La responsabilidad es un concepto que ha comenzado a introducirse en nuestra sociedad desde hace ya más de un siglo. Inicialmente, empezó siendo un tema de interés para los Gobiernos y organizaciones de los países. Luego, en una segunda instancia, se introdujo en las agendas de las corporaciones, apareciendo el término de responsabilidad social corporativa, concepto que está muy presente en los planes estratégicos de las empresas.
Y, finalmente, llegó a los ciudadanos, donde se estableció con mucha fuerza la idea del consumo responsable para asegurar la sostenibilidad del planeta y el bienestar de sus integrantes. Esta evaluación nos lleva a quienes formamos parte del sector de las inversiones bursátiles a preguntarnos si acaso no ha llegado el momento de que se afiance el concepto de inversor socialmente responsable.
Para responder a esta pregunta es importante, en primer lugar, definir el concepto de “Inversor Socialmente Responsable”. Un inversor socialmente responsable es aquel que se preocupa, además de por las características financieras de su inversión, en conocer el impacto de sus inversiones en la sociedad. Es decir, siendo consciente que las Bolsas de Valores permiten la financiación de empresas e instituciones, y de que esto, es posible únicamente con la existencia de inversores dispuestos a comprar riesgo a cambio de una rentabilidad, se preocupan por conocer y elegir las empresas que serán financiadas por medio de sus inversiones.
Si un inversor toma conciencia de que su inversión permite la financiación de una empresa y se preocupa por conocer sus políticas sociales, medioambientales y laborales cuando elige un activo financiero, podrá conocer el impacto en la sociedad de las entidades que financia y, ser así, un inversor socialmente responsable.
Continuando nuestro análisis podemos ver que existen muchas señales en el mercado que indican que esta transformación en la conciencia de los inversores está sucediendo: las principales bolsas del mundo han realizado índices específicos compuestos por “empresas sustentables”; las familias de fondos de inversión líderes han confeccionado productos que sólo incorporan compañías sustentables y muchas de las empresas cotizantes en bolsa buscan certificados y menciones que demuestren al mercado sus buenas prácticas.
Sin embargo, la definición actual de “Perfil de Inversor” utilizada por las empresas de Banca Privada incluye únicamente aspectos estrictamente financieros, dejando al margen aspectos tales como la afinidad que tiene el inversor en diferentes temáticas de interés social. Nosotros pensamos que el “Perfil del inversor” actual ya no es suficiente para incorporar todas las dimensiones deseadas por un inversor y que se debe incluir en su determinación la afinidad o preocupación del mismo con determinadas dimensiones sociales. Impulsados por esta convicción y por la irrupción de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y el big data, hemos realizado una investigación [1] sobre un modelo para poder medir los atributos blancos (soft) de las compañías cotizantes en bolsa, la afinidad del inversor respecto a esos atributos y la posterior adecuación entre ambos.
Midiendo la RSC
Para el desarrollo del trabajo citado, en primer lugar, hemos definido una serie de “atributos soft” a ser medidos, tanto en las corporaciones, como en los inversores. Consideramos como propiedades vinculadas con la responsabilidad social el bienestar animal, la responsabilidad social corporativa, la igualdad de género, la dependencia, la religión, la transparencia, la sanidad, el terrorismo, la integridad, entre otras.
Respecto a las empresas, para medir su dimensión de afinidad en materia de responsabilidad social, se realiza el análisis de dos tipos de fuentes de información. La primera, objetiva, que es la emitida por la propia empresa o por sus auditores externos. La segunda, que llamamos subjetiva, consistente en información formada por tweets publicados en la red social Twitter y el texto obtenido mediante la técnica de web scraping en búsquedas en Google. Para poder puntuar la información objetiva hemos utilizado herramientas de inteligencia artificial y de análisis de sentimientos.
Una vez recabados, explotados y analizados todos los datos, estamos en condiciones de poder determinar una puntuación por atributo y una global para cada empresa. Respecto al inversor, para medir su afinidad con los “atributos soft” hemos utilizado la encuesta, uno de los métodos tradicionales utilizados actualmente. En ella, incorporamos preguntas vinculadas a temáticas sociales donde el inversor puede puntuar su nivel de afinidad con las mismas. Una vez que las empresas y el inversor han sido catalogados con su correspondiente puntuación en las materias bajo estudio, se realiza el análisis de adecuación automáticamente por medio de la intersección de áreas de interés en gráficos radiales.
Volviendo a nuestra pregunta inicial, nosotros creemos que la “responsabilidad” es un concepto que ha irrumpido en el mercado bursátil y que ha llegado para quedarse. La necesidad del inversor de conocer el impacto final de sus inversiones debe ser incluido en la definición básica de su perfil y debe, por tanto, ser una dimensión medida en sus inversiones, asegurándose de que exista una adecuación de afinidad. Hoy en día, esto es posible gracias a la tecnología, tal y como se pone de manifiesto con detalle en el trabajo citado.
Aunque queda mucho camino por andar, las inversiones socialmente responsables son una realidad. El desarrollo del FINTECH está impulsando a cambios disruptivos en todo el sector y estamos convencidos de que este concepto forma parte de la nueva forma de entender las inversiones.
[1] M. Carrasco y S. García. Estudio para el desarrollo de inversiones socialmente responsables a través de información corporativa y el análisis de sentimientos de fuentes externas: Twitter y Google. Suitability entre el perfil del inversor y las empresas cotizantes. Next IBS y Universidad de Lleida. (2018).