El Encuentro+B es el evento que se ha convertido en el más importante del Movimiento de Empresas B en América Latina y el Caribe, donde se abordarán los desafíos más críticos de la sociedad e inspirar soluciones basadas en el mercado.
Javier Herrero, Director Ejecutivo de Sistema B México, conversó con Corresponsables, medio aliado de este encuentro. Informó que se tiene prevista la llegada de 800 personas a la ciudad de Monterrey, desde distintos lugares de Latinoamérica, El Caribe, Europa, Estados Unidos, Canadá, Asia, Australia y África para participar en este encuentro del 25 al 27 de octubre.
Coméntenos sobre la importancia del Encuentro+B
Después de 4 años de no encontrarnos, el Movimiento de Empresas B vuelve a reunirse presencialmente en la ciudad de Monterrey con un propósito muy concreto que es acelerar la acción colectiva ante los grandes desafíos sociales y ambientales que estamos viviendo, lideradas por las Empresas B junto con otras empresas, sociedad civil, gobierno y academia. Estos encuentros empezaron hace 7 años en Medellín, Colombia en 2016; se ha realizado en otros países de Latinoamérica como Brasil en 2017, Chile en 2018 y Mendoza en 2019 y salió la invitación que fuera México quien organizará el siguiente, pero llegó la pandemia y tuvimos que suspenderlo.
¿Por qué eligieron a Monterrey como sede del Encuentro+B?
Monterrey, capital de Nuevo León, es seguramente la ciudad más industrial de México, la ciudad que tiene el emprendimiento empresarial casi como una señal del ADN de las personas que viven en ella. Creemos que es algo simbólico tomar este reto de realizar este encuentro en la ciudad de Monterrey porque además es la sede de universidades y lugares representativos del mundo académico como el Tec de Monterrey, la Universidad de Monterrey, la UDEM.
De otro lado, es cierto que la industria y la sociedad civil están viviendo desafíos ambientales complicados como el tema del retro hídrico o la falta de lluvias, desafíos en términos de industria como la llegada de “Gigaplanta” de Tesla, pero también los desafíos que esto supone de retener talento o integrar a la población migrante dentro de lo que es el área metropolitana de Monterrey. Lo cierto es que estos desafíos no son solo de Monterrey sino que seguramente los tienen toda la región latinoamericana y del Caribe como la lucha contra la desigualdad social, cómo integrar los desafíos ambientales y qué rol pueden tener las empresas. Monterrey es un Estado donde los liderazgos empresariales han venido trabajando juntos para generar un impacto social y ambiental relevantes. Queremos unir esfuerzo con lo que han hecho colectivos como la Red Sumarse, el Centro de Empresas Conscientes y el Centro Eugenio Garza Sada.
¿Cuántas personas se espera para estos días del encuentro?
Esperamos a una muy nutrida representación de empresas B de toda Latinoamérica y el Caribe. También nos van a acompañar líderes del Movimiento B de Europa, Estados Unidos, Canadá, sureste asiático Australia y África. Vamos a tener pequeñas representaciones de empresas de estos países. Estimamos que aproximadamente 800 personas de perfiles muy diversos con un denominador común que es la búsqueda de que las empresas puedan ser una fuerza para el bien. Es algo que nos va a caracterizar en este encuentro.
¿Cuál es la agenda que se tiene programada?
Es una agenda diversa, nutrida y abierta a la creatividad de los participantes. Es un evento en el que vamos a tener desde la tarde del martes espacio más informal en el que nos vamos a encontrar después de cuatro años muchos integrantes del movimiento B en Metapatio. Como tal, el evento oficial comenzará el miércoles 25 en la mañana en la Universidad de Monterrey donde la Secretaria de Igualdad e Inclusión del Gobierno de Nuevo León, Martha Herrera, nos dará la bienvenida junto con los representantes de la UDEM y el líder del Movimiento B en Latinoamérica, Francisco Murray Director del Sistema B Internacional. En esa mañana tendremos plenarias como talleres simultáneos que van a tocar distintos contenidos y todos ellos han sido estructurados en base a una metodología que se llama la Teoría U que busca que los propios participantes del encuentro construyan su experiencia. En los talleres vamos a observar la realidad que estamos viviendo y reflexionaremos en torno a ella. Vamos a escuchar también las voces de liderazgos de pequeñas medianas y grandes Empresas B.
