El medio ambiente y su protección se ha convertido en una preocupación global para todos nosotros. El deterioro de nuestros ecosistemas, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son problemas que afectan a todo el planeta. Ante esta realidad, la comunidad internacional ha adoptado la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un conjunto de objetivos ambiciosos que buscan garantizar un futuro próspero y equitativo para las generaciones venideras. En este desafío, la tecnología se presenta como una herramienta fundamental para lograr un equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación del entorno natural.
Entre sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se encuentran metas como la erradicación de la pobreza, la lucha contra el cambio climático, el acceso a una energía limpia y asequible o la protección de los ecosistemas terrestres y acuáticos. Estos objetivos están estrechamente vinculados con la preservación del medio ambiente y la adopción de prácticas sostenibles, donde la tecnología juega un papel cada vez más crucial y donde las empresas que nos dedicamos a la educación tenemos un doble desafío.
A lo largo de la historia, los avances tecnológicos han impulsado el progreso humano, pero también han generado impactos negativos en el entorno. Sin embargo, en la actualidad, la tecnología se presenta como una herramienta para mitigar los problemas ambientales y promover un desarrollo sostenible. La innovación tecnológica puede ser de gran ayuda a la hora de optimizar el uso de los recursos naturales, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la eficiencia energética, promover la economía circular y fomentar la conservación de la biodiversidad.
Nuevas tendencias en innovación y tecnología
También las nuevas tendencias innovadoras en tecnología pueden aportar mucho a la Agenda 2030. Y es que la transformación digital no sería posible sin el Big Data, pues es el encargado de tratar el gran volumen de datos que existen en la actualidad y cuya gestión y análisis sería imposible a través de herramientas analógicas. Este análisis y gestión de datos del que hablamos, favorece tanto la medición como la colaboración y la transparencia, haciendo de su uso algo beneficioso para acciones como la reducción de emisiones de CO2 o el cálculo de la brecha salarial.
El Blockchain también está impactando en la sostenibilidad de las empresas. Al ser un sistema que nos permite seguir el recorrido de los productos desde su origen hasta su destino final a través de un registro detallado de todas las transacciones y actividades que ocurren en la cadena de suministro, consigue dar un paso más en el camino hacia garantizar el respeto de los derechos humanos o mitigar los problemas de calidad de los recursos.
La Inteligencia Artificial (IA), de la que tanto se habla en los últimos meses, es otra de las herramientas que podemos utilizar desde las instituciones para aportar nuestro granito de arena en la lucha contra el cambio climático. De hecho, un estudio reciente asegura que esta solución tecnológica podría facilitar el cumplimiento del 79 % de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La inteligencia artificial permite, entre otras muchas cosas, construir de manera más eficiente, utilizar los recursos de forma sostenible, y reducir y gestionar mejor los residuos que generamos. Un claro ejemplo de la contribución de la IA a la sostenibilidad es la gestión del tráfico, ayudando a predecir atascos y ofrecer rutas alternativas. Por poner otro ejemplo, también puede ayudar a potenciar la eficiencia de las energías renovables, o hacer más eficiente el sector agrícola, donde por ejemplo, se puede utilizar para conseguir que el riego y la fertilización sean más eficientes o predecir las necesidades de los cultivos.
En este sentido, y teniendo claro que el futuro del medioambiente depende en gran parte del uso que hagamos de la tecnología, una educación basada en el binomio tecnología-sostenibilidad se hace indispensable para avanzar de cara al futuro.
La incorporación de la sostenibilidad en la educación promueve la conciencia ambiental, la responsabilidad social y la adopción de hábitos sostenibles desde una edad temprana. La tecnología puede desempeñar un papel fundamental en este aspecto, ya que permite explorar y comprender mejor los desafíos medioambientales y las soluciones innovadoras. Los estudiantes pueden utilizar la tecnología para monitorear el consumo de energía, realizar proyectos de investigación sobre energías renovables, aprender sobre reciclaje y reducción de residuos, y participar en actividades virtuales de conservación del medio ambiente. Además, la tecnología puede ayudar a difundir información sobre la sostenibilidad y concienciar a un público más amplio, a través de plataformas en línea y redes sociales.
Al integrar ambos aspectos en la educación, se forma a los estudiantes como ciudadanos conscientes, capacitados para enfrentar los desafíos actuales y futuros en un entorno globalizado y en constante evolución. La tecnología y la sostenibilidad deben ser aliadas inseparables en la educación, construyendo un camino hacia un futuro más brillante y equilibrado.
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