Entrevistamos a Vicente Ortiz, jefe de secretaría y obra social de Caixa Ontinyent, para hablar de la política de responsabilidad social corporativa y de sostenibilidad de su entidad.
¿Puede hablarnos de la política de RSC de Caixa Ontinyent de cómo ha evolucionado y cuáles son actualmente sus principales áreas estratégicas?
Caixa Ontinyent es una de las dos únicas cajas de ahorros que quedan actualmente en España. La singularidad de estas entidades es que no tienen propietarios. Su propiedad corresponde a la sociedad en general. Por tanto, es a la sociedad a la que tienen que rendir cuentas de su gestión y a la que tienen que revertir sus beneficios a diferencia de otras entidades, como las sociedades de capital o incluso los propios bancos o cooperativas de créditos que tienen propietarios. Por tanto, la responsabilidad social está en los propios genes de una caja de ahorros, ya que tiene que pensar siempre que su propiedad corresponde a la sociedad y que sus beneficios tienen que revertir a ellos.
Esta caja fue fundada en 1884, precisamente para contribuir al bienestar de su sociedad. Tiene que crecer, tiene que tener beneficios, el balance es importante, los números tienen que salir porque si no la empresa no es viable, pero su finalidad real es contribuir al bienestar de la sociedad. Desde 1884 hemos atravesado crisis económicas, cambios culturales, guerras civiles, regímenes políticos y guerras mundiales y esta caja ha ido adaptando siempre su actuación a cada momento histórico.
Ahora se está hablando mucho de la España despoblada, de esas zonas rurales que se van quedando sin gente. Nosotros tenemos un ámbito de actuación muy definido en las comarcas centrales valencianas, sur de Valencia y norte de Alicante. Estamos hablando de una zona de 350.000 habitantes con más de 80 localidades. Muchas de ellas de menos de 4.000, 2.000 e incluso 1.000 habitantes. Y ahí tenemos básicamente nuestras oficinas. Ahora, cuando hablamos de esa España despoblada es cuando nosotros vemos lo importante que ha sido y es la presencia de esta caja en esta zona o para que la gente continúe viviendo dignamente en los pueblos. Porque una localidad para atraer vida necesita una actividad económica próxima que dé salida a la iniciativa empresarial, laboral o profesional. Nosotros estamos financiando esa actividad económica aquí.
En los últimos 10 años hemos destinado más de 660 millones de euros a financiar estas actividades. Necesitan una vivienda digna, bueno, pues hemos destinado 350 millones de euros en los últimos 10 años a financiar primeras viviendas residenciales en nuestros pueblos. Necesitan también infraestructuras de tipo sanitario, docente, asistencial, cultural, ocio, comunicaciones… Tenemos una obra social muy amplia y diversa que llega a todos los pueblos.
Tenemos actualmente 24 centros en funcionamiento en distintas localidades. Tenemos centros de salud, escuelas infantiles, centros de jubilados, centros de alzhéimer, discapacitados, enfermos mentales, etcétera. Hemos aproximado la universidad a nuestras tierras, Ontiyent y ciudad universitaria. Estamos presentes también en los campus universitarios de las comarcas donde estamos. Tenemos un programa de publicaciones para potenciar la investigación y divulgación de temas autóctonos porque estamos orgullosos de nuestra cultura y tiene que mantenerse ahí. Colaboramos con más de 300 colectivos anualmente para mantener la iniciativa civil, no solo a expensas de la iniciativa pública. Gestionamos fundaciones de carácter docente, cultural y asistencial.
También tenemos un programa de educación financiera que está llegando a muchas personas. Intentamos que la gente entienda qué está pasando y cómo manejarse en este nuevo entorno en el que estamos. Esa es básicamente la actuación de Caixa Ontinyent, las áreas de Caixa Ontinyent son básicamente es su territorio.
Hablar de Caixa Ontinyent, caja de ahorros y responsabilidad social son prácticamente sinónimos, va todo vinculado.
¿Cuáles son las iniciativas más importantes que tenéis en funcionamiento en este momento? ¿Cuáles son sus principales beneficios y beneficiarios?
En este momento la sociedad está avanzando. Toda la globalización y los nuevos mercados van imponiendo nuevas formas de comportarse, de trabajar, de relacionarse la gente, de incidir en el medioambiente. Por tanto, nosotros también tenemos que ir siempre adaptando nuestras políticas en ese sentido.
En el año 2019, hemos adaptado la política de responsabilidad social para actualizarla y en este momento tenemos entre manos nuevos proyectos que nos ilusionan mucho. Hemos actualizado la política de igualdad, por ejemplo, y está ya en marcha desde ahora. Estamos trabajando un proyecto innovador, pionero, en España como es la transparencia de los productos y servicios financieros. Ahí vamos de la mano de la Universidad de Valencia que nos está asesorando en este aspecto un equipo de profesores cualificados, dirigidos por un ex-magistrado del Tribunal Supremo. Es un trabajo importante en el que intentamos implantar un portal de transparencia a través del cual los productos financieros bancarios, cada vez más complicados y sofisticados, sean entendibles para que la gente pueda entender muy bien lo que contrata.
También tenemos un proyecto de finanzas sostenibles, estamos en un grupo varias entidades a través de la Confederación Española de Cajas Ahorro en el que intentamos que todo el tema de sostenibilidad se vincule también a nuestro negocio. Cuando empezó todo esto yo pensaba que si nosotros ya teníamos reciclaje, tratamiento de residuos y s eficiencia energética ya estábamos cumpliendo. Y claro, te das cuenta de que nosotros lo que hacemos es financiar muchas actuaciones de otras personas, de empresas y entidades y tenemos que controlar también qué hacen ellos con esa inversión. Estamos trabajando precisamente ese proyecto para ver cómo podemos incorporar a nuestro análisis de riesgo el impacto ambiental que puede suponer las inversiones que realiza la caja. En nuestro caso, no es muy complicado, somos una caja pequeña, trabajamos sobre todo con autónomos y pymes, somos muy próximos a la gente, nos conocemos bien, nos conocen. Sabemos que están cumpliendo los principios básicos en cuanto derechos humanos, derechos laborales, sabemos que no se financia el terrorismo ni hay blanqueo de capitales, pero nos falta esa connotación medioambiental y la queremos incorporar a nuestro análisis de riesgo.
