Los residuos son un problema, sí. Pero, ¿el plástico es el problema? Esta es la pregunta que realmente nos deberíamos de hacer. ¿Podemos sustituir el plástico por otros materiales en la totalidad de los usos que actualmente se realizan? ¿Es necesario sustituir el plástico?
Volvamos a la inicio. El problema no es el plástico, sino lo que hacemos con el plástico. Por lo que en primer lugar lo que deberemos es aprovechar sus propiedades para usos que nos aportan valor y optimizar aquellos en los que realmente puede ser sustituido por materiales que garanticen un menor impacto medio ambiental.
En segundo lugar, durabilidad. Apoyándose en el diseño, tecnología e innovación optimizar el uso de cada producto plástico para maximizar el tiempo de permanencia en la fase de uso de su ciclo de vida antes de pasar a la siguiente, en una Economía Circular esto es ley.
Como siguiente paso y antes de optar por el reuso, reciclaje o recuperación; debemos trabajar en la separación. Desde el punto de vista del diseño de los productos que permitan la separación (Ecodiseño, mono-materiales), desde el punto de vista de la segregación (consumidores y gestores de residuos) y desde el punto de vista de las plantas de tratamiento aumentando su eficiencia, para obtener de ese residuo un nuevo recurso.
Cuanto mejor rendimiento tengan cada uno de estos procesos, mejor será el resultado final
Y esto, ¿se puede hacer? Se puede. Pongamos un ejemplo, actualmente utilizamos el PET como un plástico para la fabricación de botellas para bebidas. Correctamente separado este plástico se puede reciclar y volver usado para uso alimentario.
Hay otros plásticos (p.ej: HDPE, LDPE, PP,..) que también pueden ser reciclados. Pero en muchos casos una no adecuada gestión en las fases de su ciclo de vida, como la anteriormente expuesta: diseño-consumo-separación-tratamiento, hace que veamos el plástico donde no debería estar: en vertederos o en el medio ambiente.
Pero entonces ¿dónde está el problema? El problema ocurre cuando mezclamos estos plásticos y no somos capaces de separarlos entre ellos o de otras sustancias, haciendo muy difícil o casi imposible su reciclado.
Otro punto a resolver es la utilización de distintos tipos de plásticos en el mismo envase. El ejemplo más claro tiene que ver como lo que conocemos como envases multicapa muy utilizados para preservar alimentos donde aunque observemos un film o capa trasparente está compuesto por diferentes capas de plásticos que le confieren al envase propiedades únicas para la correcta conservación, transporte y almacenamiento productos. Esto, ¿es un problema? Es un beneficio para la preservación y durabilidad de alimentos (evitando el desperdicio alimentario), pero en efecto es un problema en cuanto a la facilidad del reciclaje de dichos envases. Este hecho está asociado a los patrones de consumo actuales de la sociedad, y por ello es en esta línea donde más hay que poner el énfasis. Pero, ¿hay soluciones? La realidad es que si las hubiese al 100% no hablaríamos de ello, y por tanto sí que hay soluciones parciales pero no está resuelto al 100%. La técnica nos indica ir hacia envases/productos monomateriales, de manera que en su tratamiento posterior no se vean comprometidos, y segundo avanzar en un proceso de desarrollo para conseguir materiales capaces de disponer de las mismas prestaciones facilitando su reciclaje (I+D).
En estos procesos se obtienen calidades diferentes que podrán ser destinadas a las diferentes cascadas dentro del ciclo técnico del plástico. Disponiendo de material de alta calidad que podrá ser destinado al uso primario, segundas calidades que será aprovechadas en otros usos similares pero menos restrictivos y otras finales donde el material obtenido es propuesto para usos en otras utilidades como: mobiliario de jardín, mobiliario urbano, utensilios, etc.
Nuevo rumbo para el plástico
Aun así habrá una fracción que no seamos capaces de tratarla, separarla o reciclarla. Este sería el punto hacia donde debemos dirigir el rumbo, haciendo que esta fracción tienda al mínimo, incluso a cero. Pero mientras llega (si llega) también tenemos soluciones para esta fracción. El último escalón puede ser la valorización energética de estos residuos, recuperando la energía contenida en ellos. Proceso que técnicamente puede realizarse tanto con garantías de eficiencia energética como de eficiencia ambiental, pero que exigen en todo caso de la voluntad política para su implantación.
Por tanto, sigamos trabajando en la concienciación de todos los grupos de interés y, en su educación para que conozcan qué hacer y cómo hacerlo. Así mismo impulsemos el Ecodiseño apoyándonos en la I+D+i. Utilicemos las herramientas que están nuestro alcance ya, comprendiendo que el objetivo de hacer circular la economía pasa por garantizar la adecuada gestión en todos y cada uno de los eslabones.
Y sobre todo trabajemos con un rumbo claro y objetivos realistas, para llegar al objetivo final: un planeta sano.
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