En el segundo día, nuestra participación va a estar más orientada a la acción colectiva, es decir a cómo podemos – después de lo que ha sido el trabajo del primer día – sumar juntos empresas, gobiernos, sociedad civil y academia que van a estar presentes, en relación a estos desafíos del sector hídrico, cómo podemos diseñar modelos de negocio que generen impacto social o ambiental o cómo podemos, por ejemplo, integrar la diversidad dentro de las empresas. También va a haber momentos de mucho networking porque creemos que el elemento más valioso es retomar el contacto humano.
¿Cuál es el impacto de las Empresas B en el mundo?
El Movimiento de las Empresas B nació en el año 2006 en Estados Unidos. Diecisiete años después, el mundo está cambiando a una velocidad en la que nos cuesta entender todos los cambios que suceden. Una de las principales aportaciones de las Empresas B es entender que la empresa puede ser una fuerza para el bien, que no solamente es un generador de beneficio económico para los accionistas sino que cada vez más la empresa puede generar un impacto relevante en los principales problemas sociales y ambientales, fruto precisamente de la creatividad de sus emprendedores y de todas las personas que forman parte de estas organizaciones. Al día de hoy, hay más de 7,500 Empresas B en todo el mundo, empresas pequeñas, empresas medianas y algunas multinacionales que quizás sean las más conocidas como Danone, Viña Concha y Toro, cosméticos de Europa como L’Occitane; empresas del sector textil como Patagonia.
En México, el Movimiento llegó en 2016 y ha ido creciendo a diversas zonas del país. Contamos con empresas grandes como Danone, Solardec; empresas que son reconocidas en el ámbito de la agricultura orgánica como Aires de Campo y también empresas en Monterrey que empiezan a ser cada vez más libres en el tema de las energías renovables e inmobiliarias con una mirada puesta en el desarrollo sostenible y en la persona, bebidas como Fitzer o consultoras de innovación social. Definitivamente, dentro de estas 7,500 empresas, lo que tienen en común todas ellas es un propósito de impacto positivo y que miden su impacto social y ambiental con una herramienta sin costo que está disponible para cualquier empresa es la Evaluación de Impacto B, filtro por el cual han logrado ser reconocidas como empresas B Certificadas.
¿Cuáles son los retos de Sistema B que lidera?
El primer reto es que el Encuentro sea un éxito. Llevamos trabajando en él todo un año junto con el equipo de Sistema B Latinoamérica. Creemos que este encuentro será un punto de palanca para que el Movimiento B en México pase a otro nivel. Nuevo León es un lugar con una gran cantidad de empresas que creemos que abracen al movimiento B como algo que les genera valor a su negocio y, por lo tanto, consideren la posibilidad de medirse con la herramienta de Evaluación B y de incorporar a sus cadenas de valor a Empresas B de México y las que vienen de Latinoamérica.
Un segundo reto es que cada vez tengamos un impacto más relevante a los problemas sociales y ambientales a través del desempeño de las empresas. Creemos que una de las grandes aportaciones que tiene este movimiento es cómo estas empresas pueden transformar a las grandes multinacionales insertándose en su cadena de valor y que por supuesto que siga aumentando el número de empresas que utilizan la herramienta de Evaluación B.
Si podemos aspirar algo más es acelerar la medición de empresas precisamente llevándolo al terreno de la política pública, que haya gobiernos municipales, gobiernos estatales y federales para que las políticas públicas consideren a las empresas de impacto como prioridad en su agenda y que no sea algo residual, que si queremos desarrollo sostenible o una sociedad más inclusiva, más equitativa, más regenerativa, tenemos que buscar que las empresas tengan este impacto y pueda ser medido. Sería la hoja de ruta para el 2024.