLAVE a actuar anualmente como mentores de Pymes en la región (información y contacto en empresasclave.com).
De esta manera, los miembros consideran que el voluntariado crece en profesionalismo y multiplica sus impactos para el desarrollo sostenible de América Latina.