El Presidente de la Fundación ”la Caixa”, Isidro Fainé, y la Presidenta Ejecutiva de la Fundación Francisco Luzón, María José Arregui, han firmado la renovación de la colaboración entre ambas entidades para apoyar económicamente proyectos de investigación que contribuyan a saber más sobre la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y poder así mejorar el diagnóstico temprano y desarrollar nuevos tratamientos para prevenir o, al menos, ralentizar el progreso de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Durante los próximos cinco años, la Fundación ”la Caixa” y la Fundación Francisco Luzón apoyarán cinco proyectos de investigación sobre la ELA con entre 500.000 y 1 millón de euros cada uno. La Fundación ”la Caixa” aportará el 75 % del importe a través de la convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud, y la Fundación Francisco Luzón, el 25 % a través del programa Talento ELA. El presupuesto se dedicará al impulso de un proyecto por año, seleccionado por un comité científico independiente.
La investigación es clave
En la última década se han realizado importantes avances en el conocimiento de las causas y los mecanismos de esta enfermedad gracias a la investigación básica y terapéutica. Sin embargo, la ELA sigue siendo una enfermedad rara, incurable por ahora y de causa desconocida que afecta aproximadamente a 200.000 personas en el mundo, 4.000 de ellas, en España.
La ELA provoca una pérdida progresiva de las neuronas motoras, lo que da lugar a debilidad y atrofia muscular, hasta provocar la inmovilidad completa de la persona afectada. La esperanza de vida es variable: el 80 % de los pacientes fallece en los primeros cinco años. Por ello, es necesario seguir dotando de recursos a la investigación de esta enfermedad. En los cinco proyectos de investigación apoyados en el marco del primer convenio de colaboración se trabaja para avanzar en la comprensión de las causas del proceso de neurodegeneración y poder así mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad, y se hace desde múltiples perspectivas.
Aunque todavía se desconocen las causas de esta enfermedad, se sabe que la neuroinflamación es uno de los mecanismos patogénicos que contribuyen a su aparición y progresión. Hasta ahora, los fármacos antiinflamatorios se han mostrado ineficaces para tratar los síntomas y frenar su evolución. De los proyectos apoyados hasta el momento, el primero que ha acabado ha sido el de Rubèn López Vales, de la Universitat Autònoma de Barcelona. Él y su equipo han demostrado que la administración oral de un lípido derivado de los ácidos grasos omega-3, la maresina, tiene efectos terapéuticos mayores que el riluzol, el único fármaco aprobado para la ELA en Europa.
El proyecto ha probado con éxito la eficacia de la maresina en modelos animales al reducir la inflamación y frenar la progresión de la enfermedad. Tras esta etapa preclínica, se están realizando ahora estudios de toxicidad y farmacocinética como paso previo al comienzo de un estudio clínico en pacientes con el objetivo último de que estos resultados acaben transformándose en un tratamiento que llegue a las personas afectadas de ELA.
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