Muy lejos queda ya aquel 14 de diciembre de 1867 cuando los Hermanos de San Juan de Dios decidieron abrir un pequeño hospital de beneficencia en la calle Muntaner de Barcelona, creando así, hace 154 años, el primer hospital infantil de España y uno de los primeros de Europa.
En sus inicios, el hospital se mantenía gracias a las donaciones y sólo atendía a los niños que tenían tuberculosis o presentaban malformaciones del aparato locomotor. Hoy, más de un siglo y medio después, Sant Joan de Déu está concertado con la administración pública y atiende a cualquier niño o niña que tenga una enfermedad, por compleja o minoritaria que sea.
Aquel pequeño hospital se ha convertido en uno de los centros pediátricos de referencia en Europa, y en el centro español que más niños enfermos trata. Contar con el impulso de la sociedad ha sido clave para lograr esta gran evolución, ya que son muchos los proyectos que se financian gracias a las donaciones: investigación, creación de nuevas infraestructuras y nuevas unidades clínicas, adquisición de nuevos equipos de vanguardia, programas de humanización y de ayudas a las familias…
Todo ello, con la idea de ofrecer a los pacientes un rápido diagnóstico y el mejor tratamiento posible –algunos de ellos pioneros en el mundo- sin olvidar otro de los grandes objetivos: hacer que la experiencia de los pequeños valientes en el hospital sea lo más positiva posible. Y para todo ello, la implicación de la ciudadanía sigue siendo imprescindible.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: La humanización en los hospitales pediátricos.