Helena Redondo, socia de Gobierno Corporativo y Sostenibilidad de Deloitte, considera que haber dispuesto de más tiempo habría impactado positivamente en la preparación de las empresas para el cumplimiento de la nueva Ley de Información No Financiera, ya que muchas empresas actualmente trabajan a contrarreloj para hacer frente a la normativa. Redondo recomienda analizar los elementos de la Ley e integrar a las distintas áreas involucradas en torno a un objetivo común.
¿Cuáles son los aspectos que consideras más interesantes y relevantes de la nueva Ley de Información no Financiera?
Esta Ley supone nuevas exigencias en la información pública de Responsabilidad Social Corporativa de las empresas. Para empezar, se amplía el universo de empresas con la obligación de publicar este tipo de información sobre los aspectos materiales derivados de su actividad. Asimismo, se detalla qué información se debe incluir en el Estado de Información No Financiera en cada uno de los aspectos regulados y, a su vez, obliga a su verificación por parte de un tercero independiente. Esto implica que las empresas van a tener que revisar y, en su caso, incorporar nueva información y mejorar el reporte interno y los controles internos
asociados a la información no financiera.
Por último, no debemos olvidar que la Información no Financiera que las empresas deberán incluir en su Informe de Gestión, deberá ser aprobada en un punto separado de la orden del día de la Junta General de Accionistas, así como ser publicada en su web corporativa. Estas dos nuevas obligaciones elevan notablemente el grado de transparencia de las empresas, acercándose los requisitos de transparencia de la información no financiera a los de la información financiera.
¿Cuáles son sus principales beneficios y cuáles sus principales hándicaps y barreras para que las apliquen las empresas españolas?
Los beneficios pueden ser numerosos, destacando la transparencia en cuando a los impactos no financieros de sus actividades. Hasta ahora, este tipo de información era considerada una información poco relevante y, por tanto, sujeta a criterios de calidad, comparabilidad y responsabilidad menos estrictos que la información financiera. Con los nuevos requerimientos introducidos por la ley, surge una oportunidad para que las empresas que gestionan mejor los aspectos no financieros puedan diferenciarse ante los inversores, empleados y otros grupos de interés, de aquellas otras que no han avanzado tanto. Asimismo, permitirá a estas últimas analizar en qué ámbitos necesitan avanzar para mejorar su desempeño y competitividad. En definitiva, facilitará a las empresas a tener una visión global
sobre su desempeño, sus impactos y su contribución a la sociedad, siendo además una palanca más que les permita posicionarse mejor en el mercado y competir en
un entorno cada más exigente.
Sin embargo, muchas de las empresas que se ven afectadas por esta Ley, o bien nunca han reportado esta información o bien lo hacían de manera voluntaria. En el
primero de los supuestos, una gran parte del tejido empresarial español se enfrenta por primera vez a la obligatoriedad de reportar información no financiera, y comienzan a elaborar a contrarreloj un sistema de reporting para presentar en apenas unas semanas determinada información a su Consejo de Administración, con los problemas que esto puede suponer al no disponer de herramientas y otros recursos necesarios. El haber dispuesto de más tiempo para esta adaptación podría
haber impactado positivamente en la preparación de las empresas y en el cumplimiento de la Ley.
Otra de las barreras es la ausencia de definiciones y estándares específicos para determinados contenidos exigidos por la Ley y la dificultad para interpretar algunos
de los requerimientos de la Ley, al no existir un desarrollo reglamentario. Seguramente tendrá que hacerse camino al andar.
¿En qué medida considera que puede ayudar a impulsar la Responsabilidad Social en nuestro país?
La Ley debería impulsar en gran medida la gestión de la Responsabilidad Social Corporativa de las empresas españolas. Cualquier avance en términos de transparencia ayuda a que todos los agentes de la sociedad trabajen hacia modelos de negocio responsables, lo que llevará a que las empresas, tanto públicas como
privadas, incluyan estos aspectos de manera efectiva en sus estrategias. Creemos que este es un buen momento para que muchas organizaciones, que hasta ahora
veían la RSC como algo voluntario, filantrópico y puramente reputacional, evolucionen hacia una gestión integrada de sus impactos financieros y no financieros.
Además, esta ley no solo aumenta la disponibilidad de la información no financiera y la transparencia, sino que vela por la calidad de dicha información al incluir la obligatoriedad de su verificación.
¿Cuál es la situación actual, en su opinión, del reporting en nuestro país y cuáles son sus principales retos de futuro?
A pesar de que están impulsadas principalmente por la regulación, hay muchas empresas que hace tiempo vieron en el reporting una oportunidad como
herramienta de gestión y, a día de hoy, la información reportada se considera clave a la hora de tomar decisiones. El reporting se ha convertido en una carta de
presentación de las empresas a nivel internacional, a través de la cual los inversores, analistas y otros grupos de interés pueden conocer cómo es el desempeño de la empresa en los ámbitos ESG (Medio Ambiente, Social y Gobierno Corporativo). Las compañías están haciendo grandes esfuerzos en la mejora de la comunicación, evitando duplicidades y reportando solo lo material. No obstante, es necesario caminar hacia una homogenización y estandarización de la información
que permita en un futuro comparar empresas a través de su desempeño utilizando métricas comunes.
¿Qué recomendaciones o claves podrías compartir para que las empresas puedan cumplir con la nueva normativa?
El primer paso que deben dar las empresas es realizar un análisis minucioso de los requerimientos y contenidos que exige la Ley y los aspectos no financieros que
tienen un impacto real en sus modelos de negocio, evaluando posteriormente el nivel de gestión de la empresa sobre los mismos y la información disponible. Por
otro lado, creo que será clave la colaboración interna entre las distintas áreas afectadas y la puesta en marcha de un sistema de reporte bien definido, sólido y adecuadamente explicado a todas las personas que participan. Lamentablemente el reloj corre en contra. Como le dijeron a Alicia, la del país de las maravilla: “-¡Con
razón se te ha hecho tarde!¡Este reloj tiene dos días de retraso!”