La reducción de las horas de trabajo y la organización más flexible del tiempo de trabajo, como las aplicadas durante la crisis de la COVID-19 , pueden beneficiar las economías, las empresas y los trabajadores y sientan las bases para un mejor y más saludable equilibrio entre el trabajo y la vida privada, según un nuevo informe de la OIT.
El informe Working Time and Work-Life Balance Around the World (El tiempo de trabajo y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada en el mundo) examina los dos aspectos principales del tiempo de trabajo: las horas de trabajo y la organización del tiempo de trabajo (también llamados horarios de trabajo) y sus efectos sobre el rendimiento de las empresas y el equilibrio entre el trabajo y la vida privada de las personas. Incluye una serie de nuevas estadísticas sobre las horas de trabajo, tanto antes como durante la crisis de la COVID-19.
El informe analiza diferentes organizaciones del tiempo de trabajo y sus efectos sobre el equilibrio entre la vida profesional y privada, como los sistemas de trabajo por turnos, por pedido, horarios comprimidos y horas anuales promedio. Advierte que los beneficios de algunas de estas modalidades flexibles, como una mejor vida familiar, pueden estar acompañados por costos como mayores desequilibrios de género y riesgos para la salud.
El informe incluye un número de conclusiones y recomendaciones, entre ellas:
- Las leyes y reglamentaciones de la jornada laboral sobre el número máximo de horas de trabajo diarias y los períodos de descanso reglamentarios son logros que pueden contribuir a la salud y bienestar de una sociedad a largo plazo y no deben ponerse en peligro.
- Las jornadas de trabajo más largas por lo general están asociadas con una productividad inferior, mientras que un horario más reducido está relacionado con una mayor productividad.
- Los países deberían aprovechar las experiencias adquiridas con la reducción y la flexibilidad de las horas de trabajo durante la crisis de la COVID-19. Incluyendo las modalidades a tiempo parcial con las mayores prestaciones posibles, no sólo a fin de mantener el empleo sino también para sostener el poder adquisitivo y crear la posibilidad de amortizar los efectos de las crisis económicas.
- Son necesarias respuestas de la política pública a fin de promover reducciones de las horas de trabajo en numerosos países, para promover un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida privada y mejorar la productividad.
- El teletrabajo contribuye a mantener el empleo y crea un nuevo espacio para la autonomía del empleado. Sin embargo, esta y otras formas de modalidades flexibles de trabajo deben ser reguladas para contener sus posibles efectos negativos, a través de políticas como la que con frecuencia se llama un “derecho a desconectarse” del trabajo.
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