Remontándonos a la época de la Revolución Industrial, encontramos los orígenes de la lucha por los derechos de los trabajadores y la seguridad laboral. Estas inquietudes han desembocado en las actuales demandas de sostenibilidad y compromiso social hasta transformarse en requisitos legales y programas internacionales como los ODS.
A lo largo de los años, las distintas etapas de la revolución industrial condujeron a la consecución de avances sustanciales como, por ejemplo, la estandarización de los procesos de fabricación o la adaptación de las cadenas de producción para proteger el medio ambiente. Todo ello ha dado paso a lo que se conoce como la cuarta revolución industrial o industria 4.0, una nueva era en la que la responsabilidad social corporativa y el Compliance forman parte integrante, necesaria y motora de la escala de valores de las grandes compañías.
A lo largo de la evolución industrial en la historia, los compromisos voluntarios sobre la sostenibilidad se han ido convirtiendo en requisitos legales de obligado cumplimiento. Un ejemplo de ello es la Ley de Verificación de Estado de Información No Financiera, del 28 de diciembre de 2018, que exige una serie de datos sobre el estado de la empresa en materias no financieras: cuestiones medioambientales y sociales, relativas al personal, o incluso sobre el respeto a los Derechos Humanos y la lucha contra la corrupción y el soborno. Todo ello, a su vez, debe ser verificado por un experto independiente.
Este tipo de requisitos legales, relativos a la presentación y verificación de estados de materia no financiera, actualmente atañen solo a las grandes compañías, pero no se aplican excepcionalmente en España, sino que responden a una tendencia global que ya lleva varios años vigente en Francia, Italia o Canadá. Además, el propósito es que cada vez sea más inclusiva, de forma que lo más probable es que se acabe exigiendo también a las pequeñas y medianas empresas.
Otro avance destacado ha sido la revolución que ha provocado la modificación del Código Penal Español de 2015, acompañado de la publicación de estándares nacionales como la UNE 19601 e internacionales, como la ISO 37001 y la reciente ISO 37301. Este cambio legislativo ha sido muy positivo, puesto que condiciona, dado el caso, la Responsabilidad Penal de la Persona Jurídica a implantar y gestionar un sistema de Compliance efectivo y eficiente. Sin duda, un paso necesario para controlar no solo los riesgos penales, sino también los riesgos de cometer cualquier acto ilícito y de disponer de unos criterios básicos de ética y valores.
Con el avance de la industria llegamos a lo que hemos llamado la cuarta revolución industrial, fenómeno del que ya somos testigo. La Industria 4.0 está protagonizada indiscutiblemente por la irrupción de la tecnología y su integración en todas las fases de ciclo de vida del producto, pero no solo es una revolución tecnológica, si no que abraza la integración vertical, reduciendo los desperdicios y ajustando en tiempo real las modificaciones de producción que los originan. Por otro lado, también puede conducir a una integración horizontal, conectando toda la cadena de valor, reduciendo improductividades y asumiendo e integrando las necesidades de todas las partes en la cadena de suministro y puesta a disposición del cliente.
Para aprovechar el enorme potencial de la tecnología en las distintas áreas de la Industria 4.0, el Economic Development Board de Singapur, con la participación de TÜV SÜD, Siemens y McKinsey, ha desarrollado la herramienta SIRI ASSESSMENT. Esta no consiste exclusivamente en una auditoría, sino en un proceso de consultoría completo en el que el asesor certificado (CSA) revisará el estado de madurez de todas las dimensiones y generará una Matriz de Priorización en la inversión, que se basa en la estrategia de la compañía, en el impacto económico de cada área, en los procesos y rendimientos que queremos que mejoren con la inversión y en la comparación del estado de madurez de cada dimensión con nuestros homólogos sectoriales. En definitiva, se obtiene un resultado en el que nuestras inversiones serán de mayor impacto.
En conclusión, la evolución hacia un mundo social y tecnológicamente más integrador y que reduzca residuos innecesarios, mientras esté sensibilizado con las necesidades de hoy y del futuro, es una realidad necesaria e imparable.