Las previsiones apuntan a que la inflación se mantendrá ligeramente por debajo del 3% durante lo que resta de 2024 y la subyacente continuará moderándose, aunque de forma muy gradual, dada la resistencia a la baja de alguno de sus componentes, según CEOE. En todo caso, esta evolución se verá condicionada por el ritmo de reversión de las medidas antiinflacionarias y los precios de las materias primas en los mercados internacionales.
En dos meses, los productos energéticos han pasado de ser el componente más inflacionista de la cesta a mostrar un significativo descenso de precios. También los precios de los alimentos han registrado una notable desaceleración, sobre todo los no elaborados.
Los componentes de la inflación subyacente ralentizan sus incrementos de precios, excepto los servicios. El dinamismo de la demanda en los servicios, junto con el aumento de los costes de producción, incluyendo los salariales, podrían ser factores que dificulten la contención de sus precios en el medio plazo.
La extensión de las medidas de reducción de impuestos para moderar la inflación también se ha visto reflejada en las cifras de estos últimos meses. Así, el IVA de la electricidad ha vuelto a reducirse hasta el 10% desde julio y el IVA de los alimentos básicos, incluido el aceite de oliva, se mantendrá en el 0% hasta el mes de octubre, cuando aumentará hasta el 2%. Todo ello supondrá cierta contención de los precios en estos productos en los próximos meses.
En la Unión Monetaria, la inflación también ha desacelerado significativamente, cuatro décimas hasta el 2,2%, mientras que en España el IPCA de agosto redujo su tasa interanual cinco décimas, hasta el 2,4%, por lo que el diferencial se redujo a dos décimas.
Análisis desagregado
Dentro de la inflación subyacente, se observa un comportamiento heterogéneo en los precios de sus componentes. Así, mientras los precios de los servicios incrementan en una décima su tasa interanual hasta el 3,5%, convirtiéndose en el elemento más inflacionista de la cesta, los precios de los bienes industriales sin productos energéticos disminuyen su tasa de variación en dos décimas hasta el 0,5%; y los alimentos con elaboración, bebidas y tabaco recortan su tasa interanual en tres décimas, hasta el 3,1%.
Los precios de los alimentos sin elaboración desaceleran su tasa interanual en nueve décimas, hasta situarse en el 1,7%.
Los productos energéticos registraron una significativa caída de sus precios hasta el -1,5%, frente al 2,7% del mes anterior, debido fundamentalmente al retroceso de los precios de carburantes y lubricantes y el menor incremento de los precios de la electricidad, gracias a que de nuevo se le aplica un IVA del 10%.
En agosto, el precio del petróleo descendió por la menor demanda de China y el temor a una desaceleración en Estados Unidos. El crudo Brent se situó en 80,4 dólares/barril en el promedio del mes, un 5,6% inferior al precio de julio, y un 6,7% menor que el de un año atrás. En euros, el descenso fue del 7,6% en tasas anuales. En los primeros días de septiembre, la mayor oferta de crudo y la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento de la demanda siguen moderando los precios hasta los 73,9 dólares/barril de media, que, de mantenerse, implicarían descensos significativos en las tasas anuales, del 21,1% en dólares y del 23,5% en euros. Los futuros apuntan a que las tasas seguirán negativas durante el resto del año, aunque moderando su intensidad.
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