¿Qué nos viene a la cabeza cuando escuchamos “brecha digital”?
¿Quizá las imágenes de colegios sin recursos o de estudiantes que no tuvieron acceso a un ordenador durante la pandemia? ¿O que el 45% de los hogares del mundo que no tienen acceso a Internet?
El diccionario define la brecha digital como “el abismo entre los que tienen fácil acceso a lo’s ordenadores y a Internet, y los que no”. Sin embargo, creo que debemos ampliar esta definición para comprender realmente la importancia de este problema mundial.
La brecha digital no es uniforme. No es un único abismo que haya que cerrar, sino un mosaico que exige soluciones locales y estrategias adaptadas. Las soluciones deben ir más allá de determinar quién tiene un PC y quién no. Debemos centrarnos en la educación, la sanidad y la capacidad de la tecnología para crear oportunidades y mejorar los resultados de aprendizaje para millones de personas. Esa es una tarea que corresponde tanto a los gobiernos como al sector privado, y requiere una atención inmediata.
Armonizar el acceso al hardware y la conectividad en los mercados maduros
En las poblaciones que ya tienen un amplio acceso a la tecnología en alguna medida, la cuestión es cómo reconocer las disparidades sistémicas que afectan a los grupos marginados. ¿Sabías que en España (según los datos de INE) en el tramo de ingresos más bajos (900 euros mensuales netos o menos), solo el 62,7% de los hogares tienen conexión de banda ancha fija, frente al 96,2% de los que ingresan 2.500 euros mensuales netos o más? ¿O que el código postal es un indicador directo de tu futuro acceso a las oportunidades? Estas son las señales que debemos identificar y abordar.
Podemos empezar por examinar nuestro sistema educativo y ampliar el acceso a la tecnología y la formación de calidad. Por ejemplo, en algunas zonas, el acceso al hardware puede no ser un problema tan importante como el propio contenido. Necesitamos programas informáticos y planes de estudio que promuevan la creatividad, el carisma y la colaboración, todos ellos pilares de sociedades y economías avanzadas. Durante la pandemia, HP puso en marcha un programa de acceso a herramientas de educación, cuyo objetivo era facilitar el acceso a alumnos y docentes de los centros menos digitalizados a plataformas de colaboración gratuitas de forma que tuvieran las mismas oportunidades de desarrollo educativo que los centros más avanzados. Con ello pretendíamos que todos los alumnos tuvieran las mismas oportunidades de desarrollo educativo independientemente del grado de digitalización del centro. En los primeros 200 días de su puesta en marcha, más de 132.000 profesores se acogieron al proyecto en todo el mundo, del que se beneficiaron más de 3,6 millones de alumnos.
Reconocimos la necesidad de apoyar a las comunidades y dar a los educadores y estudiantes herramientas para el éxito en los entornos de aprendizaje mixto, un modelo educativo que muchos expertos dicen que está aquí para quedarse.
Creemos que las habilidades que proporciona la tecnología son tan importantes como la propia tecnología. Por eso nos hemos comprometido a mejorar los resultados del aprendizaje de más de 100 millones de personas para 2025. La activación de soluciones holísticas centradas en la mejora de los modelos híbridos de educación y trabajo facilitará mejores resultados de aprendizaje y ayudará a cerrar la brecha digital.
No podemos permitirnos pensar que es simplemente “cuestión de tiempo” que todo el mundo tenga acceso a Internet. Si la pandemia nos ha enseñado algo, es que la tecnología es un facilitador y un igualador.