El caso de Finlandia considerado por el Foro Económico Mundial y la OCDE, entre otros como el país con más alta calidad educativa, ilustra sobre la dirección que deberían tomar los cambios. Finlandia carece de toda materia prima estratégica, y decidió invertir en sus recursos humanos. Lo logró en menos de 50 años, y es uno de los países más adelantados del mundo en tecnología de punta en base a su excelente sistema educativo.
Algunas de sus claves:
- La inversión en educación tiene prioridad. Superó el 7% del producto bruto. La de América Latina si bien ha mejorado, está a distancia. Algunos países escasamente superan el 3%.
- La enseñanza es totalmente pública y gratuita desde la edad temprana, con preescolares de muy alta calidad, hasta la finalización de postgrados en la Universidad. La educación es realmente un factor de igualación.
El país junto con los otros nórdicos, Noruega, Suecia y Dinamarca, tiene uno de los más bajos coeficientes Gini de desigualdad en los ingresos, es de 0.25 frente a más de 0.50 en América Latina. - El maestro es la figura central del sistema educativo. Se prepara especialmente en maestrías.
Es una carrera del más alto prestigio social y bien remunerada. Se le dan plenas posibilidades de autonomía en el aula. La presentación de candidatos para los cupos de maestros es masiva, y solo el 5% es seleccionado. - Los altos niveles de remuneración le permiten desempeñarse con toda dignidad. Un profesor de secundaria gana 4200 euros por mes, bastante más que el salario medio de la economía.
- Hay sindicatos y muy fuertes, pero la negociación para ajustar las condiciones es continua y no ha habido ninguna huelga en los últimos 30 años.
- Hay un maestro cada 20 alumnos.
- Así como reina un clima de confianza hacia los maestros, ni siquiera hay inspección. También se traslada al interior del aula. Se trata de que el alumno desarrolle el interés por aprender, y disfrute de su aprendizaje. No se lo carga de tarea fuera de la clase, para que pueda cultivarse como niño y adolescente en cuestiones fundamentales para su desarrollo como persona, como pueden ser el juego (en los niños), el deporte, la cultura, el trabajo voluntario, y la socialización.
No se trata de convertir a los países latinoamericanos en réplicas de Finlandia, o los otros países nórdicos con modelos parecidos y muy buenos resultados, pero si de sacar enseñanzas de ellos, que han pasado del discurso pro educación a los hechos, en los presupuestos, en convertir al maestro en un “héroe” de toda la Sociedad, darle plenos estímulos, y devolver a la escuela la alegría de un aprendizaje cabalmente productivo.