Julio Bruno es el actual presidente de Mercato Metropolitano, el primer mercado sostenible comunitario en Londres, y director de la junta de Pacha Group. Con motivo de la reciente publicación de su primer libro Passion to Lead: Advice for Inspirational Leaders (Pasión por liderar: consejos para líderes inspiradores), un manual para apoyar a los empresarios a forjar su camino hacia el éxito profesional en el mundo post Covid, le entrevistamos sobre estos aspectos clave y la importancia de la sostenibilidad para alcanzar objetivos
¿Qué papel tiene el desarrollo sostenible y la alineación con los ODS para conseguir el éxito laboral?
Afortunadamente, cada vez juega un papel más importante. A día de hoy el éxito ya no se mide solo en cuánto dinero facturas, sino que hay otros factores que se tienen en cuenta y que, de hecho, se deberían haber valorado siempre. El respeto al medioambiente es uno de ellos.
Un proyecto de éxito no es solo aquel que factura mucho y genera muchos puestos de trabajo, sino aquel que consigue todo ello mientras contribuye a cuidar el planeta.
Además, ese factor medioambiental cada vez es más importante para los clientes y para los propios empleados y no es raro encontrarse con alguien que rechazó un puesto de trabajo o un producto porque la empresa no contribuía al desarrollo sostenible.
¿Cómo se puede reflejar en una empresa la sociedad en su diversidad? ¿Cuáles son las políticas de inclusión laboral que considera mejores?
Para conseguir reflejar a la sociedad en general es fundamental evitar que haya prejuicios de ningún tipo, ya sean de género, orientación, raciales o de religión. Se trata de aplicar políticas que eviten lacras como la brecha salarial y en las que se dé visibilidad y voz a cualquier minoría.
Por ejemplo, durante mi etapa como CEO de Time Out, impulsé una política de género 50-50 comprometida con la igualdad salarial entre hombres y mujeres, llegando a ser un 58% las mujeres que formaron parte directa de mi equipo. Otra de las iniciativas que pusimos en marcha fue llevar a cabo un proceso de contratación basado en el método a ciegas, para evitar prejuicios inconscientes a la hora de firmar un contrato.
Vivimos en una sociedad cambiante y las empresas no escapan a este cambio. ¿Cómo adaptarse y lograr buenos resultados?
Observando mucho, escuchando mucho y teniendo mucha humildad.
El cambio forma parte de la vida y es necesario para el progreso. Solo aquellas empresas que saben hacer autocrítica, aprender y aplicar lo aprendido, conseguirán sobrevivir y avanzar. Es importante, por eso, revisar constantemente qué se hace bien y qué se hace mal, observar a los demás y trabajar para poner en práctica los cambios que ayuden a construir un mundo mejor.
Eso sí, para lograr buenos resultados de verdad es importante que los cambios no destruyan la esencia de la empresa. Una cosa es adaptarse y otra convertirse en uno más, haciendo lo mismo que el resto. Todas las empresas tienen algo que las hace únicas y debe seguir siendo así.
En este sentido, la Responsabilidad Social Corporativa ha servido como eje de un gran cambio en las empresas, ¿cuáles considera que han sido las claves en la adaptación a ese cambio?
Para mí la clave ha sido el hecho de que la sociedad ya no exige solo servicios y productos, sino que demanda que esos servicios y productos lleven detrás un comportamiento íntegro y contribuyan a mejorar el mundo. Las nuevas generaciones están buscando empresas con un propósito. Para ellos es fundamental sentirse identificados y orgullosos de la empresa en la que van a trabajar.
Las empresas han sabido ver eso y han comprendido que su valor ya no reside solo en lo que hacen, sino también en cómo lo hacen.
Otro punto importante ha sido el hecho de que estamos en una sociedad enormemente globalizada. Eso significa que somos conscientes de que lo que hacemos afecta a mucha gente y, por eso, muchas empresas han comprendido que tienen una responsabilidad con toda la sociedad que va más allá de prestar un servicio, porque es una responsabilidad de valores.
Una de sus premisas es la de “no dejar nunca de aprender en tu trabajo: aprender o morir”. ¿Por qué?
