La firma del Acuerdo de París en 2015 suposa para Endesa un reto en materia de cambio climático sin precedentes, con el establecimiento de objetivos ambiciosos en materia de cambio climático que han marcado la hoja de ruta para el establecimiento de la estrategia de la compañía en los diferentes planes estratégicos, según pone de manifiesto mediante comunicado de prensa.
Desde la entrada en vigor del Acuerdo de París, Endesa ha reducido ya sus emisiones un 67% desde 2015 y más de un 80% desde 2005, cuando entró en vigor el Protocolo de Kioto. Un hito que pone a Endesa en cabeza de la lucha contra el cambio climático y que da muestra del compromiso de la compañía con el presente y futuro de nuestro planeta.
Con la meta de ser una compañía NET Zero en 2040, Endesa aspira a tener una producción renovable del 100% para esa misma fecha.
“Estamos viviendo un momento crítico, en el que las evidencias científicas y la ambición en los nuevos objetivos climáticos está provocando una actualización integral de la legislación, que sin duda afecta a todos los sectores económicos. Las empresas debemos estar a la altura de las circunstancias y realizar cambios significativos en nuestras operaciones, impulsando planes de transformación sostenible muy ambiciosos en materia de descarbonización”, según Jorge Pina, director de medio ambiente de Endesa.
Plan estratégico 2024-2026
La compañía cuenta con un nuevo plan estratégico para el periodo 2024-2026, en un contexto de mayores costes financieros y de inflación que pueden afectar al ritmo de electrificación de la economía. Esta coyuntura, unida a la necesaria visibilidad sobre cuestiones regulatorias críticas a escala nacional y europea, han llevado a la empresa a recalcular su hoja de ruta futura y a reenfocar sus pilares y estrategias de crecimiento, informa mediante nota de prensa.
Para el periodo 2024-2026, los tres ejes estratégicos de Endesa son: la rentabilidad y la flexibilidad, con el modelo de socios externos y rotación de activos en marcha, a la hora de decidir el destino de las inversiones; la eficiencia y efectividad de las operaciones, con mayor control de costes y maximizando la generación de caja; y, por úlitmo, la sostenibilidad financiera y ambiental.
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