La Dra. Linda Henkel es catedrática y actualmente preside el Departamento de Ciencias de la Psicología y el Cerebro de la Universidad de Fairfield, en Estados Unidos. Su especialidad es la psicología cognitiva, concretamente la investigación de la memoria en entornos cotidianos.
La Dra. Henkel ha publicado trabajos de investigación pioneros sobre el modo en que tomar y ver fotos influye en los recuerdos que tienen las personas de sus propias experiencias. Sus trabajos se han publicado en revistas como Psychological Science, Memory, Psychology & Aging y Journal of Memory and Language, entre otras.
La Dra. Henkel ha colaborado con Epson Europe en su última investigación para la campaña “El Poder de Imprimir”, que analiza cómo la impresión, cuando se realiza de forma responsable, puede ayudarnos a conservar los recuerdos durante más tiempo.
Forma importante de ayudar a reforzar recuerdos
La Dra. Henkel ha colaborado con Epson Europe en su última investigación para la campaña “El Poder de Imprimir”, que analiza cómo la impresión, cuando se realiza de forma responsable, puede ayudarnos a conservar los recuerdos durante más tiempo.
Según este estudio, sólo el 2% de las fotos que se encuentran en los dispositivos móviles acaban en la pared de los hogares, y más de un tercio de las personas encuestadas admite no tener fotos impresas de familiares o amigos en sus casas.
Para la Dra. Henkel, tener fotos expuestas en el hogar y en el lugar de trabajo es una forma importante de ayudar a reforzar estos recuerdos, así como de aumentar nuestros sentimientos de conexión social y de bienestar. Así lo explica:
“Crecí rodeada de fotos. Mi padre era fotógrafo especializado en retrato infantil y familiar. Quizás por eso no resulte extraño que en mis más de 25 años como profesora de psicología e investigadora de la memoria, con estudios sobre el funcionamiento de la memoria, una parte de mi investigación se haya centrado en el impacto que tiene hacer y revisar fotos en nuestros recuerdos.
A pesar de los cambios tecnológicos generalizados con la llegada de la fotografía digital, los teléfonos inteligentes y las redes sociales, algo que no ha cambiado es la gran importancia que conceden las personas a las fotografías personales y el valor positivo que supone mirarlas.
Las investigaciones demuestran que mirar fotos de personas importantes en nuestras vidas, aumenta nuestros sentimientos de conexión social, nos recuerda nuestros valores y activas regiones cerebrales asociadas a sentimientos de seguridad. En el reciente informe de Epson Europe sobre los hábitos de impresión de las personas, se demuestra que mirar fotografías de la familia y amistades nos ayuda a sentirnos más cerca de esas personas y provoca emociones positivas y beneficiosas para nuestro estado de ánimo. Asimismo, también hay trabajos previos que demuestran que mirar fotos personales puede influir en cómo nos sentimos con nosotros/as mismos/as y conectarnos con nuestras raíces culturales y genealógicas.
Cuando exponemos fotos físicas en nuestras casas o lugares de trabajo -enmarcadas en las paredes o escritorios, colgadas en neveras o espejos- tenemos la oportunidad de retroceder en el tiempo y recordar momentos especiales de nuestras vidas y a personas que nos importan. Mostrar fotografías también nos permite compartir con los demás qué representan las personas o acontecimientos que allí se retratan. Esto resulta muy valioso, pues los estudios demuestran que recordar nuestras vidas, solos/as o con otras personas, puede aumentar nuestra sensación de bienestar, reducir el sentimiento de soledad y dar un mayor sentido a nuestras vidas. Por eso, exponer fotos impresas es una gran oportunidad para obtener esos beneficios positivos.
Ver fotos personales nos ayuda a recordar mejor
De hecho, la principal razón por la que las personas dicen hacer fotos es para recordar: capturamos en nuestras fotos acontecimientos especiales, personas y lugares importantes o dignos de mención, así como aspectos ordinarios de nuestra vida cotidiana. También hacemos fotos por motivos sociales: para compartir nuestras experiencias, mantener y mejorar las relaciones sociales y comunicarnos con los demás.
La facilidad de la fotografía digital y el uso generalizado de los teléfonos inteligentes hacen que tomemos más fotos que nunca, y que a menudo las compartamos en redes sociales con solo pulsar un botón. Las personas publican fotos para comunicar información sobre dónde están, qué hacen y cómo se sienten; lo cual es una forma maravillosa de comunicarse, pero si no somos conscientes de ello, podemos estar saboteando aquellos objetivos propios orientados a la memoria y podemos despreciar ciertos beneficios sociales asociados a compartir en persona.
De hecho, las fotos pueden cumplir mejor su función de ayuda a la memoria cuando nos tomamos el tiempo de mirarlas en lugar de limitarnos a acumularlas en nuestros teléfonos. Por ejemplo, cuando compartimos fotos en las redes sociales, a menudo centramos nuestra atención en las respuestas de las personas a nuestras publicaciones, como cuántos “me gusta” o comentarios recibimos, y las investigaciones demuestran que es menos probable que recordemos detalles de nuestras experiencias cuando publicamos de esta manera en las redes sociales. Por eso resulta tan importante buscar maneras de aumentar la posibilidad de mirar nuestras propias fotos e interactuar con ellas, como imprimirlas.
Los estudios demuestran que ver fotos personales nos ayuda a recordar mejor las experiencias allí representadas y a sentir cómo nos transportamos atrás en el tiempo, reviviendo esos acontecimientos. Revisar fotos también sirve para mantener la fuerza y viveza de nuestros recuerdos. Los recuerdos no son instantáneas congeladas que se archivan en los bancos de memoria de nuestro cerebro. Pueden volverse menos accesibles y vívidos con el paso del tiempo y la edad. Cada vez que recordamos una experiencia, por ejemplo, al mirar una foto y rememorar el acontecimiento pasado, activamos neuronas en todo el cerebro y tenemos la oportunidad de reforzar ese recuerdo, a veces añadiendo nuevas perspectivas e información adicional.
Es más, las fotos nos ayudan a recordar más allá de los detalles visuales que aparecen en ellas. Mirar la foto de la clase de tercero de primaria puede recordarme no sólo la ropa que llevaba ese día y mi aspecto, sino también aquella época en general. Por ejemplo, puedo recordar la obra de teatro en la que participé ese año. El compañero de clase que dejó la escuela antes de hacer esa foto de la clase. Cuando activamos un recuerdo al mirar una fotografía, pueden activarse otras representaciones neuronales en el cerebro, lo que da lugar a otros recuerdos asociados. Así pues, las fotos pueden servir como excelentes pistas de recuperación, ayudando a traer nuestros recuerdos a la mente con mayor facilidad y manteniéndolos vivos, pero sólo si nos tomamos el tiempo de mirarlas e interactuar con ellas. Tener fotos impresas en casa y en el trabajo nos ayuda a tenerlas más a mano en nuestra vida cotidiana.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables y en el Buena práctica de EPSON en el Anuario Corresponsables 2023.