La sostenibilidad está dejando de ser un compromiso y pasa a convertirse en una estrategia empresarial, por ello, la consultora especializada Transcendent ha lanzado el informe Las 7 Tendencias en Sostenibilidad e Impacto para 2025.
Según la publicación, en primer lugar las estrategias deben dejar de centrarse únicamente en la mitigación y pasar a tener un papel proactivo para capitalizar la oportunidad de adaptación al cambio climático. Solo en España las pérdidas ocasionadas por eventos climáticos extremos entre los años 80 y 2023 alcanzan casi los 96 mil millones de euros, según la Agencia Europea del Medioambiente.
Esto implica no solo minimizar los impactos negativos, sino también adoptar un enfoque regenerativo al restaurar biodiversidad, fomentar el bienestar social y contribuir a la acción climática.
Para Ángel Pérez Agenjo, socio director de Transcendent, «hacen falta compañías con gente competente que pongan en valor todos estos factores», y eso pasa por el segundo punto del informe: Duplicar el talento verde en áreas especializadas como la sostenibilidad, energías renovables, economía circular y la tecnología climática.
Los empleos vinculados a la sostenibilidad en España crecerán un 44% entre 2023 y 2026, según las estimaciones reflejadas en la publicación. A pesar de ello, en nuestro país existe un déficit de un millón de jóvenes con habilidades sostenibles debido a que la demanda crece un 50% anual, diez veces más rápido que la oferta. Esta disparidad subraya la necesidad de acelerar la formación y las competencias en este campo.
La biodiversidad se incorpora como una nueva variable
En el tercer punto Transcendent apunta que «la sensación es que la sostenibilidad va madurando en las empresas, ya no es solo el CO2, también es importante la biodiversidad», relata Agenjo. Las empresas están empezando a reconocer que la degradación de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad no solo representan desafíos ambientales, sino también riesgos económicos y operativos significativos, afectando directamente a su propia actividad.
Las empresas comienzan a identificar oportunidades relacionadas con la naturaleza, y las entidades financieras pueden jugar un rol crítico en esta transformación, ya que España es el país con mayor diversidad de hábitats de Europa, tanto de especies como de ecosistemas.
Más del 90% de las empresas evaluadas por la WBA no alcanzan ni la mitad de los estándares sociales en sus proveedores
El informe 2024 Social Benchmark de la World Benchmarking Alliance (WBA) retratan a las 2.000 empresas analizadas respecto a las mediciones en medioambiente y derechos humanos: Más del 90% no alcanzan ni la mitad de los estándares sociales en sus proveedores.
El punto 4 ‘Sostenibilidad en la cadena de valor’ señala que para el 2025 las empresas deberán ir más allá de las buenas intenciones e integrar la dimensión social en sus estrategias y reforzar los controles sobre sus proveedores. La información sobre condiciones laborales, impacto ambiental y cumplimiento ético será imprescindible.
«El output de la sostenibilidad ya tiene una contabilidad y valor monetario»
Para la consultora es necesario el desarrollo de un marco de evaluación en términos monetarios del impacto generado por las compañías a través de la estandarización y los objetivos que propone la International Foundation for Valuing Impacts (IFVI). Se trata de una metodología pública fundada en 2022 a partir de la iniciativa Impact Weighted Accounts de la Universidad de Harvard y que se espera que comience a consolidarse en el ámbito corporativo en España.
Los puntos 5 y 6 abordan esta nueva tendencia al alza que posiciona a este país como el cuarto país del mundo en iniciativas públicas y público-privadas de inversión de impacto y el segundo de la Unión Europea.
Para ello, el FIS de COFIDES moviliza 40 mil millones de euros con el fin de generar confianza sobre el capital privado y que invierta en el cambio.
Por último, Ángel Pérez valora la normativa de la UE que exige a las grandes empresas la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD): «Hasta hoy la gestión en sostenibilidad se verificaba, ahora se va a auditar y eso requiere energía, tiempo y muchos recursos», pero finaliza apuntando que también puede ser un beneficio para la compañía, tratando los datos como oportunidades de mejora y enriqueciendo la toma de decisiones.
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