La 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se está celebrando en Glasgow. Los principales temas que se debaten en esta edición son los objetivos de lograr la neutralidad de carbono para mediados de siglo, limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados y garantizar la protección de las comunidades y hábitats naturales más afectados por el cambio climático.
El sector empresarial desempeña un papel fundamental en la consecución de estos objetivos. Según los Diez Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, las empresas deben mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente, impulsando iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad ambiental y favoreciendo el desarrollo y la propagación de tecnologías favorables al medio ambiente.
Aunque la urgencia y las intenciones son claras y no están sujetas a debate, se plantea la cuestión de cómo hacer compatible la sostenibilidad medioambiental con la sostenibilidad empresarial a la que aspiran las organizaciones. El desafío es hacer que las empresas sean más eficientes y sostenibles, manteniendo la rentabilidad y la viabilidad económica.
En Kaizen Institute creemos que la implementación de una cultura de mejora continua ayuda a conseguir este equilibrio, abordando la sostenibilidad ambiental desde diferentes puntos de vista:
– Ecoeficiencia: reducir los costes minimizando el consumo de energía, agua, materiales, consumibles, etc.
– Conformidad legal y reporting: reducir o evitar las sanciones por incumplimiento de los reglamentos medioambientales e informar sobre los indicadores y prácticas de desarrollo sostenible.
– Conseguir financiación: tener acceso a incentivos (subvenciones, fondos, etc.) que premien las iniciativas de sostenibilidad.
– Impulsar el crecimiento: utilizar la sostenibilidad como herramienta de marketing para mejorar la reputación de la marca y resultar atractiva para nuevos segmentos.
– Vertiente cultural: tiene como objetivo la sostenibilidad del planeta en sí y la preservación del bienestar de la comunidad y de las generaciones futuras.
¿Cómo podemos convertir estas intenciones en una realidad que se traduzca en resultados? En el contexto de la mejora continua, la sostenibilidad no es un concepto desconocido ni una tendencia actual. Desde el punto de vista medioambiental, la sostenibilidad se entiende como “aquello que puede mantenerse durante un largo periodo de tiempo sin agotar los recursos ni causar graves daños al medio ambiente”. Recordemos uno de los fundamentos de la metodología KAIZEN™ -las 5S- donde la quinta S (“sostener”) se refiere precisamente a sostener los nuevos estándares y comportamientos implementados. Así, cualquier empresa con una cultura de mejora continua tendrá en su ADN las bases de la sostenibilidad.
Manteniendo un enfoque estructurado y pragmático, Kaizen Institute ya ha adaptado su modelo de reducción de desperdicios (modelo MUDA) a una realidad medioambiental y replicable en cualquier sector de actividad. Esta adaptación permite, por un lado, ampliar y reforzar el ámbito de implementación de las herramientas KAIZEN™ más tradicionales y, por otro, personalizar las soluciones para esta área específica.
Poco a poco, la sostenibilidad ya no se ve sólo como un gasto, sino como una inversión en el mundo empresarial, cuyo retorno es cada vez más claro para los directivos. En el futuro inmediato, las organizaciones tienen el desafío de incorporar la medición de su huella como un indicador táctico para la consecución de sus prioridades estratégicas. Asumir este compromiso es el primer paso para iniciar el camino hacia la mejora continua: medir para conocer, conocer para controlar y controlar para mejorar. La sostenibilidad, ya sea ambiental o de otro tipo, no debe considerarse como una mejora aislada, sino como una postura sistemática que involucra a todos, cada día y en todos los ámbitos de una organización.