El proyecto piloto de clasificación y reciclado de pequeños materiales plásticos que impulsa la Alianza para el Reciclaje de los Pequeños Plásticos (ARPP) en la ciudad de Valencia ha sido reconocido por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico como ejemplo de circularidad.
De esta manera, esta iniciativa, que desarrolla la plataforma en colaboración con la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia, se ha incluido en el “Catálogo de Buenas Prácticas de Economía Circular” que acaba de publicar el MITERD. Dicha publicación identifica aquellos modelos de buenas prácticas de economía circular realizadas en España, que puedan ser transmisibles y escalables a otros agentes.
“Desde la ARPP estamos muy orgullosos de que se haya elegido este piloto que estamos desarrollando como ejemplo perfecto de economía circular. Una iniciativa con la que pretendemos concienciar a la ciudadanía de la necesidad de reciclar los pequeños plásticos, así como fomentar el incremento de las tasas de reciclabilidad en nuestro país. Un proyecto que, además, esperamos poder replicar en otros puntos de España en un futuro próximo”, ha destacado Silvia Escudé, directora de Cafés de Nestlé España y portavoz de la alianza.
Modelo de circularidad
En la actualidad, los pequeños plásticos como cápsulas, tapones y tapas y algunos yogures que se depositan en el contenedor amarillo no se consiguen separar y reciclar en parte de las plantas de selección de envases de nuestro país. Con el objetivo de contribuir a reducir las tasas de rechazo a vertedero e incrementar el porcentaje de plástico reciclado, la ARPP está desarrollando este proyecto piloto en la planta de selección y clasificación de residuos de envases ligeros de VAERSA en Picassent (Valencia).
Para ello, en los próximos meses se instalará un robot con inteligencia artificial en la línea de rechazo de material fino de dicha planta con la voluntad de capturar y extraer del flujo de residuos aquellos materiales plásticos de pequeño tamaño que se puedan aprovechar, para su posterior reciclado. Se estima que gracias a esta nueva tecnología se recuperen alrededor de 345 toneladas de plástico al año, que en la actualidad se pierden.
El material obtenido se enviará a empresas recicladoras para su procesamiento. Como resultado, se dispondrá de una granza que se podrá emplear tanto como materia prima de segunda generación para la elaboración de nuevos objetos, como para obtener nuevos plásticos reciclados demandados por el mercado. Todo ello, como claro ejemplo de economía circular.
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