Con motivo del Día de la Tierra, World Vision presenta un nuevo análisis en el que pone de relieve cómo la degradación de la tierra y los conflictos están provocando la crisis del hambre en 23 de los países más afectados. La evaluación, llevada a cabo por Ai Superior para World Vision, revela que es probable que las zonas que sufren degradación de la tierra experimenten un 32% más de muertes, un 24% más de conflictos y un 23% más de días de conflicto en los seis meses posteriores. También es probable que el aumento de los conflictos provoque un aumento de la degradación de la tierra en los seis meses siguientes.
Bucle negativo debido a la acción humana
“Estos resultados muestran el bucle negativo entre la degradación de la tierra, el hambre y los conflictos, y en qué medida se debe a la acción humana”, afirma Isabel Gomes, Directora de Operaciones Humanitarias de World Vision. “Los patrones que hemos visto de degradación de la tierra, que conducen a una mayor probabilidad de muertes relacionadas con los conflictos, y viceversa, es una tendencia general a pesar del aumento de la vegetación desde 1989”.
“A pesar de que el problema de la degradación de la tierra ha disminuido en los últimos treinta años (desde 1989, ha habido un aumento del 79% en la cubierta vegetal verde en los países que sufren inseguridad alimentaria aguda o riesgo de hambruna), esta investigación muestra que, donde hay degradación de la tierra, existe un fuerte vínculo con el conflicto, y donde hay conflicto, a menudo vemos un aumento posterior de la degradación de la tierra”, explica Isabel Gomes.
“Este hallazgo subraya la preocupante realidad de que la hambruna es una cuestión política más que de tierras cultivables y producción de alimentos. Como problema creado por el hombre, la prevención de la hambruna exige soluciones creadas por el hombre. Es la forma en que estamos tratando a nuestro planeta -y entre nosotros- lo que está causando una pérdida de vidas, daños al medio ambiente y, en última instancia, un alto riesgo de hambre”.
Nuevas tensiones debido a los conflictos actuales
Las repercusiones económicas de la pandemia del COVID-19 y la guerra en Ucrania han añadido nuevas tensiones a situaciones ya de por sí frágiles. En los países que sufren la degradación de la tierra y los conflictos, las personas más vulnerables luchan por comer lo suficiente, ya que la crisis destruye los medios de subsistencia y los ingresos, hace subir los precios de los alimentos y aumenta la desnutrición infantil.
“No hay lugar para el hambre en el siglo XXI y la actual crisis mundial del hambre está provocada por el hombre. Este nuevo análisis nos muestra que cuidar de nuestro medio ambiente, podría ayudar a mitigar el riesgo de conflictos en algunos contextos, y reducir su duración, salvando vidas, reduciendo la vulnerabilidad, y ayudando a las comunidades a recuperarse más rápidamente”.
“Invertir para prevenir la degradación de la tierra, buscar la paz y hacer frente a otros factores de estrés provocados por el hombre es crucial para evitar la muerte de millones de niños y niñas por malnutrición. Esto requiere compromiso y voluntad política para abordar las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria, la pobreza y la vulnerabilidad a nivel mundial, nacional, comunitario y familiar”, concluye Isabel Gomes.