En un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, evaluar los riesgos climáticos se ha convertido en algo esencial para los inversores inmobiliarios. Entre los retos actuales, destaca la creciente amenaza de olas de calor, como las vividas recientemente en España. Estas situaciones extremas pueden causar graves daños a los activos inmobiliarios, lo que subraya la urgente necesidad de destinar parte de la inversión a la evaluación y mitigación de estos riesgos.
La exposición a las olas de calor es una realidad emergente que requiere atención. Para 2030, entre 250 y 360 millones de personas vivirán en zonas propensas a estas condiciones extremas. Y esta cifra podría aumentar significativamente a entre 700 millones y 1.2 billones para 2050, según el informe de McKinsey Physical hazards and socioeconomic impacts.
A medida que la exposición a las olas de calor crece, pueden surgir problemas como el uso indebido de sistemas, amenazas para la salud y altos costes de energía a la hora de refrigerar edificios. No obstante, la evaluación detallada de riesgos climáticos a través de herramientas como Deepki Ready permite a los inversores identificar activos inmobiliarios vulnerables en tiempo real y obtener una puntuación de resistencia climática en sus activos para así ser capaces de tomar medidas preventivas. Paralelamente, en este proceso de adaptación, los inversores deben tener en cuenta que las soluciones high-tech y low-tech, son esenciales en la mitigación de riesgos climáticos como olas de calor o inundaciones, tal y como se señala en el White Paper “Riesgos climáticos: cómo evaluar el impacto en sus activos de Deepki, el único proveedor de una plataforma inteligente de datos ESG completa.
5 soluciones high-tech y low-tech para mitigar el riesgo climático físico
- La instalación de sistemas de alarma temprana emerge como una medida de vanguardia. Estos sistemas permiten no solo la detección anticipada de condiciones climáticas extremas, como olas de calor, sino también una respuesta inmediata y coordinada ante tales situaciones. La seguridad de los inquilinos se ve ampliamente fortalecida, ya que estos sistemas brindan una advertencia en el momento oportuno, permitiendo la evacuación eficiente y la implementación de protocolos de emergencia necesarios para salvaguardar vidas y bienes.
- El diseño de primeras plantas elevadas se presenta como una solución ingeniosa y práctica. Elevar las plantas bajas por encima del nivel del suelo no solo evita potenciales daños causados por inundaciones, sino que también simplifica la gestión de los flujos de agua. Esta estrategia inteligente contribuye a la prevención de daños estructurales, al tiempo que facilita el control y desalojo de agua en el caso de condiciones climáticas adversas, reduciendo la amenaza de inundaciones y minimizando el impacto en la infraestructura.
- La incorporación de materiales con propiedades térmicas avanzadas también ocupa un lugar central en la mitigación de riesgos climáticos. La selección cuidadosa de estos materiales en la construcción de edificios permite una mayor resistencia al estrés térmico generado por las olas de calor. Esta adaptación no solo preserva la integridad de las estructuras, sino que también contribuye a mantener un ambiente interior más cómodo y estable durante situaciones climáticas extremas, reduciendo la necesidad de sistemas de enfriamiento intensivos y, en última instancia, promoviendo la eficiencia energética.
- Además, el aumento de las superficies permeables emerge como una medida efectiva para reducir el riesgo de inundaciones. El incremento de estas áreas favorece la absorción del agua pluvial, reduciendo la carga sobre los sistemas de drenaje y mitigando el riesgo de inundaciones repentinas. En un enfoque complementario, la implementación de sistemas sostenibles de drenaje urbano juega un papel crucial. Estos sistemas inteligentes gestionan el agua de manera eficiente, minimizando el impacto de las precipitaciones intensas en las infraestructuras urbanas y reduciendo daños potenciales.
- El aumento de la cubierta forestal a través de la plantación de árboles y tejados verdes se perfila como una solución natural de gran alcance. Esta estrategia no solo mitiga el estrés causado por el calor, sino que también mejora la calidad del aire y contribuye a la resiliencia del entorno urbano frente a los efectos adversos del cambio climático. Los árboles proporcionan sombra y regulan la temperatura, además de absorber el dióxido de carbono y otros contaminantes, creando espacios más saludables y sostenibles para las comunidades urbanas.
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