Tal y como expreso en mi libro, desde la humildad del “solo sé que no se nada” es posible mejorar. Alguien que se conforma y que no aprende cosas nuevas se quedará obsoleto pronto y, sobre todo, no crecerá ni como profesional ni como persona.
Debemos aspirar a ser, cada día, un poquito más sabios y un poquito mejores; porque solo así podremos construir un mundo que sea, cada día, un poquito mejor.
El trabajo en equipo y la importancia de compartir conocimiento en el entorno laboral son otros de los temas que trata en su libro. ¿Qué claves nos puede dar en este sentido?
A la hora de progresar y mejorar como empresa, el equipo es fundamental. Y cuando hablo de equipo no me refiero a un grupo de personas que trabajan para la misma empresa, sino a un grupo que rema en la misma dirección y colabora para alcanzar los objetivos.
Para construir un buen equipo hay varias claves que son esenciales. La primera es dejar el ego a un lado y trabajar teniendo en cuenta que el objetivo no es quedar por encima del resto ni brillar de forma individual, sino alcanzar un logro común.
También es importante trabajar desde la humildad, teniendo capacidad de escucha y entendiendo que todos podemos cometer errores y que trabajar en equipo ayuda a corregirlos.
Y diría que otro elemento fundamental es la comunicación. Al igual que en las relaciones de pareja, en las relaciones laborales hablar las cosas, compartir experiencias y tratar de llegar a un entendimiento es clave para el éxito.
¿Cuáles cree que son los desafíos o retos que se plantean en el futuro respecto a las políticas de inclusión social?
Quizá el mayor desafío sea dejar, de una vez por todas, los prejuicios a un lado.
Vivimos en una sociedad en la que tenemos demasiadas etiquetas y esas etiquetas son, además, tremendamente rígidas. La inclusión social debe ser real, no forzada, y solo se alcanzará si cambiamos de mentalidad y empezamos a conocer a cada persona, en vez de presuponer cómo será y qué habilidades tendrá.
Las empresas, en este sentido, tienen mucha responsabilidad porque son ellas las que dan la primera oportunidad. Pero el resto de la sociedad también debe asumir su parte de la tarea y dejar de cuestionar si una persona es válida para un puesto solo por su género, orientación, su etnia, su color de piel o por si tiene capacidades diferentes.
Tras su larga carrera como CEO, ¿cómo evalúa la importancia de la planificación empresarial?
La planificación empresarial es fundamental para el éxito. Es cierto que no podemos planificarlo todo, porque la vida siempre nos puede sorprender, lo hemos visto muy bien en estos últimos dos años y medio.
Pero una buena planificación no solo te ayuda a crecer, sino que también te da un mayor margen de maniobra cuando llegan esos contratiempos inesperados.
Además, realizar una buena planificación empresarial me parece un ejercicio obligatorio de responsabilidad por parte de los responsables de las empresas. De la misma forma que pedimos que los empleados cumplan con su trabajo para que la empresa pueda crecer, los empresarios debemos cumplir con nuestra parte y procurar un entorno de trabajo estable, seguro y que favorezca el crecimiento profesional individual y colectivo.
Finalmente, ¿qué consejos daría para sobrevivir y sobreponerse del éxito y del fracaso laboral?
Creo que el principal consejo es tener muy presente que nuestro valor como personas no depende de nuestro éxito o nuestro fracaso laboral.
El fracaso hay que llorarlo, gestionarlo, asumirlo y utilizarlo para aprender. Si sabemos sacar lecciones de un fracaso, seremos nosotros los que ganaremos.
Igualmente, el éxito también hay que celebrarlo, gestionarlo, asumirlo y emplearlo adecuadamente para construir un mundo mejor. Y es que no debemos olvidar que hay muchas personas que no saben gestionar el éxito y terminan convirtiendo ese logro en el principio de su fin. Por ejemplo, hay quien se vuelve demasiado prepotente y provoca que su equipo abandone, y sin equipo no hay éxito. Y también hay quien se deja llevar por la emoción del éxito y asume riesgos desmedidos, que provocan su ruina.
Por eso es importante tener siempre los pies en la tierra y rodearse de personas que te quieren, no por tu “yo” profesional, sino por quién eres como persona.
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