Cuando faltan pocas semanas para las elecciones generales, la ONG Educo publica los resultados de una encuesta a 1.000 niños y niñas, de entre 12 y 17 años, a lo largo de todo el territorio español, para conocer el nivel de confianza que la clase política inspira en la infancia. Los resultados muestran que el 87,1 % no confía en políticos y políticas. El porcentaje se engrosa algo más al preguntarles por la implicación: el 90 % de los chicos y chicas afirma que la clase política no los tiene en cuenta cuando toma decisiones.
Así lo cuenta Pablo, de 12 años, recientemente preguntado en el marco de la campaña Activa la Escucha: “Yo creo que los políticos generalmente no nos toman en cuenta, porque creen que no es posible que digamos algo interesante. Es como antes, cuando las mujeres no estudiaban. Que lo hiciesen era algo impensable. Pero, al final son los cambios que llegan con la evolución. Yo creo que, si a los niños se nos escuchara, pues habría muchas decisiones que cambiarían y habría muchas cosas que podrían mejorar”.
La educación de calidad debería ser una prioridad
La encuesta también revela que los niños y las niñas consideran que la educación de calidad debería ser una prioridad (incluso por delante de la promoción del empleo, la lucha contra la violencia hacia la infancia, atender la salud mental, combatir la inflación o proteger el medio ambiente, por este orden). A pesar de ser un tema importante para niños y niñas, el 92,7 % cree que los políticos no hacen lo suficiente por su educación, y piden sobre todo que se ocupen de que haya menos bullying y otras violencias en el colegio.También reclaman que el profesorado este mejor preparado para enseñar.
“El derecho a la educación de calidad y segura debería ser una prioridad para todos los partidos políticos. No olvidemos que este derecho posibilita y refuerza que se pueda disfrutar del resto de derechos. Una sociedad que no invierte en educación se está condenando a sí misma”, afirma Macarena Céspedes, Directora de Incidencia e Investigación Social de Educo.
De la encuesta se desprenden más datos: un 67,6 % piensa que la clase política solo escucha a la infancia y la adolescencia en periodo electoral; del 90% que considera que no se les tiene en cuenta, el 64 % afirma que el motivo principal es que no votan y no pueden hacer que ganen o pierdan. Además, prácticamente ninguno quiere ser político (el 94,5 %), de los cuales, un 83 % afirma que es porque no hacen lo que prometen.
Da la cara por la infancia
Con los datos que se desprenden de la encuesta, un día antes del inicio de la campaña electoral para las generales, la ONG Educo lanza una acción que simboliza que todos los políticos se parecen porque finalmente ninguno tiene en cuenta a los niños y las niñas. Por ello, un motor de inteligencia artificial fusiona las caras de los cuatro candidatos a la presidencia a nivel estatal (Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoo, Yolanda Díaz y Santiago Abascal). La infancia piensa que son intercambiables, por eso pierden su verdadero rostro.
Para recuperar la propia identidad, Educo pide a todos los partidos políticos que den la cara por la infancia. “Dar la cara por la infancia significa involucrarse y preocuparse por ella. Significa también incluir lo que los propios niños y niñas piden, que se los reconozca como agentes de cambio”, explica Céspedes.
Educo plantea distintas propuestas a todos los partidos para que den la cara y se comprometan a reducir la pobreza infantil y la desigualdad, así como a proteger a niños, niñas y adolescentes de la violencia. Para lograr ambas cosas, reclama aumentar la inversión en educación desde el 0,19 % del PIB actual al 0,44 % del PIB en 2025.
Asimismo, la ONG pide garantizar el acceso al comedor escolar, especialmente para la infancia más vulnerable —solo el 11,7 % recibe algún tipo de ayuda para poder ir—, e instaurar una ayuda universal a la crianza de 100 euros mensuales por hijo e hija hasta los 17 años. “Uno de cada tres niños, niñas y adolescentes vive en riesgo de pobreza y exclusión, es el colectivo con menos acceso a derechos básicos. Hablamos de 2,6 millones, una cifra vergonzante que además nos sitúa en el segundo puesto del triste ranking de la pobreza infantil en toda Europa. La educación es clave para reducir estos datos”, recalca Céspedes.
Entre sus peticiones también se encuentra garantizar una educación de calidad entre los 0 y 3 años; la puesta en marcha de manera urgente de la figura del Coordinador de Bienestar en todos los centros educativos; desarrollar y mejorar la participación de la infancia y la adolescencia en espacios de decisión; o que se garantice el derecho a extraescolares, así como al ocio y al tiempo libre, a las familias más vulnerables.