La Cátedra de Grupo 5 y la Universidad Complutense de Madrid Contra el Estigma, han realizado un estudio en el que han participado casi 3.000 personas para medir el estigma en colectivos especialmente vulnerables como las personas con discapacidad intelectual.
La investigación de ámbito nacional es la primera de estas características y ha dado voz a las personas que tienen discapacidad intelectual en el momento actual.
De acuerdo con los datos de la encuesta cerca del 1% de las personas que participaron en la investigación afirma tener una discapacidad intelectual; una de cada diez personas convive con una persona con discapacidad intelectual, y una mayoría (64%) conocen a una persona con esta condición.
El estudio, realizado por la Cátedra de Grupo 5 y la Universidad Complutense de Madrid Contra el Estigma de la Facultad de Psicología, ha sido dirigido por Manuel Muñoz López, catedrático de Evaluación y Diagnóstico Psicológico. En él, se observa la buena disposición de las personas entrevistadas a hablar de la discapacidad intelectual (el 95,2% se muestra dispuesto a hablar del tema).
Sin embargo, en el estudio se aprecia una forma de referirse a las personas con discapacidad intelectual con un lenguaje despectivo y poco inclusivo que está presente todavía en nuestra sociedad al utilizar términos como, deficientes, retrasados o disminuidos, lo que avisa de la presencia de un estigma relevante hacia esta población
En el caso de los medios de comunicación, un 65% de la muestra considera que habría que informar de la condición de persona con discapacidad intelectual, cuando la persona comete un delito a pesar de que la difusión pública de esa información puede considerarse un comportamiento estigmatizante, vulnera en la mayoría de los casos las leyes de protección de datos y, en la inmensa mayoría de las ocasiones no aporta información relevante a la explicación del delito.
Respecto a la distancia social y la distancia de los servicios un 36% muestra una intención media-baja de acercamiento y relacionarse con personas con discapacidad intelectual, y casi la mitad de la muestra prefiera no convivir con ellas. Respecto a la distancia de los servicios para personas con discapacidad intelectual preguntando a la población si les gustaría disponer de recursos en el barrio de residencia para esta población, sólo un 2,7% muestra su oposición; un dato que contrasta con los ofrecidos hacia otros de los colectivos que se analizaron en el estudio contra el Estigma: personas sin hogar y con trastorno mental grave, que ofrecen porcentajes sensiblemente menores en aceptación y mayores en rechazo.
Por condiciones sociodemográficas, los datos arrojan que los jóvenes muestran un nivel de distancia social más bajo que los mayores respecto a las personas sin hogar y puntuaciones más estigmatizantes en peligrosidad, miedo y culpa; mientras que el grupo de mayor edad muestra puntuaciones más estigmatizantes en las dimensiones de ayuda y coacción.
En lo relacionado con el nivel de estudios de la persona entrevistada, los resultados señalan una tendencia muy clara en el sentido de que los estudios modulan el estigma hacia las personas con discapacidad intelectual. A mayor nivel de estudios, la intención de acercamiento hacia estas personas es más alta, a la vez que se reducen las atribuciones negativas.
Quienes han vivido la experiencia en primera persona presentan un estigma más elevado
Una de las mayores diferencias encontradas en el presente estudio hace referencia a la constatación de que las personas que han vivido la experiencia en primera persona de la discapacidad intelectual presentan un estigma más elevado que el resto de la población en atribuciones estigmatizantes, con un tamaño del efecto, significativo que llega a estar por encima del 50%.
Por el contrario, las personas que han tenido contacto con la discapacidad intelectual ofrecen atribuciones negativas mínimas de estigma en términos generales; muestran menos miedo, necesidad de evitación y sensación de peligro hacia las personas con discapacidad, y mayor convicción de que necesitan ayuda. La tendencia se observa en variables como la peligrosidad, el miedo, la evitación y la culpa, que aumenta para aquellas personas que han estado en situación sin hogar.
Una posible explicación puede estar centrada en que estas personas se vean menos afectadas por los sesgos de deseabilidad social que afectan a todas las encuestas de este tipo y, por ello, estén más dispuestas a reconocer el estigma real que han vivido en primera persona. En segundo lugar, también es posible que la vivencia de la discriminación y la exclusión en su propia persona les haga más conscientes del estigma real, no sólo el percibido, que afecta a las personas con discapacidad. En tercer lugar, otro componente de la respuesta puede venir determinado por el estigma internalizado o el auto estigma, que refleja el impacto social y psicológico de sufrir un estigma; incluye tanto la aprehensión de estar expuesto a la estigmatización como la posible internalización de las creencias y sentimientos negativos asociados con la condición estigmatizada.
Desde el punto de vista de las profesiones que ejercen las personas entrevistadas, se observa que son los profesionales de los cuerpos de seguridad del estado, profesorado universitario, y el personal de la administración de justicia quienes informan de mayores intenciones de distancia social y mayor estigma hacia las personas con discapacidad intelectual.
Sorprende el observar cómo los profesionales sanitarios muestran un deseo de distancia social más elevado que otras profesiones o que el voluntariado social. Por otra parte, las personas que tienen más intención de acercamiento hacia las personas sin hogar se encuentran entre las que ejercen un voluntariado, así como en el personal de seguridad privada (paradójicamente este grupo aparece entre los que muestran un mayor estigma) y los/as profesionales de servicios sociales.
Metodología. Un análisis cualitativo y cuantitativo
La investigación de la Cátedra UCM-Grupo 5 Contra el Estigma se ha centrado además de en las personas sin hogar en otros dos colectivos: personas con problemas de salud mental o con discapacidad intelectual. Colectivos que según la propia OMS (2013) han sido sistemáticamente estigmatizados y discriminados a lo largo del tiempo viendo reducidos considerablemente sus derechos y acceso a oportunidades sociales y sanitarias.
El estudio titulado “El estigma en la población española. Una mirada hacia las personas con problemas de salud mental, sin hogar o con discapacidad intelectual” se ha realizado en dos fases: en primer lugar, para conocer y dar voz a las personas afectadas por cada condición, se ha realizado un estudio cualitativo (6 grupos focales y entrevistas en profundidad) en las poblaciones de interés (salud mental, discapacidad intelectual y situación sin hogar). En segundo lugar, se ha desarrollado una encuesta cuantitativa con una muestra de 2.775 personas, que se ha combinado los resultados obtenidos en la fase cualitativa con escalas estandarizadas.
En la página web de la Cátedra de GRUPO 5 y la Universidad Complutense Contra el Estigma de la Facultad de Psicología (https://www.contraelestigma.com/) pueden acceder al estudio completo.
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