La defensa de los derechos humanos se ha convertido en un reto y en una oportunidad para las compañías. ¿Qué iniciativas están tomando para asegurar el respeto por los derechos humanos en la cadena de valor?
Repsol lleva años trabajando en garantizar el respeto a los derechos humanos en la actividad de la compañía, y creo que podemos sentirnos satisfechos de los logros obtenidos. Nos hemos dotado de un marco normativo claro y exigente, estableciendo procedimientos de aplicación de la diligencia debida. Nuestros compromisos están alineados desde 2013 con los estándares internaciones más exigentes de Naciones Unidas, OCDE, banco mundial, etc.
Sin embargo, no somos complacientes con lo conseguido y seguimos realizando esfuerzos para extender nuestro desempeño a nuestra cadena de valor. Por ello, la implementación de la diligencia debida en derechos humanos en toda nuestra cadena de valor se ha convertido en una de nuestras prioridades.
En particular, estamos revisando nuestros sistemas de compra, incorporando herramientas de detección temprana de riesgos en derechos humanos y seguimiento del desempeño. Adicionalmente facilitamos formación específica en derechos humanos a la fuerza de compras y hemos actualizado nuestro marco normativo para exigir de manera explícita el respeto de los derechos en aspectos más específicos como la esclavitud moderna, la diversidad, la inclusión, etc.
En cuanto a nuestros socios comerciales, hacemos una valoración previa de su desempeño en esta materia, incluimos cláusulas específicas de respeto de los derechos humanos internacionalmente reconocidos y hacemos seguimiento periódico de su cumplimiento durante la relación comercial.
¿Qué papel juega la alta dirección a la hora de infundir ese respeto por los derechos humanos y asegurar su cumplimiento?
La alta dirección de Repsol asume y transmite el firme compromiso de respeto a los derechos humanos tanto internamente, respaldando el marco normativo y los instrumentos de gestión y seguimiento que se van articulando, como externamente, a todas nuestras partes interesadas en los foros públicos en los que participa.
Un ejemplo de esto es la participación activa de Repsol en el Consejo por el Capitalismo Inclusivo, desde el propio CEO hasta grupos de trabajo, donde se estableció una hoja de ruta común para diferentes agentes participantes, tanto públicos como privados, con el objetivo de avanzar hacia una transición energética libre de emisiones de efecto invernadero que sea justa para toda la sociedad.
¿Qué peso tienen valores como la transparencia y la formación a la hora de defender los derechos humanos?
Tenemos una larga historia de transparencia en los compromisos con los estándares internacionales de derechos humanos, desde el código de ética y conducta de 2003 hasta la política de derechos humanos alineada con los Principios Rectores de Naciones Unidas en 2013.
Desde entonces los requerimientos de transparencia hacia las empresas han sido cada vez más fuertes. La respuesta de la compañía ha sido tratar de estar por delante de los requerimientos utilizando todos los medios posibles. Desde los informes de Sostenibilidad que ahora se integran en el Informe de Gestión de la compañía, hasta las publicaciones específicas como ‘Los derechos humanos y Repsol’ y los planes de sostenibilidad. También nuestra página web incluye contenidos de calidad sobre el desempeño en derechos humanos y la comunicación con nuestras partes interesadas es fluida y continua, dando cuenta de cualquier asunto relacionado que suscite interés.
Por otro lado, disponemos de materiales de formación sobre derechos humanos orientados a todos los empleados, que están también a disposición de nuestros proveedores.
¿Cómo una multinacional debe lidiar con los diferentes marcos regulatorios en materia de derechos humanos en diferentes países?
Repsol opera en muchos países con marcos regulatorios muy diferentes. Esto supone un desafío en el día a día de las operaciones, especialmente en aquellos casos donde el nivel de exigencia es bajo. La solución adoptada por la compañía pasa por tener marco normativo claro y exigente, basado en los más altos estándares internacionales, de forma que aseguramos el cumplimiento de los marcos regulatorios en todos los países.
Uno de los desafíos fundamentales es no sufrir una penalización frente a competidores con un nivel menor de compromiso hacia estos temas Lo afrontamos explicando a nuestros stakeholders los beneficios de desarrollar nuestras actividades con respeto escrupuloso de los derechos humanos. Estos beneficios se traducen en proyectos más sostenibles, mayor atractivo para inversores y acceso a fuentes de financiación. Estamos convencidos de que trabajar con altos estándares supone una ventaja para las compañías y nos ayuda a ser una compañía cada vez más sostenible.
¿Cuál es el mayor reto que tienen las grandes empresas en materia de derechos humanos?
Uno de los retos fundamentales es, sin lugar a duda, esa disparidad de marcos regulatorios que comentábamos antes, y que constituye una amenaza para la competitividad en igualdad de condiciones para todas las empresas multinacionales.
Por tanto, vemos una oportunidad en los esfuerzos de los reguladores por avanzar en la homogeneidad. Las exigencias, en esta materia, de las nuevas iniciativas legislativas pueden suponer un reto no exento de gran dificultad sin el apoyo y concurso de las administraciones.
Y no solo para las grandes empresas, este apoyo será necesario, también, para dotar de herramientas y medios de adaptación a los nuevos requerimientos a las compañías de menor tamaño, que ellas solas no tienen capacidad de desarrollar, y para las que el apoyo de las grandes empresas, de cuya cadena de valor forman parte, no es suficiente.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: El impulso de los DDHH desde el ámbito empresarial, realizado con la colaboración de Fundación SERES.