En los últimos años, fenómenos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales y fuertes inundaciones han sacudido de la peor forma a un gran número de ciudades europeas. Y es que, pese a que Europa no es una de las regiones más vulnerables a estas catástrofes climáticas, según algunos expertos, varios países del continente siguen siendo vulnerables a estos desastres cada vez más frecuentes.
La reciente DANA que azotó a la Comunidad Valenciana y a otras ciudades españolas a finales del año pasado es solo uno de los fenómenos meteorológicos a los que se ha enfrentado, no solo España, sino Europa en los últimos años. Catástrofes como las inundaciones que sufrieron Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo en 2021 o la borrasca que sacudió a las ciudades de Grecia, Turquía y Bulgaria en 2023 ponen de manifiesto el severo problema al que nos enfrentamos, cada vez con más asiduidad.
¿Por qué se dan cada vez más estas catástrofes?
El cambio climático es el precursor principal de que cada vez se den más estas situaciones con extremas precipitaciones y de mayor intensidad. Y es que, la quema de combustibles fósiles en la actividad industrial, la deforestación o el consumo excesivo y la emisión de grandes cantidades de gases de efecto invernadero, son algunos de los causantes de que el cambio climático se esté viendo acelerado y traiga consigo una serie de consecuencias nefastas: entre ellas, por ejemplo, la subida y el aumento de temperaturas, que incrementa el número de incendios en los meses más calurosos de verano o hace que las temperaturas frías del Ártico se eleven hasta el doble, las precipitaciones extremas, que destruyen hogares e infraestructuras urbanas y suponen una grave pérdida humana, o el calentamiento del agua de mar y el aumento del nivel de océano, que favorece los casos de inundaciones, sobre todo en zonas costeras como es el caso de Florida (EE. UU) o Venecia (Italia).
Para tratar de poner fin a esta situación, una buena medida sería la de emplear el modelo de Ciudad Esponja, ideado y planteado por el arquitecto paisajista Kongjian Yu a principios de los 2000, basado en “aplicar en las ciudades un modelo urbanístico que sea respetuoso con el medio ambiente; es decir, que sea capaz de absorber y gestionar las aguas, tanto pluviales como superficiales, de forma óptima”. Este modelo se consigue mediante el diseño y desarrollo de infraestructuras concebidas para imitar el ciclo hidrológico natural del agua mediante los Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible (SUDS).
Objetivos de los SUDS
Las ciudades esponja son una medida óptima, no solo en caso de inundaciones urbanas, sino también en situaciones de escasez de agua y ante los efectos de las islas de calor – es decir, cuando ciertas áreas urbanas no se enfrían debido a la acumulación del calor, causado por los gases contaminantes o la falta de zonas verdes -. Para llevar a cabo este modelo se deben priorizar los parques, jardines o espacios verdes, así como los pavimentos permeables que mejoren las condiciones de las ciudades a la hora de capturar y absorber el exceso de agua pluvial.
En ACO cuentan con SUDS para hacer frente a los desafíos que surgen con el cambio climático de forma innovadora con el objetivo de:
- Crear ciudades más respetuosas con el ciclo natural del agua intentando imitar la situación previa al actual escenario urbanizado, además de aumentar su permeabilidad, creando más zonas verdes y sistemas de recogida y tratamiento de agua.
- Captar el agua de lluvia mediante el uso de materiales filtrantes como capas granulares, geotextiles y celdas drenantes, preservando así su calidad.
- Reducir la escorrentía pluvial urbana, es decir, el agua de lluvia no absorbida por el terreno. Las aguas captadas y tratadas por los SUDS pueden ser atenuadas al Dominio Público Hidráulico (DPH) o acumuladas en depósitos, bien para su reutilización (riego) o bien para su infiltración en el terreno (depósitos de infiltración), recargando el freático.
- Tratar la escorrentía pluvial urbana al reducir su carga contaminante provocada por la actividad ciudadana mediante un filtrado con capas granulares y geotextiles.
- Apostar por una economía circular en el ciclo urbano del agua. Al considerar el agua de lluvia como un recurso natural valorizable, se capta y se gestiona preservando y/o restaurando su calidad, permitiendo así usos posteriores (riego, baldeo, inodoros, recarga del freático), en espacios de ocio y deportivos, incluso en usos paisajísticos (láminas de agua, cuerpos de agua, humedales), o su vertido a cauce (DPH).
El objetivo principal de estos sistemas es el de reducir la cantidad de agua en el vertido final y mejorar así la calidad de ésta al llegar a parar al medio natural. Y es que, los sistemas de ACO dan respuesta a todas las necesidades del WaterCycle, abarcando todas las fases de la planificación del drenaje, la gestión, el tratamiento y, posteriormente, la reutilización del agua. Dentro de este ciclo, tienen cabida los SUDS para el aprovechamiento, la biofiltración (filtración física y la depuración biológica mediante biomasa en soporte físico), el tratamiento (separación de agentes contaminantes), el almacenamiento, la infiltración (celdas soterradas) y la regulación de caudal (evacuación controlada de agua).
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