¿Cuáles son actualmente las principales líneas de actuación de la Fundación Másfamilia? ¿Y cuáles son sus prioridades de cara a los próximos años?
La Fundación surge en el 2003 con un objetivo aparentemente muy ambicioso que era crear soluciones innovadoras para las familias, especialmente aquellas que tengan dependencias en su seno, sean menores y mayores. Pero, realmente, desde el año 2005 nos hemos focalizado en un solo objetivo, en un solo proyecto que tiene que ver con la conciliación de la vida personal, familiar y laboral. Por lo tanto, ese es ahora mismo nuestro proyecto central. Y dentro de lo que es la conciliación, tenemos una herramienta que es por la que se nos conoce fundamentalmente que es el certificado EFR que permite a las compañías de cualquier tamaño gestionar la conciliación y obtener un reconocimiento externo que se denomina, certificado efr. Y a raíz de ahí, vamos desarrollando una serie de, nosotros llamamos, soluciones para ayudar a las organizaciones en ese proceso de mejora continua como puede ser implantar proyectos de teletrabajo, poner en marcha proyectos de definición de objetivos y evaluación del desempeño. Es decir, elementos adicionales a lo que es el core, que es la gestión de la conciliación y que rema en esta misma dirección.
¿Cuál es la situación actual de la conciliación entre la vida familiar y laboral en España?
Yo diría que aquí, lamentablemente, España es un país que está a la cola en el contexto en europeo en esta materia. Yo diría que estamos más cerca de algunos países latinoamericanos que de los países del centro y norte de Europa. El conjunto de causas, que quizás sería un poquito largo analizar y explicar, nos llevan a esta situación. Pero bueno, se puede resumir en que en España no hay un estado de bienestar en esta materia como lo hay en los países nórdicos o, incluso, Francia y Alemania. Entonces, ese déficit de lo público, se debe cubrir desde el ámbito de lo privado. O sea, si al final el estado no puede pagar las guarderías de cero a tres, no puede dar un año de permiso parental, no pude dar una asignación universal por hijo… Por poner algunos ejemplos que sí sucede en otros países. Lo que necesitamos es que las propias empresas den un paso adelante y cubran, si no todo, parte de ese espacio que crea lo público. Entonces, yo diría que estamos mejorando. Llevamos, pues yo diría, 10 años en el que este asunto ha mejorado notablemente. Pero todavía estamos muy, muy, alejados de los Best In Class que serían los suecos, los daneses, los holandeses, que nos llevan mucha ventaja.
¿Qué medidas legislativas serían necesarias para generalizar la conciliación en España?
Nosotros creemos que la conciliación, tal y como la entendemos nosotros, formaría parte de ese conjunto de medidas que digamos, genéricamente, es responsabilidad social. Y, por lo tanto, debe enfocarse de la misma manera. Quiere decir esto que más que obligando a una determinada conciliación, yo me echo a temblar cuando oigo a los políticos decir que van a imponer un horario, me parece que ese no es el camino. El camino tiene que ver más con la libertad individual y, por lo tanto, yo creo que el rol de los gobiernos es apoyar, favorecer, dinamizar… Es decir, lo mismo que con la RSE. No obligar a ser socialmente responsable, pero si lo eres, sí que tengas una serie de ventajas asociadas. Para nosotros una ventaja clara que deberían poner en marcha los gobiernos en sus distintos ámbitos competenciales sería el tema de las cláusulas sociales. Yo creo que las empresas que concilien deberían tener un tipo de ventaja. Y las cláusulas sociales en la compra pública, en la concordancia competitiva, se me antoja como un elemento clave.
La Fundación Másfamilia publica el Libro Blanco del teletrabajo, ¿cuál es la situación actual del teletrabajo en España? ¿Qué beneficios reporta esta modalidad de trabajo tanto para la empresa como para el empleado?
