La “fast fashion” o moda rápida ha disparado el consumo de ropa en todo el mundo, aumentando también la cantidad de textiles que se desechan cada año.
Ante esta situación, la UE busca la manera de reducir los residuos textiles, así como prologar el ciclo de vida de esta clase de productos y aumentar su reciclado. Empresas como TÜV SÜD, líder en inspección, ensayos y certificación, se encargan de certificar los productos textiles reciclados, basándose en las normas Global Recycled Standard (GRS) y Recycled Claim Standard (RCS), cuyo objetivo es acreditar el esfuerzo del sector a la hora de utilizar materiales reciclados en sus artículos, ahorrando recursos y respetando el medioambiente y la sociedad en toda su cadena de valor.
Optar por productos sostenibles, es una acertada apuesta de las empresas
En términos generales, las normas GRS y RCS pueden aplicarse tanto para certificar productos acabados como semiacabados, aunque también pueden ser empleadas en centros de producción y consideraciones sociales y medioambientales. Así pues, el logotipo GRS es susceptible de aparecer en productos o centros certificados. De este modo, el mercado puede mejorar su transparencia en toda la cadena de valor, evitar el “greenwashing” y alcanzar los objetivos de sostenibilidad. Como resultado, las normas contribuyen a la reducción del impacto ambiental causado por el uso de energía y agua, tintes y agentes blanqueantes, favoreciendo a mayores la eliminación de residuos.
La norma GRS, administrada por Textile Exchange, se centra específicamente en la industria textil, abarcando varias etapas a lo largo de la cadena de producción y ocupándose de la trazabilidad de los materiales reciclados y del cumplimiento de las normas medioambientales y sociales. En cambio, la norma RCS, adopta un enfoque más amplio y se puede aplicar en varias industrias, identificando el contenido reciclado de los productos y verificando la cadena de custodia.
Oriol Roig, Global Key Account Manager de Consumer Products y Retail de TÜV SÜD manifiesta que “El problema de la fast fashion es que se basa en comercializar una nueva colección, aproximadamente, cada dos semanas, lo que provoca que las prendas “pasadas de moda” aumentan a un ritmo vertiginoso y se decida prescindir de ellas rápidamente. Optar por productos sostenibles, además de mejorar esta situación, es una acertada apuesta de las empresas, ya que demuestran su compromiso con la sostenibilidad, un requisito cada vez más demandado por los clientes, y que ahora es más sencillo acreditar con estas certificaciones que ofrecen empresas como TÜV SÜD”.
Más concretamente, TÜV SÜD, alineada con la estrategia de la UE, ofrece ensayos de durabilidad a fin de que la industria textil alcance sus objetivos de sostenibilidad, dando un importante paso hacia la economía circular. Para lograrlo, los expertos de TÜV SÜD evalúan la resistencia a la tracción y la flexión, la solidez del color y la resistencia al lavado de materias primas y productos textiles. En el análisis también se pone a prueba la abrasión de la superficie, las arrugas y el pilling, proceso por el cual las fibras sueltas se enredan y forman pequeñas bolas en la superficie del tejido.
Para ello, TÜV SÜD cuenta con una red mundial de más de 25 laboratorios de verificación para cuero y materiales textiles, que ofrecen un amplio abanico de soluciones, desde estudios físicos hasta análisis químicos, realizando ensayos de productos, auditorías y certificaciones según las normas nacionales e internacionales más importantes.
Con estas medidas, la sostenibilidad en el sector moda va más allá del reciclaje y presta atención, además, a la eficiencia energética, la durabilidad y la reparabilidad, con el fin de reducir al mínimo el impacto ambiental de esta industria.