En el campo de la Inteligencia Artificial en España, sólo uno de cada cinco profesionales (22%) es mujer. Por desgracia, esta brecha de género es fácilmente observable en muchos campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM por sus siglas en inglés) y se replica globalmente (*). Las niñas suelen manifestar interés hasta la adolescencia, cuando el entorno académico y social tiene mayor impacto en sus decisiones. Alejarse de este camino por prejuicios, presión social o falta de referentes significa para muchas renunciar a oportunidades de empleo y progresión económica en el futuro.
En las organizaciones somos más conscientes que nunca que la Diversidad en los equipos de trabajo aporta nuevas perspectivas, creatividad y, en última instancia, aumenta el impacto económico. No obstante, seguimos necesitando el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia para celebrar las contribuciones de aquellas que ya se han convertido en modelos a seguir y dar visibilidad a acciones que animan a más mujeres a optar por las profesiones STEM. Al fin y al cabo, la Diversidad no es sólo un imperativo moral para todas las organizaciones, sino también una ventaja estratégica que nos ayuda a construir un mundo mejor para todos.
En España el número de mujeres en carreras STEM ha disminuido un 24% desde los años 80. Para la Fundación United Way España ha sido una prioridad desde su nacimiento potenciar las competencias tecnológicas y combatir la brecha de género a través de la colaboración con entidades sociales especializadas y grandes empresas que comparten este propósito.
Empresas como Cellnex, Lilly, Lenovo, Kyndryl o NTT Data, demuestran su compromiso a través de sus programas de voluntariado corporativo, acompañando a estudiantes de entornos vulnerables en su descubrimiento vocacional. Nuestros programas aportan un acercamiento lúdico a la ciencia y la tecnología y un acompañamiento de profesionales, con especial énfasis en mujeres que se convierten en mentoras y referentes para las niñas.
En nuestros talleres MujeresTech, nos esforzamos por cambiar la mirada de las jóvenes sobre el mundo de la tecnología haciéndoles una sencilla pregunta: “¿Qué te gustaría mejorar?” Esta pregunta les ayuda a identificar una necesidad cotidiana y a explorar los pasos que ofrece la tecnología para crear una solución. Estas experiencias de aprendizaje ayudan a las niñas a ver la tecnología desde otra perspectiva. No es sólo algo que utilizan para comunicarse o jugar, sino que aprenden cómo se puede aplicar la tecnología para resolver problemas de la vida real en su entorno más cercano.
Desde crear una máquina expendedora de snacks saludables hasta diseñar un dispositivo que controle la calidad del aire, las posibilidades son infinitas. Al identificar una necesidad y utilizar la tecnología para encontrar una solución las alumnas aplican la innovación y la resolución de problemas, habilidades que les beneficiarán en cualquier carrera que elijan en el futuro. Sin embargo, nuestro objetivo no es el de fomentar el uso de la tecnología por sí misma, sino más bien lo contrario: promover una conciencia crítica de la tecnología, para lo cual son esenciales el conocimiento y la participación sin barreras.
Una vez terminan las actividades, solemos recibir una respuesta cuando preguntamos a las chicas qué conclusiones han sacado: “Saber que sí que puedo”. En principio, se refieren a afrontar un trabajo tecnológico, pero la frase dispara la imaginación en otros muchos ámbitos y fomenta la confianza en su futuro. Y esa es exactamente la razón de nuestro trabajo.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
(*) según la UNESCO, en 2019 la tasa mundial promedio de mujeres investigadoras era de solo 29,3% y apenas el 35% de los estudiantes de STEM en la educación superior eran mujeres. La brecha de género se amplía cuanto más se avanza en los niveles educativos, lo cual explica, en cierto modo, que históricamente solo 22 mujeres hayan ganado el Premio Nobel en alguna rama de las ciencias