No es mi intención sonar agorera nada más comenzar mi reflexión, pero el tiempo se acaba, aunque hay solución. Todo empieza por abrir los ojos, ser capaces de ver lo afortunados que somos gracias a los innumerables recursos naturales que nos rodean y tomar conciencia de ello. Por su parte, la Tierra quiere (y necesita) llamar nuestra atención dándonos un toquecito en el hombro: cuidado, nada es inagotable. No valen las excusas, todas las personas podemos actuar e implicarnos de forma más activa con el planeta en el que vivimos. Todo depende del compromiso que estemos dispuestos a asumir. Quizá el extra de motivación sea fruto de ver la importancia de cuidar y respetar nuestro entorno como forma de legado a las futuras generaciones, pensar en nuestros hijos, sobrinos, hermanos e, incluso, bisnietos o tataranietos.
Cada persona debe asumir ese compromiso y cada empresa debe de hacer exactamente lo mismo porque, ¿qué es una empresa sino un conjunto de personas? Por tanto, se trata de un compromiso que abandona la perspectiva individual para hacerse colectivo. En Nationale-Nederlanden procuramos predicar con el ejemplo y dictaminar compromisos tangibles y políticas reales en favor de una causa que nos afecta e implica a todos sin excepción. Nuestro propósito corporativo es una auténtica declaración de intenciones: “ayudar a cuidar de lo que más importa” y cómo no sentirse identificada con un objetivo que promueve la protección de lo más estimado tanto en lo individual como en lo colectivo. Como responsable de Experiencia del Empleado, es un placer liderar un equipo que promueve y comulga con acciones de responsabilidad con el medioambiente que, a la vez, es parte de nuestro marco estratégico. De esta forma, estrategia y personas se unen con la intención de “dejar huella” de forma real y tangible haciendo práctica la teoría.
Para poder cuidar el planeta en el que vivimos, necesitamos la actuación conjunta de muchos, no solo de una minoría. Es necesario sumar esfuerzos entre todos, personas y compañías, para asegurar un mundo mejor. Cuando pienso en esto, recuerdo la frase del escritor Johann Wolfgang von Goethe, “si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia”. Pues eso, poco más que añadir.
En este sentido, esta situación también se extrapola a las grandes compañías y marcas de consumo. Está claro que, desde el mundo de la empresa, este es un reto al que nos llevamos enfrentando ya un tiempo y del que podemos empezar a ver resultados reales. En nuestro caso, todo detalle suma para incentivar unas políticas respetuosas con el medioambiente, desde tareas propias del día a día, como la reducción de plásticos de un solo uso en nuestras oficinas, hasta cuestiones que forman parte de la propia estrategia, como el compromiso con los criterios ESG y los fondos de inversión sostenibles.
Ser responsables con hechos y no con palabras
Si no queremos que las políticas de algunos actores sociales corran el riesgo de quedarse en papel mojado, todos debemos tomar conciencia del problema y poner de nuestra parte para remediarlo con acciones concretas y no solo con actitud.
Y con esto me refiero a acciones concretas, no solo a una cuestión de actitud o conciencia. Con que cada uno en su casa sea responsable con detalles cotidianos como el uso de la calefacción, la gestión de residuos, el uso del agua, etc. sería un gran grano de arena al saco común. Y que cuando esta persona llegue a su puesto de trabajo, siga la misma actuación en su entorno exterior.
En lo que se refiere a Nationale-Nederlanden, tengo que decir que, aunque queda aún mucho trabajo por delante, nuestras acciones son reales. Nos gusta comprometernos, somos una empresa que lucha por ello. Somos claros, comprometidos y cuidamos de nuestros clientes, nuestros empleados y nuestro planeta. Un ejemplo es el Nationale-Nederlanden Plogging Tour, que estamos realizando por diferentes ciudades de España por segundo año consecutivo, y que persigue el objetivo de hacer deporte mientras se recogen residuos. También, podemos verlo con el uso de energía 100% renovable en los edificios de la Compañía o a través de nuestras políticas de reciclaje, todo son ejemplos reales. Aunque insisto, humildemente, en que aún queda mucho por hacer.
En definitiva, como comentaba al principio de estas líneas, yo me siento cómoda y comprometida con esta causa actuando de esta manera. Es un modo de vida que practico en casa y que traslado a mi puesto de trabajo.