Algunos fármacos contra la diabetes tipo 2 se han hecho populares en los últimos años por sus buenos resultados en la lucha contra esta patología, pero también por el contundente efecto en la bajada de peso de pacientes con obesidad o sobrepeso, aunque el objetivo inicial de los análogos del GLP1 era mantener a raya el nivel de azúcar. En el Día de la Diabetes, especialistas en Endocrinología del grupo sanitario Ribera advierten que este tipo de fármacos “son solo un eslabón más del tratamiento contra la obesidad, en ningún caso una solución definitiva, si no se consiguen buenos hábitos de alimentación y ejercicio o se controla la ansiedad, en los casos de trastorno de la conducta alimentaria”, tal y como asegura la jefa de Endocrinología del hospital Ribera Povisa, la doctora Ruth Boente.
En la misma línea se pronuncia, Eva Anca, nutricionista del hospital Ribera Juan Cardona, quien además apunta que “son muchos los pacientes que hoy en día reclaman este tratamiento a su médico para la pérdida de peso, porque es mucho más sencillo ponerse una inyección semanal o tomarse una cápsula al día que modificar los hábitos alimentarios y comprometerse el ejercicio físico de forma regular. La mayoría busca el resultado más fácil y rápido”. Añade, sin embargo, que los especialistas “deberían valorar, antes de facilitar la prescripción de estos fármacos, la gravedad de la obesidad del paciente, su salud general, la posible pérdida ósea, las deficiencias de vitaminas, la pérdida y función muscular y los efectos secundarios, y también ser conscientes del coste de estos tratamientos.
La doctora Boente explica que “los análogos del GLP1 son moléculas que actúan sobre los receptores para este péptido, ubicados en distintos órganos, de forma que ejercen diferentes acciones como estimular la secreción de insulina dependiente de la glucosa, enlentecer el vaciado gástrico y reducen el apetito, entre otros”. Eva Anca añade que “son tratamientos que favorecen el control de los niveles de glucosa en sangre, con pérdida de peso asociada gracias a su efecto en el aumento de la saciedad y reducción del apetito, además de contar con beneficios a nivel cardiovascular y renal”. En cualquier caso, añade, “el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 debe tener un enfoque integral, tratando de individualizarlo para cada paciente, teniendo en cuenta la presencia o no de factores de riesgo”.
La jefa de Endocrinología de Ribera Povisa recuerda que en el mercado hay varios tipos de análogos y presentaciones. “Unos están indicados para el tratamiento de la diabetes y otros para el tratamiento de la obesidad”, apunta. Por tanto, añade, “pueden utilizarse unos en casos de diabetes y otros para pacientes con obesidad”. Pero Eva Anca recuerda que “en España el tratamiento con estos fármacos está financiado únicamente para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 en personas obesas con un índice de masa corporal mayor o igual a 30 Kg/m², y en terapia combinada con otros antidiabéticos, no en monoterapia, incluyendo insulina, cuando estos, junto con la dieta y el ejercicio, no proporcionan un control glucémico adecuado. “No están financiados en ningún caso cuando van destinados al tratamiento exclusivo de la obesidad o del sobrepeso, con los factores asociados ya comentados”, añade.
Sin embargo, se ha demostrado que, con una bajada de peso progresiva, pautada y controlada por un profesional, los pacientes reducen el nivel de azúcar en sangre y también mejoran su salud cardiovascular, puesto que el sobrepeso es uno de los factores de riesgo para el corazón. Víctor Serrano, dietista y nutricionista deportivo de Practiser, filial del grupo Ribera en Cartagena, explica por su parte que la pérdida de peso “reduce el colesterol, controla los triglicéridos, baja la presión arterial y, además, mejora la resistencia a la insulina”. “El especialista que decide si el tratamiento con esta clase de fármaco es el adecuado para un paciente tanto para tratar la obesidad como la DM2 es el endocrino”, apunta la nutricionista de Ribera Juan Cardona.
La doctora Boente recuerda también que todos los fármacos pueden tener efectos secundarios negativos, y en el caso de este tipo de medicación se han descrito frecuentemente sensación de plenitud o nauseosa o disminución de apetito. Con menos frecuencia pueden aparecer vómitos, diarrea o estreñimiento y excepcionalmente se han descrito casos de pancreatitis. Víctor Serrano insiste en que estos medicamentos “deben ser recetados y supervisados por un profesional sanitario cualificado. El autotratamiento puede ser peligroso”.
Con todo, la jefa de Endocrinología del hospital Ribera Povisa alerta también del posible agravamiento del problema ya existente de accesibilidad a medicamentos para tratar la diabetes. “Vivimos una etapa de desabastecimiento de análogos del GLP 1, indicados para diabetes, con múltiples factores en su origen, pero el uso de estos fármacos para casos de obesidad puede ser un agravante de esta situación”.
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