En los últimos tiempos las empresas, las organizaciones en general, se ocupan y preocupan ya no solo por maximizar sus beneficios económicos sino también por el cómo hacen las cosas y cual es su impacto en la comunidad en la que se desenvuelven.
Los accionistas, los financiadores, los proveedores, los clientes, los empleados, en definitiva todos los grupos de interés, tienen muy en cuenta esas cuestiones a la hora de tomar sus decisiones de establecer alianzas o compartir su proyecto en función de la información disponible.
Ya no importa solo el aspecto financiero y de hecho en España la Ley 11/2018 en materia de información no financiera y diversidad establece las pautas para la divulgación de información no financiera o relacionada con la responsabilidad social corporativa, para medir, supervisar y gestionar el rendimiento de las empresas y su impacto en la sociedad.
La información no financiera debe incluir información sobre el impacto de su actividad respecto a cuestiones medioambientales y sociales, al respeto de los derechos humanos y a la lucha contra la corrupción y el soborno, así como relativas a la plantilla y al cumplimiento del principio de igualdad y no discriminación, y en concreto con las personas con discapacidad.
Es relevante observar que esa información debe ser firmada por todos los administradores.
El pasado mes de julio la Comisión Europea adopto los nuevos Estándares Europeos de Sostenibilidad (ESRS) que avanzan en las obligaciones de información de las empresas en esta materia, con ello se pretende mejorar la situación actual en cuanto a los informes de sostenibilidad.
Entre las cuestiones que introducen estos nuevos estándares esta la verificación por un tercero, es decir, es necesaria una auditoría externa.
Y aunque no es de inmediata aplicación, las primeras empresas obligadas deberán informar sobre las actividades del año 2024, sí es necesario saber que datos se deben recopilar desde ya de forma que se puedan evidenciar las normas e indicadores de los ESRS.
Los estándares ESRS se dividen en una serie de documentos que cubren desde aspectos generales, ambientales, de gobernanza y también sociales.
En particular, y en cuanto al aspecto social, incluyen 40 referencias a las personas con discapacidad, desde el reconocimiento expreso de la Convención de la ONU sobre las personas con discapacidad, el empleo e inclusión, el reconocimiento como colectivo vulnerable y parte de la diversidad, y el reconocimiento como grupo de interés específico hasta la inclusión de la discapacidad en las definiciones de igualdad de oportunidades, igualdad de trato y acoso.
Es necesario para ello conocer las herramientas existentes y seleccionar las más adecuadas, que nos permitan obtener un diagnóstico de la situación actual de la organización para fortalecer los puntos fuertes y combatir las posibles debilidades. En las propias organizaciones el impacto en cuanto a mejora de la reputación y confianza, la reducción de riesgos y la mejora de la eficiencia y reducción de costes, la rentabilidad, es notable.
Desde Fundación Bequal llevamos 10 años trabajando con un estándar que normaliza y da respuesta a todas estas obligaciones que ahora plantean los ESRS. Con un proceso en el que la auditoria externa es independiente a la propia Fundación y con la que comprobamos y validamos lo que se hace y como se hace, que apuesta por la mejora continua y ofrece una herramienta con la que planificar, fijar metas y objetivos y medir periódicamente los resultados obtenidos dentro de un proceso de mejora continua.
El modelo Bequal aporta capacidad de resiliencia, de “rebotar”, de forma que podamos tomar medidas si no conseguimos alcanzar los objetivos deseados, mediante políticas y procedimientos establecidos, que puedan ser consultados de forma transparente por todos los integrantes de la organización, que permitan conocer en cada momento que datos debemos recopilar y en que momento temporal debemos ponerlos en común para incluirlos en los informes de sostenibilidad y trasladarlos con total transparencia a los grupos de interés afectados y a los usuarios de los informes de sostenibilidad.
Igualmente sirve para refrendar las buenas practicas llevadas a cabo que permitan su continuidad en el tiempo, adaptándolas siempre en función de las circunstancias y los cambios que se vayan produciendo, tanto normativos, como sociales, tecnológicos, etc.
No hacerlo así implicaría perdida de oportunidades y la asunción de riesgos, la sostenibilidad no es una moda sino una ventaja competitiva, es un compromiso real y necesario para garantizar beneficios para el medio ambiente, la sociedad y la economía en su conjunto, y para ganar la confianza de los grupos de interés.
La gestión de la sostenibilidad es necesariamente un cumulo de experiencias, conocimientos, buenas y malas prácticas que nos hacen avanzar, ser competitivos, aportar valor, generar impacto social, que no es más que contribuir a mejorar nuestra sociedad.