¿Qué importancia tiene para vuestra organización formar parte de la Alianza País Pobreza Infantil Cero y qué objetivos concretos esperáis conseguir con ella?
La Alianza País marca la voluntad política de acabar con la pobreza infantil en España. Conocemos el efecto devastador de la pobreza en el desarrollo de los niños y las niñas, el fenómeno está ampliamente documentado, y sabemos el impacto a largo plazo que tiene en el conjunto de la sociedad. Es necesario actuar ahora e invertir para que los niños, niñas y adolescentes más marginados puedan disfrutar plenamente de sus derechos.
En Plan International creemos que las alianzas son herramientas claves para abordar los grandes retos de la sociedad. En este caso, celebramos que la pobreza infantil sea un reto urgente para España, dada la situación de miles de niños, niñas y adolescentes en nuestro país, y porque solo con el firme compromiso de todos los actores, públicos, privados y tercer sector, conseguiremos avances reales para romper el círculo de la pobreza.
En particular, es importante que el Gobierno promueva estos espacios de encuentro y colaboración, y que el tercer sector juegue un papel relevante en ellos como conocedor de la realidad que viven los niños y niñas en situaciones de pobreza y exclusión social. Además, es fundamental incorporar actores diversos, que trabajen con diferentes sectores de población, porque los efectos de la pobreza se ven agravados cuando se unen a otras discriminaciones por género, discapacidad, orientación sexual, etnia o religión.
Nos parece esencial implementar medidas específicas que aborden esta intersección de factores y sean sensibles a estas discriminaciones. Desde Plan International trabajamos para que se reconozcan las necesidades específicas de las niñas y adolescentes más vulnerables, quienes, tanto por su género como por su edad, se ven doblemente discriminadas, enfrentándose a estereotipos y sesgos en su itinerario educativo y formativo, barreras en el acceso al empleo, y la experiencia de violencias y prácticas nocivas en su contra.
¿De qué forma está vuestra organización trabajando para erradicar la pobreza infantil en España? ¿Nos puedes explicar brevemente vuestra evolución hasta la actualidad?
Una parte de nuestra labor consiste en el desarrollo de proyectos de educación e inserción laboral, campañas de sensibilización y actividades de incidencia en España, para apoyar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes vulnerables, y garantizar su desarrollo y oportunidades de futuro. Nuestros proyectos se enfocan principalmente en la educación inclusiva y de calidad y las soluciones sostenibles para el empleo y emprendimiento, como herramientas para romper el círculo de pobreza.
Diseñamos nuestras acciones siempre desde una perspectiva de género, partiendo del análisis de las necesidades de las niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, quienes, además de estar en un contexto de pobreza y exclusión social, sufren una doble discriminación por ser mujeres y jóvenes.
¿Puedes especificarnos algunos proyectos desarrollados de forma conjunta con empresas que estáis llevando a cabo en esta materia y qué objetivos persiguen?
Actualmente estamos desarrollando varios proyectos dirigidos a jóvenes vulnerables, para mejorar su formación y promover su inserción socio-laboral.
Con los proyectos “Write Her Future” y “Plane@” intervenimos en 7 UFILES (Unidades de Formación e Inserción Laboral) de la Comunidad de Madrid, ofreciendo formación en competencias socio-laborales y digitales a adolescentes y jóvenes. En total, para ambos proyectos hemos llegado a formar ya a más de 300 alumnos y alumnas, así como 50 docentes, y queremos ampliar nuestra oferta formativa a otros 200 jóvenes este año. Estos proyectos se desarrollan en partenariado con Lancôme, Repsol, CHEP y Herbert, Smith & Freehills.
Además, en el contexto actual de pandemia, que ha agravado la situación de desigualdad para los adolescentes y jóvenes más vulnerables en España, hemos puesto en marcha el programa #QueNadieSeQuedeFuera, dándoles apoyo psicológico durante y después del confinamiento, cubriendo sus necesidades materiales y apoyándoles en su itinerario formativo con herramientas digitales. Hasta hoy hemos llegado a apoyar a 1800 jóvenes, alcanzando un total de 6700 beneficiarios indirectos de diez Comunidades Autónomas, principalmente en Madrid (33%), Andalucía (12%) y Canarias (10%).
¿Cuál es la situación actual de la lucha contra la pobreza infantil en el tercer sector español en su globalidad?
La crisis derivada de la pandemia de COVID-19 ha subrayado las desigualdades, ha agravado las brechas y situado en una situación cada vez más vulnerable a los grupos de población que ya estaban en riesgo.
Nuestro programa #QueNadieSeQuedeFuera fue una respuesta urgente para atender las necesidades de adolescentes de contextos vulnerables con las que veníamos trabajando, que se enfrentaban a importantes brechas en el acceso a la educación y una situación económica agravada.
El acceso desigual a una conexión a Internet, la disponibilidad de dispositivos digitales, así como los recursos de apoyo educativo dentro del mismo hogar, tienen repercusiones importantes en la continuidad de su formación y a más largo plazo en sus oportunidades de futuro.
De la misma manera, las clases semipresenciales han puesto en jaque las redes de protección a la infancia. Los centros educativos aportan un entorno seguro y ofrecen servicios de protección a la infancia, permitiendo a los profesionales prevenir, detectar y referir casos, pero con una asistencia reducida, los niños y niñas víctimas de violencia ven este espacio de protección mermado, con dificultades añadidas para los profesionales de acceder a la intimidad del hogar y detectar los casos de violencia.
Estas vulneraciones tanto en el derecho a la educación como a la protección, tienen un efecto en la salud mental y el bienestar de los niños, niñas y adolescentes. Las niñas y adolescentes de entornos socioeconómicos más bajos han sido particularmente vulnerables al estrés y la ansiedad, por las cargas acumuladas que tienen de cumplir a la vez con tareas educativas y responsabilidades domésticas dentro del hogar, en condiciones precarias y con posibles situaciones de violencia por razón de género.
¿Cuáles son los otros grandes retos y desafíos de tu organización en esta materia para los próximos años?
Para Plan International, el principal reto pasa por frenar los retrocesos que la pandemia ha supuesto en décadas de avances por la igualdad de género. En ese sentido, seguiremos trabajando para que los efectos de la crisis económica no impacten en la infancia vulnerable y que la recuperación y reconstrucción tengan un enfoque de género.
Impulsar la educación inclusiva y de calidad para compensar desigualdades, fomentar la formación profesional, el empleo juvenil y el emprendimiento para el empoderamiento económico de los adolescentes y jóvenes más vulnerables, y promover medidas que garanticen la igualdad, la no discriminación y la protección frente a todas las formas de violencia de niñas y adolescentes, especialmente quienes viven en situación de pobreza o exclusión.
Además, la pandemia nos ha recordado la necesidad de actuar urgentemente en la adaptación y resiliencia frente a los efectos del cambio climático, que serán peores para quienes partan de una situación más vulnerable, y garantizar el derecho a un entorno saludable, tanto en el plano físico como en el mental.
Por otra parte, y puesto que estamos cada vez más conectados online, tendremos que desarrollar mejores herramientas para garantizar los derechos de la infancia en este ámbito, y la protección frente a la violencia online, especialmente a las chicas que como usuarias experimentan acoso en redes sociales de forma desproporcionada, tal y como lo detalla nuestro informe (In)Seguras online.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Una alianza de país para combatir la pobreza infantil.