El director de la empresa, Antonio Guerín, considera que este novedoso método de transporte es la alternativa "ideal" para moverse en la ciudad. "Es un medio que apenas contamina, ligero, que evita atascos, pérdidas de tiempo en búsquedas de aparcamiento y, que, además, supone un gasto pequeño", señaló recientemente en unas declaraciones recogidas por Europa Press.
En algunos países europeos como Holanda la bicicleta tradicional es desde hace años uno de los principales sistemas de transporte urbano, un hecho facilitado por el paisaje plano imperante. Sin embargo, en España "se prefiere usar vehículos a motor, como el coche o la motocicleta, bien porque nuestro territorio presenta más montañas y cuestas o bien por la falta de costumbre de desplazarse pedaleando", explica Guerín.
Desde el punto de vista estético, una bicicleta eléctrica presenta el mismo aspecto que una tradicional. La única diferencia estriba en un pequeño motor colocado en el eje trasero que sólo funciona cuando se pedalea y que se alimenta a partir de unas baterías, situadas debajo del sillín o en las valijas.
Este motor ofrece una ventaja clara respecto a la bici tradicional, porque permite que personas que no sean ciclistas o cicloturistas "afronten con comodidad recorridos exigentes o con pendientes, sin necesidad de ningún entrenamiento, gracias a que el verdadero esfuerzo no lo realiza el ciclista".
Detrás de esta nueva moda, se encuentra un factor tecnológico, puesto que desde hace poco menos de dos años se han empezado a introducir las baterías de litio y modelos más ligeros realizados con aluminio.
Así, después de su uso, "se puede sacar la batería y cargarla cómodamente en cualquier enchufe de la casa", un proceso similar al que se realiza con el teléfono móvil, que tarda como media 6 ó 7 horas y se puede efectuar por las noches para tener preparada la bicicleta para el día siguiente. Por otro lado, el peso de los modelos es menor, hasta convertirse en vehículos "realmente portátiles", asegura Guerín –incluso existen versiones plegables– que se pueden transportar fácilmente.
Estas bicicletas eléctricas son una opción muy recomendable para personas que quieren cubrir trayectos cortos y, además, ahorrarse dinero. Según Guerín, el gasto de electricidad de los motores de estos vehículos es de tan sólo un euro por cada cien kilómetros.