Todo está unido a todo lo demás.
Hace unos días estábamos reunidas un grupo de personas de una organización. Estábamos sentadas en círculo mirando la palma de la mano, en cada una de ellas habían unas uvas pasas. Las uvas pasas no parecían particularmente apetitosas para muchas personas —yo lo sabía—, pero tras mi invitación las personas que allí estaban tomaron una entre sus dedos para observarla con curiosidad.
En ese momento se empieza a observar su brillo, incluso se puede apreciar su ombligo, algo que recuerda que esa pasa colgó antes de un racimo de uvas. En algún momento pudieron acercarla al oído, y escuchar la pasa, una gran sorpresa para muchos. «¡Puedo oírla!» decían. Y finalmente la pasa llega a la boca, su textura rugosa se siente en la lengua, que la mueve de un lado para otro, jugando con ella, sintiéndola, en algún momento los dientes dividen la pasa en 2, su sabor explota en la boca y…. es entonces cuando se mastica lentamente, para acompañar, por último, a la uva pasa en el recorrido que esta hace en el cuerpo.
En la uva pasa los participantes encuentran, tal vez por primera vez en sus vidas, algo más que una pasa. Se encontraron con el agua que hizo que la uva creciera, con el sol, con la tierra, con las manos de la persona que cuidó de las vides, con las de la persona que recogió la uva, con el sol, con el proceso de transformación de la uva, con quien condujo el camión de trasporte, con la persona que estaba en la caja del supermercado, con quien compró en casa y colocó la comida en el estante de casa…
No es igual pensar a la pasa, que experimentar de la pasa.
Como no es igual pensar en la ecología, en la sostenibilidad, el liderazgo… que experimentar en primera persona la ecología, la sostenibilidad y el autoliderazgo.
Recuerdo mi primer retiro de meditación mindfulness, fue mi primera toma de contacto con mindfulness, en aquel momento hacía 8 años que no tomaba unas vacaciones de verdad por una semana.
Allí vi, experimenté por primera vez en mucho tiempo las flores, los árboles, los pájaros, a las personas, incluso mis manos y mi cara en el espejo.
Definitivamente….
No es igual pensar la vida, que experimentar la vida.
No estamos en un momento en que los seres humanos necesitemos solo una lista de cosas que hacer y cosas que no hacer para cuidar del planeta o la sociedad.
Es momento de desarrollar la habilidad de estar presentes, para tener criterio para tomar decisiones y tener comportamientos éticos, responsables y sostenibles que emerjan, principalmente, de la sabiduría del propio individuo.
Muchos harían trampas si no se les viera…
Pero ¿y si siempre hubiera alguien que te estuviera viendo?
¿Qué pasaría si esa mirada fuera una amable y compasiva?
Muchos hablan de mindfulness como el secreto para la salud, el bienestar, para la felicidad, y cada vez son más los estudios que nos hablan de sus beneficios.
Las prácticas de mindfulness nos recuerdan lo difícil que resulta traer la atención a una única cosa a la vez.
Respondemos un correo electrónico mientras estamos en una reunión. Mantenemos 5 conversaciones paralelas en Slack con 5 compañeros diferentes a la vez. Comemos con nuestras familias, mientras vemos la televisión….
Nuestra sociedad y planeta demandan nuevas estrategias.
Buscamos un sistema ecológico, socialmente responsable y sostenible. Hablamos de sostenibilidad, creamos sistemas para implementarlo, acciones desde las empresas para aportar a la sociedad y cuidar del planeta.
Te diré algo, en mi experiencia, no hay mejor forma de potenciar la ecología, la sostenibilidad y la responsabilidad social que reconocer y explorar un yo ecológico, sostenible y responsable.
Como es dentro es fuera.
La meditación mindfulness es una práctica que se puede aprender y que se centra en llevar la atención al momento presente de forma intencional, compasiva y sin juicio, lo que genera una mayor apertura hacia nueva información, así como una mayor consciencia de uno mismo y de aquello que le rodea (Bishop, Lau, Shapiro, Carlson, Anderson et al., 2003).
Mindfulness ecológico, el concepto que algunos académicos han creado para mostrar una nueva forma de promover la sostenibilidad social y medio ambiental (Brown & Kasser, 2005). Se trata de apoyar el desarrollo de una mayor consciencia que impulse al ser humano a tener comportamientos que cuidan de la naturaleza a través de la práctica de mindfulness.
Mindfulness nos puede ayudar a reconocer las consecuencias de nuestros comportamientos, y a darnos cuenta de lo que se llama a veces un sentido de interconexión con otros seres vivos y el planeta, esto requiere aprender y entrenar la capacidad de estar conectados con el momento presente.
Ser conscientes del impacto de nuestro propio comportamiento en las comunidades, incluso las que están distantes físicamente importa. Adquirir una visión más amplia de las decisiones diarias y comportamientos cambia el mundo.
Cada centímetro de nieve que actúa como escudo del planeta, y que desaparece en el ártico, aparece como subida del nivel del mar en todo el mundo. En ecología, como en la vida, todo depende de todo lo demás.
En definitiva, todo está unido.
De este y otros temas afines, hablamos en el pasado Congreso de Liderazgo y Empresa Consciente donde tuvimos la oportunidad de dar voz a un nuevo liderazgo. Gracias a los organizadores del congreso y a corresponsables por su difusión.
Para más tribunas visite nuestra biblioteca Corresponsables.