Aprovechando la celebración de los diez años de vida de Spainsif, quisieramos compartir algunas valoraciones respecto a la evolución de la inversión sostenible durante estos años y el momento actual.
Como inicio, tan solo una breve referencia a Spainsif donde de los 32 socios fundadores en el 2009 hemos pasado a los 77 actuales, con elevados niveles de apoyo y compromiso con la inversión sostenible, que se materializan en iniciativas concretas que ponemos en marcha año tras año.
Una de nuestras iniciativas es el Estudio sobre la Inversión Sostenible en España, presentado el 17 de octubre y accesible desde nuestra web, del que destacaríamos las cifras de crecimiento en volúmenes y la mejora en la calidad de la inversión sostenible, así como el creciente protagonismo de la demanda de los ahorradores particulares. A esta valoración, hay que añadir la especial aportación, en cuanto a experiencia de producto, de las gestoras internacionales, y la creciente oferta de productos por parte de las entidades financiera nacionales.
Respecto al mercado de la inversión sostenible en España, entendemos que la tendencia de los próximos años apunta a generalizar los aspectos ASG (Ambientales, Social y de Gobernanza) como criterios para tener en cuenta tanto desde el enfoque de riesgos como de retornos, considerando opciones que respondan a la demanda creciente de los inversores a largo plazo, tanto institucionales como particulares.
En cuanto al momento actual de la inversión sostenible, entendida en su dimensión de Finanzas Sostenibles, nos gustaría destacar el hecho de que se han convertido en el centro de iniciativas y compromisos globales, de los que destacamos los derivados del COP 21 de París, sobre el cambio de modelo energético y los límites a las emisiones de carbono, así como los que tienen como base los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (Agenda 2030). A estas iniciativas hay que sumar el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, que ya avanza el futuro marco regulatorio en materia de finanzas sostenibles, poniendo el foco inicial en los aspectos ambientales.
El cambio de modelo energético y los compromisos que conlleva para el sector financiero, supondrán un nuevo enfoque en términos de riesgos y oportunidades, potenciando los vehículos de inversión sostenibles ligados a proyectos ambientales. Es un buen ejemplo de ello el aumento del interés en instrumentos de inversión como los bonos verdes.
Por lo que se refiere a los ODS, se incorpora el enfoque del impacto y su medición como novedad en relación con las finanzas sostenibles. Se trata de productos de inversión que responden a aquellos objetivos donde la materialidad sea alcanzable con mayor facilidad, entendiendo que muchos de ellos son trasversales.
Como iniciativa especialmente relevante y de efectos directos, destacamos el Plan de Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea, que busca la estabilidad del sistema financiero europeo y la canalización del ahorro hacia proyectos sostenibles. El marco jurídico europeo está en pleno desarrollo y su implantación facilitará que las finanzas sostenibles adquieran carta de naturaleza; no sólo en cuanto a estandarización de la información sobre sostenibilidad o en cuanto a la credibilidad de la misma; si no en cuanto tiene que ver con incentivar una vía realista de financiación en asuntos urgentes como la lucha contra el cambio climático.
Como conclusión nos gustaría subrayar que en un contexto en el que los antiguos paradigmas económicos y sociales han sido superados desde el enfoque de la sostenibilidad y el largo plazo, las finanzas sostenibles asumen un papel decisivo para lograr los objetivos comprometidos por la comunidad global. No obstante, es importante recordar, en cualquier caso, los riesgos asociados a “quedarse atrás” y las oportunidades de inversión y retornos que supone este nuevo entorno para los actores del mercado financiero.