La situación del teletrabajo en España vuelve a ser, francamente, mala. Además, nosotros hicimos un Libro Blanco en el 2012 y lo volvimos a repetir en el 2018 y la mejora en España es muy, muy, pequeñita. En términos generales, la estadística siempre es complicada, pero hablaremos de un 8% de personas que teletrabajan y, aproximadamente, no más de un 15% de empresas españolas que reconocen estos datos. Pues están muy alejados del contexto europeo y de, por supuesto, el contexto anglosajón en el que nos vamos a cifras del 40%. Nuevamente, ¿cuáles son las causas? ¿Qué se hace en España para que esto no avance? Yo creo que la cultura latina, mediterránea, como queramos describir, no ayuda. Socializamos demasiado el trabajo, nos encantan las relaciones interpersonales y todo eso hace que nos resistamos un poco más de la cuenta a poner en marcha el teletrabajo. Pero bueno, afortunadamente, las nuevas generaciones y determinados problemas, que yo me atrevería a decir que son mundiales, nos llevan en la misma dirección. Concretamente voy a referir dos, los problemas que tienen que ver con la movilidad, la movilidad de las grandes ciudades cada vez se hace más complicada. El caso de Barcelona y Madrid yo creo que son dos casos muy significativos con cada vez más restricciones al tráfico. Y la ecología, yo creo que estamos hablando de cómo podemos ayudar a la ecología y casi nadie habla del teletrabajo. Nosotros hemos calculado que con una fórmula de dos días por semana, que tampoco es muy extrema, creo que es algo razonable. De hecho, es la fórmula preferida por las personas que entrevistamos. Solamente con dos días a la semana, podemos reducir entre tres y cuatro millones de toneladas de CO2. Qué bueno, estamos hablando de reducir una tonelada, pues aquí tenemos cuatro millones de toneladas que podríamos reducir, quitar, en definitiva de la atmósfera y creo que eso sería otra gran ventaja. A partir de ahí, el resto de ventajas tienen que ver con la parte personal, con la conciliación, si me quito una hora y cuarto de ida y una hora y cuarto de vuelta, pues puedo. Eso me va a reforzar a mí como persona. Son innumerables las ventajas, la verdad.
¿Qué balance haces de la certificación efr y cuáles son los próximos retos?
Nosotros, como decía al inicio, surgimos en el año 2005 con el proyecto efr. En el 2006, certificamos a las primeras 10 empresas, que fue todo un hito, y tenemos ahora unas 752. A mí me parece que esto va lento, pero quizás mi visión no sea muy objetiva. Creo que habiendo decenas de miles de organizaciones en España, deberíamos ir más rápido. Por lo tanto, mi perspectiva del balance es progresa, pero quizás no adecuadamente. También es verdad que si nos comparamos con otras iniciativas que surgen en este país, por ejemplo, de responsabilidad social, pues nos va mejor. Con lo cual, cada uno ve la fiesta por su lado. Nuestros retos en estos momentos son abordar el mercado latinoamericano donde hemos encontrado muchas similitudes, más de las que cabía esperar. Nosotros surgimos para dar respuesta a un problema aparentemente muy español, pero nos hemos dado cuenta que este es un problema también colombiano, centroamericano, peruano, chileno y argentino. Y bueno, compartimos también culturalmente muchos elementos y ese es nuestro próximo paso. En Colombia ya tenemos 70 compañías certificadas. Ya hemos puesto allí un pie. Ya tenemos una compañera nuestra de Fundación Más Familia en Bogotá y creemos que eso es por donde va a ir. Sur de Europa, Portugal, que ya estamos, e Italia creemos que son dos países en los que efr podría apoyar y, de alguna manera, yo creo que esos serían los retos para los próximos 10 años.
Muchas de las efr certificadas son pymes, ¿qué peculiaridades y particularidades tienen respecto a las grandes?
Las pymes es el gran desafío de este país y de cualquiera. A veces, decimos que todo el mundo parece que trabaje en IBM, por citar una marca, y realmente el gran grueso de la población trabaja en una pyme o, yo diría, en una micro organización. Entonces, el reto que tenemos con las pymes es hacerles ver que ellos también forman parte de la solución. La pymes hoy por hoy piensan que estos temas de conciliación son solo para grandes compañías. Esto lo tiene que hacer pues Naturgy, Cepsa o lo tiene que hacer BBVA, el banco Santander. Y que ellos están alejados. Eso es lo que tenemos que conseguir, que entiendan que con pequeños esfuerzos, con pequeñas decisiones, pueden ayudar a sus 80, 100, 40 empleados y a raíz de ir sumando pymes es como podríamos solucionar este tema. Nosotros diseñamos un modelo específico para las pymes que llamamos 1002. Incluso, uno específico para las micro organizaciones, que llamamos 1005. En el sentido de acercar la herramienta a sus características y a sus limitaciones. No podemos pedirle a BBVA, ya que lo hemos citado, que a una micro empresa de tres empleados. Por poner un ejemplo, no le podemos pedir que desarrolle 50 indicadores porque eso le despistaría de su día a día, dejaría de fabricar o de producir. Entonces, creemos que tiene que sumarse a este asunto. Pero quizás tienen que hacerlo de una manera distinta.
