El 88,4% de los catalanes considera que los fenómenos meteorológicos extremos son la consecuencia más grave del cambio climático.
La alarmante combinación de huracanes, olas de calor y sequías, unido al derretimiento de los polos y el aumento de incendios forestales subrayan la urgente necesidad de abordar medidas para afrontar la crisis climática, una preocupación que concierne al 89,3% de la sociedad catalana.
Así se desprende del primer estudio de percepción ciudadana sobre el cambio climático que la Fundación AXA, en colaboración con Sigma Dos, ha realizado en Cataluña.
Entre las iniciativas para mitigar los efectos del cambio climático, Cataluña activará la fase de emergencia por sequía en las próximas semanas, una medida que implicará restricciones que afectarán a más 200 municipios que se verán obligados a reducir su consumo de agua a 200 litros por habitante.
A pesar de que nueve de cada diez catalanes son conscientes de la gravedad de la situación, tan solo el 59% considera tener un conocimiento medio sobre la crisis medioambiental, siendo mayor entre la población más joven o en personas con mayor nivel de estudios e ingresos.
Respecto a las causas que han originado el cambio climático, el 77,8% de la población de Cataluña lo atribuye fundamentalmente a la acción humana más que a causas naturales. Y en concreto, los catalanes creen que la actividad industrial, con la quema de combustibles fósiles y la generación de residuos, es el aspecto que más incide en la crisis medioambiental (60,6%); seguido de la deforestación (58,6%), el consumo de energía basado en combustibles fósiles (51%) o el uso de los mismos para el transporte (48,9%).
Este ranking difiere de la opinión nacional, que pone en primer lugar a la deforestación (55,9%) por encima de la actividad industrial (53,2%).
En este sentido, más de la mitad de los catalanes considera que la crisis energética está ralentizando mucho o bastante la descarbonización y la lucha contra el cambio climático. Esta opinión se acentúa ligeramente entre los hombres, en mayor medida entre las personas mayores de 65 años y mucho más en los territorios con mayor tamaño de hábitat.
Josep Alfonso, director general de Fundación AXA, ha destacado que “el cambio climático es una realidad tangibleque afecta a toda la población del planeta. Prueba de ello es el reciente Acuerdo de Dubái, firmado por 198 países durante la COP28, que pone de manifiesto las medidas urgentes que deben adoptar las naciones adheridas, entre ellas España. Estos compromisos son fundamentales para avanzar en la descabornización del planeta, pero carecen de resultados si no van acompañados de la concienciación de la población para remar juntos en su cumplimiento. Por ello, es esencial conocer cómo piensan y actúan las personas de a pie, porque solo con el esfuerzo conjunto de todos seremos capaces de mitigar los efectos de esta crisis medioambiental”.
El cambio climático y su impacto en la alimentación y/o la salud, lo que más preocupa a los catalanes, por encima de los conflictos armados o nuevas amenazas de seguridad.
Si tomamos como base ese 90% que sí cree que se está produciendo un cambio climático, solo el 28% de la población piensa que este es el problema más preocupante al que se enfrenta la humanidad, pero se posiciona en primer lugar por encima de la inquietud que pueden sentir respecto a los conflictos armados, el terrorismo o las nuevas amenazas a la seguridad (18,8%).
Esta opinión, que coincide con la nacional, está extendida entre los hombres y mujeres de todas las edades, sin embargo son los menores de 30 años los que más identifican el calentamiento global como la cuestión más alarmante.
De hecho, en una escala del 0 al 10 (siendo 0 nada preocupado y 10 muy preocupado), los catalanes sitúan su grado de preocupación en un 7,8, dos décimas por encima de la media nacional. Este número es ligeramente mayor entre las mujeres catalanas, y aumenta con la edad llegando al 8,2 en los jubilados.
En este sentido, los ámbitos de la vida que más les preocupan son la salud (80,4%) -concretamente las enfermedades respiratorias, las relacionadas con olas de calor o la salud mental- y la alimentación (74,6%), seguido de la familia y el empeoramiento de la situación económica y laboral.
En general, las mujeres son quienes muestran mayor preocupación por el impacto que puede tener el cambio climático sobre las distintas enfermedades.
La Unión Europea y los organismos internacionales, los principales actores para mitigar la emergencia climática
Entre los encuestados que han manifestado su preocupación por la crisis climática, cerca del 70% espera un papel muy activo por parte de la Unión Europea y los organismos internacionales, seguido de casi un 65% que recae en el Gobierno de España, un 58% en los medios de comunicación y por detrás, en los gobiernos autonómicos y locales. Además, cerca del 50% espera un papel muy activo de la sociedad civil.
A pesar de sus expectativas, la realidad es que los catalanes perciben un nivel muy bajo de implicación de los distintos actores, alejada del papel activo que se espera de ellos.
En relación a la responsabilidad individual, el grado en que los catalanes consideran que sus acciones son suficientes en la lucha contra el cambio climático se sitúa en un 6,2, pero la mayoría sí apoya la implementación de medidas para combatir la crisis medioambiental.
Concretamente, un 90,4% defiende un mayor aprovechamiento del agua -tratamiento de aguas residuales, rehúso, captación de lluvia- como principal línea de acción a seguir, seguido de un 88,9% que aboga por promover la reforestación y el uso de biofertilizantes, y un 87% que apoya el incremento de áreas verdes en las zonas urbanas de las ciudades más transitadas.
Si acotamos las medidas al ámbito cotidiano de la vida diaria, evitar el desperdicio alimentario es la acción que en mayor medida (86,4%) llevan a cabo los catalanes. En segundo lugar, el 78,4% señala que reutiliza o recicla productos como el plástico, el papel o el vidrio bastante; y un 68,6% que compra productos locales o de temporada.
Además, el grado en que los catalanes consideran que los factores ambientales son decisivos a la hora de tomar decisiones de consumo (compra de vehículos, supermercados, tiendas, decisiones de inversión y ahorro, etc.) se sitúa en un 6,6, ligeramente superior al 6,4 nacional.
De hecho, si profundizamos un poco más en estos factores decisivos, los catalanes piensan que el coste de los productos frena su voluntad de tener comportamientos más sostenibles, algo que se acentúa en los menores de 30 años, la franja más concienciada sobre el cambio climático en Cataluña. Y, aunque un 61,1% de la población piensa que es muy o bastante necesario reducir el nivel de confort de la personas en beneficio del medio ambiente, la mayoría de los catalanes no se muestran dispuestos a cambiar sus hábitos para reducir la huella medioambiental. La máxima disposición se da en los hábitos de reciclaje, y muy por debajo, la moda, la tecnología o la movilidad. El ámbito en el que menor disposición se muestra al cambio es en el turismo.
Por último, al preguntar sobre los riesgos derivados de fenómenos meteorológicos extremos, un 52,9% de los catalanes sabría cómo proteger su hogar y dispone de un seguro, pero un 25% no lo tiene por falta de recursos u otro motivo, y un 22% no sabría directamente qué hacer. En todos los casos, el desconocimiento de cómo proteger su hogar o la falta de recursos se acentúa a menor edad, y las medias sitúan a la mujer más preparada para actuar en comparación con los hombres.
El estudio se ha elaborado junto a Sigma Dos y se han realizado más de 5.000 entrevistas online a población general mayor de edad en todo el territorio español, 500 residentes en Cataluña, con un nivel de confianza del 95,5% y un error de muestreo absoluto del 4,5%.
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