En los últimos años todos nosotros hemos sido testigos de cómo la sostenibilidad se ha convertido en el grial del marketing empresarial. Lo mismo está sucediendo actualmente con el concepto de impacto dentro del sector financiero. Por este motivo, como inversores de impacto, celebramos la llegada del Reglamento de divulgación de finanzas sostenibles (SFDR) y la Taxonomía de la UE ya que supone un paso importante y necesario para impedir el “impact washing”, aportando claridad a qué actividades económicas contribuyen más a la consecución de los objetivos medioambientales y sociales.
Sin embargo, aún queda mucho recorrido por hacer. Si bien es una pieza clave para avanzar hacia mayor transparencia en las estrategias de inversión, el nuevo reglamento representa un gran reto ya que su comprensión aún es poco clara y difícil de implementar. Nos encontramos con un gran vacío entre la norma y su aplicación práctica, especialmente cuando se invierte en startups en fases iniciales.
Ante esta dificultad nuestra primera reacción fue de prudencia, empezar poco a poco, quizá empezando por posicionar nuestro fondo actual como Artículo 8, donde las exigencias de reporting son menores.
Esto quizá hubiera sido lo cómodo, pero si algo nos caracteriza a Ship2B Ventures, y eso lo saben bien aquellos que más nos conocen, es que no nos conformamos con hacer lo mínimo, sobre todo con lo referente al impacto. Somos pioneros en inversión de impacto, gestionamos el mayor fondo de venture capital de impacto de España y para muchos somos el referente del sector, por este motivo no nos podíamos permitir hacer lo mínimo para “cubrir el expediente”, debíamos dar ejemplo, debíamos aspirar a la excelencia también en el ámbito de la transparencia en términos de sostenibilidad, por eso no nos quedaba otra que ser Artículo 9.
Sabemos que ser Artículo 9 tiene muchas implicaciones para nosotros como gestora, nuestros fondos y, por tanto, para nuestras invertidas, pero es lo que tenemos y queremos hacer, por coherencia y convicción.
Una de las implicaciones más claras es el hecho de que nuestras invertidas, a parte de tener que reportar trimestralmente sus indicadores de impacto asociados a la problemática que quieren resolver, ahora también deberán reportar anualmente 14 indicadores de relacionados con el ESG (Environment, Social and Governance). Los conocemos como Principales Incidencias Adversas (PIAs) y medirlas no es nada fácil cuando eres una startup en etapas tempranas con pocos recursos humanos y económicos.
Innovar y cooperar
Aquí es donde entra la imaginación y la innovación. No hay nada mejor que un buen reto para sacar lo mejor de todos nosotros. Debemos ayudar a nuestras invertidas a calcular estos 14 indicadores de manera ágil y sin un coste excesivo. Al mismo tiempo, en nuestra cartera de empresas invertidas tenemos a Dcycle, una startup centrada en ayudar a grandes empresas a calcular CO2, uno de los indicadores 14 indicadores que nos pide el regulador.
Hablamos con el equipo de DCycle sobre nuestro reto y (Eureka!) rápidamente vimos que con algunos ajustes en su software, se puede obtener la información para calcular las 14 PIAs de manera ágil y con un coste bajo. Parece ser que hemos encontrado una solución cooperativa: unos emprendedores de nuestra propia cartera podrán ayudar al resto de emprendedores a calcular sus indicadores. Y no solo esto, sino que hemos abierto la puerta a DCycle a explorar una nueva posible línea de negocio con otras gestoras de inversión, lo que nos alegra doblemente.
El reto continúa…
Tres meses después de las primeras conversaciones con Dcycle y el trabajo con el resto de emprendedores de nuestra cartera (nada más y nada menos que 14 startups) ya tenemos nuestras PIAS calculadas.
Ahora tenemos un nuevo reto por delante: el informe de sostenibilidad donde reportar toda esta información. Aunque parezca algo fútil, después de hablar con distintos consultores, nos dimos cuenta que no hay consenso con el proceso. Trabajar con el equipo de MJ Hudson nos ha permitido aclarar las dudas sobre cómo aproximar el informe que tiene que estar terminado en menos de un mes. Estamos seguros de que lo conseguiremos, solo esperamos que los esfuerzos que hemos hecho durante estos últimos meses, sobre todo los emprendedores y las empresas, no se queden en el cajón del olvido y que realmente el regulador avance con paso firme hacia una mejor transparencia de todos los agentes económicos.
Hemos hecho un gran esfuerzo. Lo que nos ha motivado es el convencimiento de que éste es el camino que debemos seguir para hacer frente al impact washing y, sobre todo, seguir apostando para hacer un cambio real en la sociedad y el planeta.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: La taxonomía de la Unión Europea, herramienta de transparencia, en colaboración con Spainsif.