Acaba de publicarse el nuevo informe que la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) y la Fundación Bertelsmann elaboran desde hace tres años. El “Índice de los ODS” (los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 por Naciones Unidas), evalúa bajo un marco comparable los esfuerzos de los gobiernos de 193 países para avanzar en la Agenda 2030. El “ranking” de países estimula a todos los actores a incrementar la ambición y acelerar la transición hacia el mundo que todos (o la inmensa mayoría) añoramos.
Dicho ranking es el resultado del rendimiento de los países en relación a cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, evaluados con arreglo a más de doscientos indicadores propuestos por la Comisión de Estadística de ONU. Aunque la elaboración del Índice es técnicamente compleja e involucra a un elevado número de expertos e instituciones, los resultados se traducen a un formato inteligible para un público amplio. Así, cada país dispone de una ficha individual donde se detallan los avances en los distintos objetivos, expresados con un código de colores que evolucionan desde el rojo (claramente insatisfactorio), hasta el verde (objetivo cumplido).
En la edición de 2018, el informe incorpora una batería de nuevos indicadores, particularmente relacionados con la idea de “no dejar a nadie atrás”, modifica la definición de otros y mejora los métodos estadísticos de muchos. Aunque estos avances metodológicos nos permiten generar un documento cada vez más fiable y comprensivo, hacen que los resultados de este informe y el anterior no sean estrictamente comparables. Por otra parte, en la edición de este año se incluye por primera vez un análisis de tendencias que evalúa si un país está avanzando en la línea y velocidad adecuadas para conseguir los objetivos en 2030.
Como ha venido sucediendo desde el primer informe, el ranking está liderado por los países escandinavos: Suecia, Dinamarca y Finlandia. Aun así, y aunque los tres avanzan en la dirección adecuada, deberían acelerar la transición para llegar a un cumplimiento pleno de todos los ODS en 2030. Por lo demás, Alemania y Francia son los únicos países del G7 en los diez primeros puestos, mientras que Estados Unidos se sitúa en la posición 35. La República Democrática de Congo, Chad y la República Centroafricana están en los últimos puestos del ranking.
Resulta llamativo que solo dos países (India y Alemania) hayan evaluado las necesidades de inversión para implementar la Agenda, y más aún que ningún país del G20 haya alineado todavía sus presupuestos nacionales con los ODS, lo que en mi opinión denota falta de madurez en la forma en que los gobiernos afrontan estos retos. En casi todos los países los ODS son concebidos como una agenda paralela que adolece de falta de integración en la estrategia “real” del país; esto es chocante, porque sabemos que la única estrategia real de futuro es precisamente la marcada por la Agenda de Desarrollo Sostenible.