El primer diccionario de la reputación empresarial que se edita en el mundo ya es una realidad gracias a la implicación de Villafañe & Asociados como entidad editora y al trabajo de una selección de líderes empresariales iberoamericanos de la que formas parte. ¿Qué le ha llevado a participar en este proyecto en representación de MAPFRE?
Participar en este gran diccionario nos ha dado la oportunidad de aportar nuestra experiencia, definiendo una palabra tan relevante para el sector financiero como es “confianza” en todas sus acepciones empresariales. Pero también algo que para nosotros era muy relevante, y que ha consistido en trasladar a la sociedad la importancia que tiene la reputación y la ética de las empresas por grandes o pequeñas que sean a la hora de generar confianza.
Esta obra recoge hasta 200 definiciones relacionadas con la gestión reputacional y empresarial, conceptos que para nosotros son los que marcan la diferencia, mejoran el desempeño e incrementan el reconocimiento de los grupos de interés.
Hablamos de un aspecto fundamental, sobre todo en estos momentos, en los que es más necesario que nunca alcanzar la recuperación social y económica y demostrar que las empresas somos parte de la solución.
Desde su punto de vista como líder empresarial, ¿qué criterios debe cumplir una organización para poder declararse como responsable?
La responsabilidad corporativa viene condicionada principalmente por ocuparse del bienestar de las personas y de nuestro entorno. Es algo que siempre hemos tenido claro y que nos ha hecho integrar la sostenibilidad en todo lo que hacemos.
Siempre subrayo que las empresas no solo deben generar riqueza exclusivamente material, sino también riqueza ética y, sobre todo, humana. Esto genera un impacto positivo sobre las personas y el planeta, y avanzar en materias clave como la lucha contra el cambio climático, la reducción de las desigualdades y la mejora de la transparencia.
MAPFRE trabaja con este objetivo de generar también rentabilidad social.
En buena parte de tus declaraciones públicas sobre las políticas de recuperación económica postcovid asegura que las economías low cost no harán más que generar trabajadores y sociedades low cost ¿Cómo contrapondría esta situación con un modelo de desarrollo sostenible?
Efectivamente, así es. No puede haber riqueza económica y social si, además de crecer y ser rentables, no somos capaces de contribuir a la mejora de los entornos sociales y medioambientales, garantizando buenos trabajos y salarios para los trabajadores, así como servicios y prestaciones de calidad para los clientes.
Está demostrado que las empresas sostenibles son más competitivas, generan más oportunidades, afrontan los nuevos desafíos con más garantías y cuentan con mejor reputación. Los empleados de estas compañías, además, son más productivos cuando perciben que trabajan en una organización que respeta a las personas, que protege el planeta, que se preocupa por la sociedad y que cuenta con códigos éticos.
Nosotros tenemos un fondo de inversión, el MAPFRE AM Inclusión Responsable, que invierte solo en empresas firmemente comprometidas con la inclusión. La rentabilidad de los últimos 12 meses supera el 36%, demostrando que las empresas con corazón social están mejor gestionadas y son más rentables en el medio y largo plazo.
¿Qué peso debe tener la comunicación de las buenas prácticas socialmente responsables de las organizaciones en su estrategia reputacional?
La comunicación es absolutamente necesaria para compartir nuestros valores y cómo los convertimos en acciones que benefician a la sociedad. Pero también para incrementar el sentido de pertenencia, de compromiso de nuestros empleados, y promover la concienciación y la reflexión, hacer una llamada a la acción al conjunto de la sociedad.
Además, debemos hacerlo con la máxima trasparencia posible y dando ejemplo, para ser creíbles y trasmitir un mensaje de honestidad, de cercanía y de coherencia, de que lo que decimos lo llevamos a cabo, y de que no somos una aseguradora más, somos MAPFRE.
En MAPFRE, contamos con un claim que utilizamos para comunicar todo lo que hacemos por la sostenibilidad. Es #LaParteQueNosToca, cinco palabras que representan esos miles de gestos, sencillos pero importantes, que suman al objetivo común de construir un mundo más justo, más próspero, más ético, más igual, más diverso, más colaborativo y más seguro.
En la actual coyuntura tan convulsa que estamos viviendo, ¿cuáles son a su parecer los grandes retos a los que se enfrentan las organizaciones en materia de reputación corporativa y gestión socialmente responsable?
Son muchos los desafíos. Creo que la palabra que en estos momentos agrupa a todos ellos es sin duda la sostenibilidad, posiblemente el término más deseado por las empresas y que está permitiendo revisar los modelos existentes, buscar soluciones que respeten las necesidades del planeta y contribuir a generar un impacto positivo.
La sostenibilidad es más urgente que nunca. La pandemia ha hecho más visibles las desigualdades y ha acrecentado muchos de los problemas que ya estaban encima de la mesa.
Nuestro plan de sostenibilidad actual es una hoja de ruta trasversal a todo el Grupo, con más de 30 objetivos y líneas de acción específicas para avanzar en asuntos tan relevantes como la igualdad, la lucha contra el cambio climático, la economía circular, la inclusión y la diversidad, el empleo de calidad, la transparencia, la educación financiera y la Agenda 2030, entre otros.
Trabajamos para alcanzar todos los objetivos en este último año de ejecución y, en paralelo, estamos reflexionando en lo que se será el compromiso sostenible de MAPFRE para el trienio que viene, 2022- 2024.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables – Autores de la Reputación