Y, sobre todo, también una cosa importantes es que siempre pensamos que nosotros por actuar como actuamos ya somos responsables. Pero nos falta cuantificarlo, queremos monitorizar todo lo que estamos haciendo para poder evaluarlo y ver si hay recorrido de mejora. Pero eso hay que cuantificarlo y ese proyecto de monitorización también lo tenemos entre manos.
Estamos trabajando estos temas, pero deben dejar paso temporalmente a una situación inmediata ahora en esta crisis provocada por el coronavirus, porque tiene un impacto social y económico terrible. Lo que estamos haciendo es trabajar sobre tres líneas: primero, garantizar el servicio de los clientes que van a poder acceder a todos los servicios con la seguridad y con la calidad que tenían. Tenemos que proteger a nuestro personal y facilitarles el cumplimiento de sus obligaciones o tareas familiares y tenemos que contribuir también a la no propagación o a la contención de la propagación del coronavirus. Siempre sobre un principio, en estos momentos tan complicados para muchas familias y muchas empresas, que la carga financiera de las familias o las necesidades financieras de las empresas o autónomos no sean un problema. A ver cómo lo podemos empaquetar y aparcar para un futuro y mientras intentamos salir de lo más importante que es la cuestión social y sanitaria.
Por tanto, aunque tenemos unas líneas de actuación en responsabilidad social muy claras, en este momento estamos trabajando sobre una situación muy concreta y determinada de la que tenemos que salir todos juntos y nosotros tenemos que aportar nuestro granito.
¿Qué importancia tiene para tu entidad la comunicación de la responsabilidad social y cómo trabajáis este tema?
Es un tema en el que nosotros creemos que suspendemos, porque como somos una caja territorial en un área muy concreta creemos que toda la gente nos conoce y todos saben lo que hacemos y, por tanto, no hace falta contarlo. Pero nos damos cuenta de que, claro, este mundo avanza mucho. Cada vez la información llega a más gente y si no cuantificas, si no cuentas o comunicas lo que estás haciendo, la gente no lo sabe. Dentro de nuestro plan de actuación de responsabilidad social está, precisamente, el impulsar la comunicación. Eso va vinculado a esa monitorización que comentaba antes.
¿Cuál consideras que es la situación de la responsabilidad social en España? ¿Cuáles son las barreras y desafíos de futuro que tiene por delante?
Aquí hay tres cuestiones. Nosotros vemos que está apareciendo una normativa europea que va regulando determinados aspectos, una normativa estatal y después también hay normativas autonómicas. Concretamente, en la Comunidad Valenciana también hay legislación sobre responsabilidad social. Pero vemos que todo esto todavía está en meras declaraciones programáticas, falta ver cómo poner eso en práctica y, sobre todo, cómo se motiva a la gente para que actúe en un sentido o en otro.
Por otro lado, las empresas están viendo la responsabilidad social como una oportunidad de imagen. Muchas consultoras importantes están realizando planes para empresas, que les hacen aparecer como actores importantes. Pero dentro de las áreas de negocio y las áreas de responsabilidad social todavía no hay un enlace. Creemos que nos falta mucho para vincular toda esa normativa, toda esa oportunidad estratégica de imagen a la realidad del negocio. Esa es la principal barrera que vemos nosotros y es que eso supone un coste. Un coste que las empresas en muchos casos no están dispuestas a asumir o van a asumir solo en parte. Pero no solo es un coste económico, es un coste social dentro de la empresa porque hay que reorientar toda la organización.
Cuando se implementan políticas de responsabilidad social no solo es crear un departamento de responsabilidad social que se encargue de lo bueno que hace tu empresa y publicarlo. Hay algo más, toda la organización tiene que caminar en un mismo sentido. Toda la tecnología tiene que tender a trabajar en ese aspecto. Y eso supone inversiones, costes y sobre todo voluntad, conocimiento y educación también.
Creo que desde el propio sistema docente ya tienen que incorporarse determinadas cuestiones que van a formar parte de nuestra cultura cotidiana, las relaciones entre las personas. Estamos hablando de temas, por ejemplo, de diversidad, temas de igualdad. Es difícil implementar en una empresa estas políticas si resulta que en la vida cotidiana, en la calle o en las escuelas no se han implementado todavía. Todo es un camino que todavía nos queda por recorrer, pero es muy bueno ya que la legislación vaya en ese sentido, que las empresas sean conscientes de que lo que hoy es una oportunidad mañana puede ser una necesidad, los mercados pueden valorar muy bien esa responsabilidad y por tanto pueden exigirlo. Eso es bueno, vamos en el buen sentido.
¿Cuáles son los retos y los desafíos de Caixa Ontinyent en esta materia?
Desafíos muy concretos. En este momento, como decía, estamos adaptando esa política. Está redactada, pero evidentemente hay que implementarla y para eso tenemos que incorporar todo los principios de esta actuación a los órganos de gobierno, a toda la organización. Tenemos que incorporarlo a nuestras líneas de trabajo, incorporar las finanzas sostenibles a nuestro análisis de riesgo y todas las operaciones e inversiones que realizamos. Y, sobre todo, la monitorización y la comunicación de nuestras acciones. Ahí estamos.
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