El nuevo escenario que ya está provocando el cambio climático afecta directamente al sector financiero, que además anticipa este propio impacto. “Tenemos que redefinir cómo medir el éxito en las compañías. El binomio rentabilidad-riesgos está ahí, pero hay una tercera variable que es el impacto, porque una compañía no vive en un silo sino que vive en un mundo en el que se relaciona y del cual depende”, ha explicado el director global de Negocio Responsable de BBVA, Antoni Ballabriga, en el II Encuentro Anual sobre Financiación Sostenible.
Ballabriga se ha referido a la labor de UNEP FI (United Nations Environment Programme Finance Initiative), cuyo comité directivo copreside, “que se remonta a más de 25 años, agrupa 300 entidades financieras y supone un punto de encuentro de distintos actores del sector para impulsar las finanzas sostenibles en el marco de la alianza con Naciones Unidas”.
A su juicio, existen cinco grandes claves que configuran el mercado de la financiación sostenible y su reciente crecimiento y desarrollo. “En primer lugar, estamos hablando verdaderamente de una disrupción. Hacer esta transición de forma ordenada es fundamental para garantizar la sostenibilidad del sistema. Es una transición que va a llegar y las compañías tienen que prepararse”. En ese sentido, recordó los entre 5 y 7 billones de dólares al año que serán necesarios para alcanzar los ODS (1,5 de los cuales afectan directamente al sector privado). Ballabriga no se olvidó de los riesgos y cifró entre 1 y 4 trillones de dólares los activos varados, que podrían perder todo su valor en el corto y medio plazo a causa del impacto climático.
En segundo lugar, se refirió a la aceleración que de forma exponencial está viviendo la financiación sostenible. “Afrontamos una década clave en la que tenemos que bajar del 7% las emisiones de CO2 y urge un cambio”. La tercera clave, en su opinión, es la regulación, en especial la transparencia informativa, la taxonomía o definición de actividades sostenibles y la supervisión bancaria. A su juicio, “esta transparencia informativa es crítica” y puso como ejemplo el porcentaje de actividad dedicado a actividades sostenibles, de las que habrá que informar obligatoriamente.
Las dos últimas claves tienen que ver con las alianzas dentro del sector financiero, y con el alineamiento. “El Acuerdo de París ya hablaba de esto y de cómo el sector financiero tiene que facilitar los flujos financieros en línea con los objetivos de reducción de emisiones. Los bancos en el plazo de tres años ya nos hemos comprometido a alinearnos”.
El director global de Negocio Responsable de BBVA se ha referido también a la taxonomía como “pieza nuclear del plan de acción de la Comisión Europea, que consiste en crear ese diccionario para clasificar si una actividad es sostenible o no”. A su juicio, todas las iniciativas pasan por que esa taxonomía sea “un lenguaje común en el mundo que acelere el proceso y esa es la gran demanda que hacemos desde el sector financiero”. En cualquier caso, “no podemos esperar a la taxonomía; hay que acelerar con la dinámicas y prácticas de mercado como los principios de bonos sostenibles, sociales y préstamos verdes. Estos son buenos estándares de mercado y han permitido llegar a un nivel de movilización bastante ordenado”, advirtió.
Frente a todos estos retos, a su juicio, el sector financiero está preparado para acompañar a la economía y a sus clientes en esta transición. Para “realizar este proceso urgente, ordenado, que mitigue todos los riesgos y aproveche las oportunidades, hay soluciones muy distintas: desde financiar proyectos sostenibles a financiar siguiendo una medición de desempeño vinculada con la sostenibilidad, pasando por apalancarse en soluciones del sector financiero para beneficiar a nuestros grupos de interés (cadena de proveedores, clientes, bancos e inversores)”.
“En nuestro caso, en BBVA, hemos llegado a la conclusión de que la sostenibilidad es una prioridad estratégica que forma parte del día a día de la organización, como recientemente hemos anunciado”, ha concluido.
Tras esta apertura, Antonio Borraz, director global de ALM & Treasurer de BBVA, participó en un panel sobre la situación del mercado, donde representantes de operadores líderes en financiación sostenible debatieron sobre estas nuevas fórmulas (bonos y préstamos sostenibles y verdes, `transition bonds´, `SDG linked bonds´, titulización verde, `green project finance´,…).
Borraz comentó que “BBVA está ayudando a los clientes en la transición hacia un futuro sostenible. Ya en 2018 anunciamos nuestro compromiso de alcanzar los 100.000 millones de euros en financiación sostenible hasta 2025, del que llevamos ya 30.000 millones movilizados”.
En cuanto a la regulación, reclamó también “un campo de juego conocido, que tiene que venir, no por imposición regulatoria absoluta, sino por un diálogo con el supervisor y con el regulador”. “A través de un periodo de transición, ambicioso, pero factible y claro. Es crítico que sea justo y universal y lo más inclusivo posible”, concluyó.
En el acto, el Observatorio de Finanzas Sostenibles hizo entrega de sus premios que reconocen, en su primera edición, a instituciones, empresas y profesionales que han apostado y liderado la financiación sostenible desde sus distintos ámbitos. Antoni Ballabriga recibió el premio OFISO por su trayectoria personal y profesional en las finanzas sostenibles.
En el evento, celebrado en el Palacio de la Bolsa de Madrid, también ha participado el presidente de BME, Antonio Zoido, y el presidente del Observatorio Español de la Financiación Sostenible, Julián Romero, organizador del evento.