De acuerdo a lo establecido por la ONU, de aquí a 2030 deberíamos haber sido capaces de reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, entre las que se incluyen las principales causas de muerte en España: las enfermedades cardiovasculares (ECV) y el cáncer.
Nuestro país fue el primero de la UE en aprobar una estrategia nacional sobre salud cardiovascular en la primavera de 2022, pero los accidentes cardiovasculares aumentan a un ritmo vertiginoso entre los españoles. El pasado año se produjeron un total de 120.572 muertes por este motivo, según datos del INE, lo que supone un saldo de más de 330 fallecimientos por infartos o enfermedades cardiovasculares cada día. Estas cifras demuestran la necesidad de acción y movilización urgente en una carrera, a estas alturas, a contrarreloj.
La situación actual exige priorizar y poner foco en dos de las patologías más prevalentes. Una realidad en la que desde Novartis hemos decidido asumir la responsabilidad de contribuir para dar respuesta de forma inminente a través de una nueva estructura organizativa que nos permite brindar un mayor compromiso y enfoque en la búsqueda de soluciones innovadoras a nuestras áreas terapéuticas centrales , entre ellas, Cardiología y Oncología.
Estamos convencidos de que sólo a través del diálogo y la colaboración, seremos capaces de dar respuesta a algunos de los retos que pueden acelerar la consecución de los objetivos y acercarnos al cumplimiento de las metas con la fecha prevista en 2030.
Fomentar la prevención y el cribado poblacional de las enfermedades más prevalentes, mejorar la inversión en la búsqueda de nuevos avances terapéuticos y facilitar las conversaciones para permitir la llegada de estos medicamentos a los pacientes se tornan claves para reducir la mortalidad prematura.
En los últimos años, se han dado importantes pasos en esta dirección. Gracias al cribado periódico se ha mejorado notablemente el diagnóstico temprano de algunos tumores como el cáncer de mamá o el colorrectal. Sin embargo, cuando nos referimos a enfermedades cardiovasculares, todavía existe un amplio margen de mejora respecto a la prevención primaria y secundaria a fin de identificar a tiempo el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular y evitar, en muchas ocasiones, un trágico desenlace.
También en el ámbito de la investigación se presentan nuevas opciones terapéuticas que puedan cambiar el curso de estas enfermedades. Ya se ha demostrado la eficacia de componentes como, por ejemplo, el uso de ARN de interferencia para reducir niveles de c-LDL, el “colesterol malo”, uno de los factores de mayor riesgo en patologías cardiovasculares como la enfermedad aterosclerótica.
Asimismo, se ha dado un fuerte impulso a la oncología con avances como la medicina de precisión y terapias que han prolongado la supervivencia en cánceres como el de mama metastásico o el de próstata. Para este último, no podemos olvidar el potencial terapéutico de la medicina nuclear, todavía muy incipiente en todo el mundo y de momento tan solo desarrollada en algunos enclaves pioneros, entre ellos España.
Son avances que han sido posible gracias a la colaboración de los pacientes, la investigación y la apuesta por el potencial industrial del país para transformar la salud.
Desde Novartis estamos convencidos que tenemos las herramientas, las soluciones y una gran oportunidad para revertir de una forma conjunta la situación. Sólo necesitamos una acción inmediata y más ambiciosa para pisar el acelerador y conseguir los resultados esperados. ¿Sumamos?
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 8º Aniversario de los ODS, en colaboración con Metrovacesa.