Aunque cada vez más organizaciones españolas miden su huella de carbono, el cálculo, reporte y mitigación de las emisiones de Alcance 3 representan actualmente uno de los mayores desafíos de las compañías en nuestro país. Según el Anuario Climático 2023 de la Red Española del Pacto Mundial de la ONU, el número de empresas españolas que calculan y registran su huella de carbono en la Oficina Española de Cambio Climático (OECC) ha aumentado un 18%. Sin embargo, sólo el 15% de estos registros incluyen las emisiones de los tres tipos de Alcance (1+2 y 3).
“Al gestionar correctamente todas sus emisiones, las organizaciones no sólo establecen una ventaja competitiva, sino que se aseguran el cumplimiento normativo en materia de sostenibilidad. Sin embargo, muchas de ellas se encuentran con el problema de cómo medir y administrar aquellos gases de efecto invernadero que no emiten directamente, pero que pueden, y deben, controlar”, incide Sergio Brihuega, CEO de Sygris, herramienta europea de software sostenible desde hace más de 15 años.
El papel de la tecnología
Alcance 3 se refiere a aquellas emisiones indirectas de Gases de Efecto Invernadero (GEI) generadas por la cadena de valor de la propia empresa: proveedores, canal de distribución, inversiones y uso de sus productos, entre otros. Las compañías deben poner el foco en controlar de manera más directa estas emisiones, ya que se derivan de su actividad y, en algunos casos, pueden suponer más del 70% de su huella de carbono total.
El problema estriba de la complejidad que supone su gestión. Con una información que está dispersa en diferentes fuentes, como proveedores o clientes, las empresas se enfrentan a la complicada tarea de homogeneizar todos estos datos. Ante este desafío, la tecnología se posiciona como el facilitador clave para conectar, optimizar y automatizar dinámicamente los datos procedentes de distintos sistemas y áreas de la compañía, pero también de otras empresas de la cadena de valor.
Brihuega va más allá en el uso de soluciones digitales y avisa que “ante el complejo y cambiante horizonte legislativo al que nos enfrentamos, ya no se trata sólo de tener una calculadora que controle los datos de emisiones directas e indirectas. Las empresas deben implementar un software específico que permita realizar desde el seguimiento de planes de descarbonización hasta gestionar inventarios y porfolios de información de la compañía, como, por ejemplo, sus inversiones (categoría 15 del Alcance 3).
En definitiva, sin la ayuda de la tecnología adecuada, gestionar las emisiones corporativas al completo y promover innovaciones que ayuden a su mitigación, resulta prácticamente inviable para cualquier empresa.
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