¿Qué importancia le dais a la comunicación en estos temas?
Yo diría que el 90%. A veces, yo digo que nuestro proyecto es un proyecto de pedagogía. Sabemos que funciona, tenemos muchos casos, 700 y pico, que son casos de éxito y tenemos que preguntar por qué no hay más. Es la pregunta del millón. Oye, ¿por qué no hay miles y miles de empresas? Pues porque uno, no te conocen; dos, cuando te conocen tienen una serie de paradigmas forjados que no ayudan, que si esto es caro, que si lo tiene que hacer el estado, que si la legislación… Hay una serie de elementos que hay que romper y nuestro proyecto al final es un proyecto de pedagogía. Es explicar, a quien nos quiera escuchar, que hay otra manera de hacer las cosas y que esa manera es más exitosa. Pero claro, nosotros siendo 10 personas llegamos a donde llegamos. En ese sentido, queremos agradecer siempre la labor que hacéis los medios de comunicación y, desde luego, especialmente Corresponsables que desde el minuto uno habéis estado a nuestro lado echando una mano en nuestra tarea.
¿La adopción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de las empresas está contribuyendo de alguna manera al impulso de la conciliación?
Pues no mucho. No hemos tenido, yo diría, la suerte de estar en la primera foto de los ODS. Es verdad que nos vemos en varios de ellos. Nos vemos en el de igualdad de oportunidades, nos vemos en el de trabajo de decente. Nos vemos en cuatro o cinco ODS, pero no ayuda el hecho de que no haya un ODS que se pudiera llamar conciliación. Por lo tanto, yo creo que el impulso que estamos obteniendo por ahí es poco. Pero todo ayuda porque yo creo que cada vez más empresas se suman a los ODS, por ejemplo, el reporte no financiero ahora también nos está ayudando. Entonces, todos estos avances en materia de responsabilidad social y desarrollo sostenible pues nos van llevando en la buena dirección. Aunque a mí me gustaría que fuera el empuje mayor.
¿Qué otros desafíos destacarías a un medio plazo de conseguir en torno a todo lo que trabaja la Fundación Másfamilia
Yo creo que nuestro desafío fundamental es convertirnos, consolidarnos, como referentes en materia de conciliación en España, sur de Europa y Latinoamérica. Que seamos la opción preferida por las entidades que quieran gestionar la conciliación. Somos conscientes de que no todo el mundo tiene la necesidad. Hay sectores muy diversos, sectores manufactureros, cadenas de montaje… Allí la conciliación tiene poco que decir. Pero allí donde haya una necesidad de atraer, retener talento, todo lo que es la sociedad de conocimiento y la información, tecnologías, servicios… Nosotros tenemos mucho, mucho, que decir. Entonces, queremos ser la opción preferida en todos estos países para gestionar la conciliación y para eso lo que nos gustaría es ir más rápido. Creemos que una manera de que nosotros pudiéramos ir más rápido es que las empresas efr tuvieran no solo un reconocimiento que ya lo tienen por parte del estado, del gobierno, sino que tuvieran algún tipo de ventajas. Como ya hemos aludido, cláusulas sociales, ventajas fiscales, algún tipo de beneficio en seguridad social… Porque, en definitiva, estas empresas efr están asumiendo un rol que en otros países corresponde a lo público. No olvidemos que en Noruega no es necesario esto. En Noruega, por citar un ejemplo, hay un estado del bienestar público y aquí en España no lo tenemos. Por lo tanto, lo que le estamos pidiendo a las empresas es que den un paso adelante y me parecería del todo razonable que el estado, el gobierno, les devolviera parte de ese esfuerzo que realizan.