Por fin se ha puesto en marcha el reconocimiento legal de las #EmpresasConPropósito en España, incorporado en una enmienda en la Ley Crea y Crece, por la cual se brinda la oportunidad a las empresas de transformar su modelo de negocio y rehumanizar la economía a través de la figura jurídica de las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC).
El pasado 1 de julio, el Congreso de los Diputados aprobó en el Pleno la creación de una nueva figura jurídica, las Sociedades de Beneficio e Interés Común (SBIC), un reconocimiento legal que hoy entra en vigor y que reconocerá las Empresas Con Propósito en España. Este marco jurídico incluye una enmienda transaccional dentro de la Ley Crea y Crece que acoge a todas aquellas compañías que generan un beneficio social y ambiental, además de un retorno económico.
El reconocimiento legal de las SBIC es el resultado de la iniciativa “Empresas Con Propósito”, coordinada e impulsa B Lab Spain. Cabe destacar que Corresponsables ha sido reconocipa por B Lab Spain como Empresa Con Propósito, por cumplir con los criterios que establece la organización:
- Compromiso legal: incluir el propósito social en los estatutos de la sociedad para que los directivos de la compañía deban asegurar su cumplimiento y, de este modo, se genere un impacto positivo en la sociedad.
- Alcance transversal: compromiso con creación de valor social, ambiental y económico, considerando los intereses de los trabajadores, proveedores, clientes, las comunidades y el medio ambiente.
- Evaluación independiente: someterse a sistemas de evaluación reconocidos, independientes y comúnmente aceptados que garanticen el cumplimiento de altos estándares de desempeño social y ambiental.
Informe de impacto: hacer público de forma regular los beneficios y resultados económicos, sociales y ambientales para que todo ciudadano pueda conocer con transparencia la contribución de la compañía a la sociedad.
Con la creación de esta figura legal, España avanza para situarse a la vanguardia en la promoción de la economía de impacto, tanto por el impulso del sector empresarial con propósito que supone su reconocimiento legal; como por los estímulos que puede generar el propio Estado, principalmente desde el ámbito de la financiación y la compra pública.
Y es que, disponer de una figura como la SBIC permitirá tanto al capital privado como al sector público identificar más fácilmente empresas en las que canalizar su inversión, ya que tanto el inversor como la propia empresa estarán alineados en su propósito: generar un impacto social y/o ambiental positivo a través de la actividad empresarial.