Mary Kenneth, Carol Shaw o Anne Wojcicki son algunos nombres de mujeres que han hecho historia o han marcado algún hito en las conocidas como profesiones STEM. Por eso, no cabe duda de que las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas sí tienen nombre de mujer. Sin embargo, todavía queda mucho recorrido para conseguir eliminar la brecha de género existente, no sólo en las matrículas universitarias, si no también, en los puestos de liderazgo de empresas del sector.
En estas líneas lo que queremos es contar la historia de dos mujeres que, apasionadas desde pequeñas, mostraron un interés poco ‘convencional’ por asignaturas como matemáticas o física. Eso les llevó a interesarse por una profesión donde, cuando empezaron a estudiar, predominaban los hombres, pero que por su esfuerzo y sobre todo, amor por la profesión, hoy en día ocupan puestos relevantes en una de las multinacionales de telecomunicaciones más importante de Europa.
Es nuestra historia, la de Sonia y Ana, dos ingenieras de Vantage Towers, una multinacional de telecomunicaciones, que a priori puede resultar pocos interesante al público femenino, pero que cada vez despierta más inquietudes a las mujeres. Esto es, probablemente, lo que nos llevó a querer estudiar ingeniería: el deseo por querer aprender cosas nuevas que se salieran un poco de la norma. Y hoy, podemos decir con orgullo que llevamos más de 20 años en un sector en el que hemos visto que las mujeres tenemos mucho que aportar y en el que, cada vez más, ocupamos posiciones de liderazgo, como es nuestro caso.
Pero los inicios no fueron fáciles. Ambas nos marchamos al extranjero, en un principio, como algo breve, y se acabó convirtiendo en toda una experiencia.
En mi caso, Sonia, emigré a Alemania para finalizar la carrera y realizar en el país germano el proyecto. Lo que muestra las ganas que tenía es que apenas hablaba inglés y nada de alemán, sin embargo, como todos los retos son una oportunidad para mí, me armé de valor y acabé mis estudios allí. Hoy en día soy capaz de desenvolverme en cinco idiomas. El porqué es sencillo: a lo largo de mi carrera profesional he vivido en muchos países, que me han permitido conocer nuevas culturas, gente e idiomas, y donde he ocupado diferentes puestos profesionales que me han ido dando visiones y perspectivas para afrontar nuevos proyectos y retos. Tras 25 años en el mundo laboral, hoy ocupo una de las posiciones más destacadas en Vantage Towers, y todo ello gracias al esfuerzo, energía, tesón y, por supuesto, mucho trabajo.
Yo, Ana, elegí Austria, país al que me mudé, con 23 años, para perfeccionar el idioma y donde decidí asentarme durante unos años para trabajar en una multinacional de telecomunicaciones, mientras finalizaba la carrera de ingeniería. Ese fue el inicio de mi carrera laboral, cargada de experiencia internacional: al igual que mi compañera Sonia, he trabajado en muchos países como Suecia, Sudáfrica, Reino Unido y América Latina, ocupando puestos en departamentos de I+D, desarrollo de negocio o ventas. Todo ello en empresas de telecomunicaciones en las que, en muchas ocasiones, era la única representación femenina. Mi experiencia me ha valido para desarrollar una capacidad infinita de adaptación al cambio y pasión por trabajar con personas de distintos perfiles, culturas e intereses.
La empresa en la que trabajamos cuenta con más de 50 empleados en España, y el equipo comercial, uno de los más importantes de la compañía, puede decir que el 60% de la plantilla está compuesta por perfiles femeninos, algo que no fue sencillo de lograr. Así mismo, la empresa que opera en ocho países ha conseguido alcanzar un 41% de mujeres en su plantilla y un 32% en puestos de jefatura.
Aunque parezcan cifras no muy relevantes, lo cierto es que sí lo son, pues según un estudio de la UNESCO tan sólo un 35% de mujeres deciden estudiar carreras STEM. Cuando nosotras nos iniciamos en estos estudios éramos pocas las mujeres en clase, pero parece que cada vez, hay más representación femenina en las aulas de estas profesiones.
Para aumentar los ratios y reducir la brecha de género que todavía existe en carreras STEM, creemos que es fundamental dar mayor visibilidad a los referentes femeninos del sector: enseñar, desde pequeñas, qué somos capaces de aportar al mundo laboral y cómo se puede lograr. Despertar inquietudes y pasiones en edades tempranas ayudará, a que a medida que se va creciendo, a que se hagan más preguntas sobre cómo funciona el mundo, las máquinas, o la tele – que fue lo que nos pasó para decidir estudiar Ingeniería, por ejemplo –.
Pero también es necesario que desde las instituciones públicas y empresas privadas se fomenten políticas que permitan la conciliación, pues se tiende a pensar que este tipo de carreras supone un esfuerzo mayor y más dedicación. Sin embargo, como en todas, la clave fundamental es la pasión y la organización que se tiene por algo.
Por tanto, acabar con ciertos prejuicios en cuanto a las carreras STEM, enseñar a las chicas qué son este tipo de profesiones, apoyar desde los órganos de poder a las mujeres que deciden apostar por su carrera y fomentar políticas que permitan su crecimiento profesional sin renunciar a su vida personal, marcarán el camino para conseguir aumentar la presencia femenina en un sector en el que tienen gran potencial.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Talento Sénior